Capítulo 33

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Destiny abrió sus ojos lentamente y
parpadeó para alejar las telarañas. Por un
momento, no recordó en donde se
encontraba o por qué estaba en aquel
lugar desconocido. Y cuando recordó, un
dolor como nunca haya conocido, se
arrastró lentamente por su sistema.
Carlos.
Cerró los ojos e intentó recordar todos lo
que ocurrió, pero todo lo que le venía en
la memoria era a Carlos cayendo, la
mano sobre el pecho cubierto de sangre.
Lágrimas calientes llenaron sus ojos y
escaparon de los párpados. Las sentía
escurrirse lentamente y caer por sus
mejillas. Una mano caliente agarró su
rostro y suavemente le secó la humedad.
Abrió los ojos para ver a James de pie
junto a ella, con una mirada preocupada
en su rostro. Parpadeó de nuevo para
enfocarle. Lentamente se dio cuenta del
resto del entorno. Estaba en un cuarto de
hospital. Miró al otro lado, donde vio a
Logan dormido en una silla.
La ausencia tan visible de Carlos mandó
otro espasmo de agonía por su corazón.
De su garganta, se le escapó un sollozo
—uno al que intentó reprimir— pero que
amenazó sofocarla con su intensidad.
Finalmente, fue forzada a dejarlo salir.
Sonó severo y feo, hasta en sus propios
oídos. Y una vez liberado, surgieron más
hasta que cada respiración trajo otro
llanto.
—Destiny, escúcheme, cariño. Tiene que
escucharme. Carlos está bien. No está
muerto. Está aquí.
James agarró su barbilla, forzándola
mirarlo, penetrándola con sus ojos hazel.
— ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
—exigió él.
Entonces oyó a alguien en el fondo.
— ¡Déjame, maldita sea!
— ¿Carlos? —susurró ella. No podía ser.
Lo vio caer. Escuchó el disparo. Sintió su
sangre.
Luchó para sentarse y casi perdió el
conocimiento, por el dolor que se
esparció por su pecho. James juró
encima de ella y la forzó a acostarse.
—Despacio, cariño. No te hagas daño.
Detrás de James, surgió Carlos, su cara
demarcada, ojos inyectados de sangre, la
mitad de su parte superior envuelta en
vendas. Se volvió borroso ante ella,
mientras que sus ojos se llenaban de
lágrimas. Nunca había notado tan
hermosa vista en su vida.
—Cristo, Carlos, no deberías estar
levantado —protestó James.
Carlos empujó a James a un lado, y en el
momento siguiente, Destiny se sintió
abrazada contra el cuerpo de Carlos.
Presionó su mejilla contra su pecho, una
masa de vendas empujaba su rostro. No
le importaba. No le importaba el dolor
que sentía en tal incómoda posición.
Él la besó en la frente.
—Gracias a Dios que estás bien
—susurró él.
Se alejó y Destiny agarró su mano entre las
suyas.
—No te vayas.
—Odio interrumpir —empezó James—.
Pero los dos sienten mucho dolor y deben
descansar. Eso significa vuelve tu culo
en la cama, Carlos. Os quiero
recuperados, para que podamos ir para
casa.
Destiny oyó la preocupación de su voz.
También vio dolor en los ojos de Carlos.
Su propio dolor estaba rápidamente
asumiendo el control. Pero primero tenía
que decirlo.
Llevó la mano para tocar el rostro de
Carlos.
—Te amo. Debería habértelo dicho antes.
Carlos cogió su mano y besó su palma.
—Yo también te amo.
James pasó un brazo alrededor de Carlos
y lo alejó. Carlos se apoyó contra su
hermano. Destiny miró hacia arriba donde
Logan estaba a su lado.
— ¿Está bien? —preguntó ella en voz
baja.
—Está mejor que tú —dijo Logan
secamente. Hesito un momento, antes de
tocarle el pelo—. Nos asustaste, muñeca.
Ella no contestó. ¿Cómo podía decirle qué
ellos no podían haber estado más
asustados qué ella? Nunca estuvo tan
aterrada en toda su vida. No quiso morir
con tanto remordimiento. Las cosas se
volvieron claras en aquellos horribles
minutos en la nieve, cuando estaba
segura de que nunca más volvería a ver a
James, Logan o Carlos.
—Te amo —dijo ella, permitiendo que
toda la emoción escapara en aquéllas
tres pequeñas palabras.
Logan se agachó para apretar su frente
contra la suya.
—Yo también te amo, muñeca. Tanto. No
quiero volver a estar tan cerca de perderte
nunca más.
Cerró los ojos mientras él la besó
suavemente en los labios.
—Me duele —dijo ella bajito.
Logan se levantó inmediatamente.
—Llamaré la enfermera.
Ella sonrió, estremeciendo por el
esfuerzo. Sintió la mano de James
acariciando su brazo y su hombro.
Tiernamente empujó su pelo detrás de la
oreja.
—Descansa, cariño. Estamos aquí. No
nos vamos a ir.
Destiny oyó entrar a la enfermera, sintió la
picadura de la aguja, y segundos más
tarde dio la bienvenida al olvido.
—T... te amo —dijo arrastrando las
palabras, mientras que el rostro de James
se desdibujaba.
—Yo también te amo, cariño. Ahora
descansa.

En los días siguientes, Destiny durmió la
mayor parte del tiempo. Carlos se puso
más y más irritado, hasta que la
enfermera finalmente desistió de intentar
mantenerlo en la cama. El cuarto día, le
dieron el alta oficialmente.
El mismo día, movieron a Destiny hacia una
habitación normal. James se relajó
finalmente. Carlos y Deatiny estaban fuera
de peligro. Pronto los tendría en casa,
donde pertenecían.
Se sentó en la silla, al lado de la cama de
Destiny mientras ella dormía y estiró el
cuello. Friccionó los ojos cansados y se
preguntó cómo volvería a dormir otra
noche, antes de estar seguro de que la
amenaza del esposo de Destiny desaparecía.
Del otro lado del cuarto, Carlos estaba
sentado en el sofá, con varios cojines a
su alrededor. Su hermano menor no había
descansado suficiente después de su
herida, James lo sabía, pero no sabía
cómo hacer a Carlos que se sentara.
Logan se sentó en una silla cerca de
Carlos, el cansancio se veía en sus ojos.
Todos estaban cansados. Querían la
misma cosa. Ir a casa.
El móvil de James sonó, y él respondió
rápidamente, para no molestar Destiny. Se
puso de pie y caminó hacia la puerta,
lejos de la cama de Destiny.
—James.
—James, soy Halston. ¿Es un mal
momento?
—No, ¿qué pasa?
Halston hesitó por un momento.
— ¿Cómo están Carlos y Destiny?
—Mejor. Hoy le dieron el alta a Carlos y
movieron a Destiny. Los dos necesitan
mucho descanso, pero ellos estarán bien.
—Oh, es fenomenal, James. Mira, llamo
porque pensé que debía saber que
encontramos al tío que disparó a Carlos e
intentó matar Destiny. Está muerto.
—Mierda.
—Sí, dímelo a mí. Quería vivo al bastardo.
James, sabes lo que difícil es acusar
Kendall Schmidt de cualquier cosa.
—Sí, lo sé —gruñó James.
— ¿Qué quieres qué haga?
James suspiró y se pasó la mano por su
pelo.
—No haga nada aún. Necesito hablar con
Cal, también con Carlos y Logan. No
podemos hacer nada que pueda poner a
Destiny en peligro.
—Te diré si descubro algo más
—prometió Halston.
—Gracias —dijo James antes de colgar
el teléfono.
Se dio la vuelta para ver a Destiny
estudiándolo.
—Hola —dijo mientras se acercaba a la
cama. Se agachó y la besó en la frente,
después alejó el pelo de su mejilla.
— ¿Cómo te sientes?
Sus ojos de canela lo miraban
preocupados.
— ¿Quién era al teléfono?
Él no quería disgustarla, pero no iba a
mentirla.
—Era Halston. El hombre quien te hirió…
está muerto.
Algo salvaje relampagueó en su rostro.
—Muy bien. Casi mató Carlos —dijo
mordaz.
—Casi te mató, cariño.
— ¿Cómo está Carlos? —preguntó ella.
James parpadeó por el abrupto cambio
de tema. Pero cuando estaba despierta,
Destiny se concentraba en la salud de Carlos.
Sabía que aún estaba tratando con el
susto de casi perderlo. Era un sentimiento
íntimamente familiar. Echó un vistazo y
vio a Logan y a Carlos dormidos.
—Están descansando.
Destiny cerró los ojos por un momento, los
abrió y asintió.
—Él no debería estar fuera de la cama.
James se agachó para volver a besarla.
No podía tocarla el suficiente. La besaba,
la tocaba cada vez que tenía la
oportunidad.
—Quiero ir a casa —susurró ella.
—Lo sé, cariño. Pronto. Te lo prometo.
Acarició su pelo y sentó en la cama,
cuidando de no sacudirla demasiado.
Algo pareció haberse retirado dentro de
ella. Algo que pasaba cada vez con más
frecuencia desde que se despertó. Lo
preocupaba. No tenía ni idea de lo que
estaba pensando.
Empezó a preguntarla, pero sus ojos se
agitaron, y ella los cerró lentamente. Se
quedó con ella hasta que oyó su suave y
rítmica respiración, indicando que se
quedó dormida. Se sentó en la silla, iba a
descansar un poco.

La Mujer De Los Tres HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora