Capítulo 7

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Logan estaba sentado en un escritorio, a
poca distancia de la chimenea. Estaba
concentrado en la pantalla del ordenador
y ocasionalmente tecleaba algo. ¿Tenían
aquí acceso a internet, en medio de la
nada?
Buscó a los otros, pero la casa estaba
silenciosa. Respiró hondo y cruzó la sala,
hasta llegar tras Logan.
— ¿Logan? —le llamó, exasperada
inseguridad de su voz.
Él giró la silla y la miró inquisitivamente.
— ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
—Desde luego.
Se levantó, la agarró por la mano y la hizo
sentarse en el sofá.
—Vamos a ponernos cómodos.
Ella se sentó a su lado, cuidando de
mantener una distancia segura. Un toque
y probablemente se echaría en sus
brazos e implorara que le hiciera el amor.
Lo miró fijamente por un largo momento,
después reunió el coraje y preguntó:
— ¿Eso va en serio?
Mirándola suavemente, él se echó hacia
atrás, como si supiera que necesitaba
espacio.
—Debe ser difícil para ti.
Movió la cabeza. Se tragó lo que iba a
decir, y dudó. Contener sus emociones no
era natural para ella, aunque fuera un
problema. Algo le decía que podía ser
sincera con Logan.
—Es difícil, pero no del modo en que
crees. —Se enrojeció y desvió la mirada.
Él no la forzó a hablar más, solo esperó.
—No lo entiendo —comenzó de nuevo,
intentado exhibir sus pensamientos—.
¿Cómo me pueden querer todos? Quiero
decir, puedo entender que me deseen, que
quieran tener sexo, pero James dijo... Lo
hizo sonar como si quisieran que me
quedara.
Logan asintió.
— ¿Pero cómo? No me conocen. ¿Cómo
puede ser eso algo más qué lujuria?
Sonrió y alcanzó su mano, entrelazando
los dedos. Levantando la mano, giró su
palma hacia arriba, bajó la cabeza y
depositó un beso en la piel.
Ella se estremeció, y sintió el beso como
si un rayo atravesara su brazo.
— ¿Lujuria? Oh, sí —dijo, bajando la
mano—. Pero es mucho más que eso.
Su mano cayó en el sofá, y ella quiso
llevarla de nuevo contra su boca. La
urgencia entre sus muslos la hacía
moverse, para aliviar la inquietud.
—Si me estás preguntando si estamos
enamorados de ti —continuó— bien, no
puedo hablar por mis hermanos, pero no
creo que sea tan simple. Como bien
dijiste, realmente no te conocemos. Pero
te reconocemos. ¿Tiene algún sentido
para ti?
Ella lo negó.
—Ponlo de este modo. Te reconozco
como la mujer de la que voy a
enamorarme. Quizá ya esté medio
enamorado. No lo sabré hasta que
tengamos más tiempo para explorarnos
uno al otro —destelló en una sonrisa
torcida—. Y explorar, es lo que planeo
hacer.
Por alguna razón, su simple honestidad
la confortó más que una declaración de
amor y devoción eterna. Ella la obtuvo de
Kendall, y no le hizo ningún bien.
— ¿Qué quieres? —preguntó el
suavemente.
—Quisiera no haberme casado nunca
—dijo, permitiéndose expresar el pesar de
su alma. Con lágrimas en los ojos, desvió
la mirada.
—Ah, muñeca.
Él se inclinó, la atrajo a sus brazos y le
levantó la barbilla hasta que ella lo miró a
los ojos.
—No es necesario que permanezcas
casada con ese bastardo.
La tristeza llenó su pecho.
—No creo que vaya a dejarme marchar.
Sé... sé demasiado —dijo.
Arqueó la ceja.
— ¿Qué sabes, muñeca?
Cerró los ojos. Necesitaba liberarse un
poco de la pesada carga que llevaba de
hace unas dos semanas.
—Lo vi matar a una persona —susurró—.
En el día de nuestra boda.
Logan la abrazó más fuerte.
—Maldición.
Ella se alejó, apretando los dientes, para
detener las lágrimas.
—Ya ves. Es por eso que no puedo
quedarme aquí. Él me encontrará y los
matará. Eso no es nada para él.
Logan suspiró y miró detrás de ella.
— ¿Oíste todo? —preguntó.
Se giró y vio a Carlos, apoyándose en la
pared.
Él asintió, sus ojos brillaban
peligrosamente.
— ¿Mandaste el mail a Carl? —preguntó.
—Sí —confirmó Logan.
Volvió la cabeza hacia Logan, confusa.
— ¿Quién es Carl? —preguntó ella.
—Un abogado —explicó Carlos.
Ella entrecerró los ojos y miró a los
hermanos, buscando en sus expresiones
algo, alguna pista de sus intenciones.
—Es un buen amigo nuestro. Ejerce en
Denver. Mandé un mail, contando tu
situación. Pregunté cuál es la mejor
manera de actuar para acabar con tu
matrimonio.
Se levantó agitada, alejando las manos
de Logan de sus hombros.
— ¡No debes decirle dónde estoy!
—Nadie va a decirle dónde estás,
muñeca.
— ¿No quieres librarte de él? —preguntó
Carlos.
Ella lo miró y vio que la estaba
estudiando, examinándola, mientras
medía su reacción. Entrecerró los ojos.
¿Pensaba qué quería continuar casada
con Kendall?
— ¿Después de lo qué oíste, cómo
puedes dudar? —preguntó, mirándolo
igual de atenta.
Se pusieron en posición de ataque,
ninguno bajaba los ojos, fulminándose.
Él se relajó y le pidió.
—Ven aquí.
Cruzó la sala, para quedar delante de él.
Él la atrajo a sus brazos y la besó.
Gimió bajito. Dios, era muy bueno. Pasó
los brazos por su cuello, y en aquel
momento, no le importaba lo más
mínimo lo que podía pensar de ella. Solo
quería arrancarle la ropa.
Chupó sus labios y mordió eróticamente
la parte inferior. No era gentil, su toque
era exigente. Deslizó sus manos bajo su
blusa, hasta tocar sus pechos con las
palmas.
Titubeó cuando sus pulgares tocaron sus
pezones. Se arqueó hacia él, queriendo
más.
Su respiración estaba agitada. El dejó
una hilada de besos en su cuello y clavó
los dientes en la curva de su hombro.
Ella gritó, sus piernas no la sostenían.
Algo la agarró. Algo no. Alguien. Ella se
encontró balanceándose entre dos duros
pechos. Uno delante. Otro detrás.
Gentiles besos llovieron donde antes
Carlos la había mordido.
Ella se inclinó hacia atrás, queriendo más
del tacto de Logan.
Carlos empujó su camisa por encima,
liberando sus pechos. Se inclinó y metió
un pezón en su boca. Dios, estaba
caliente. Ningún preámbulo. Ningún
disfraz. Fue a por ello. Duro y rápido.
— ¿Quieres esto? —preguntó Carlos.
¿Si quería eso? ¡Si no lo obtenía, mataría
a alguien!
—Si no lo quieres, ahora es el momento
de decirlo —dijo Logan rozando su
trasero contra su polla dura como la
piedra.
—No, no paren, por favor.
—Nunca dejaré que se diga que rechacé
a una señora —dijo Logan, su voz era
espesa por el deseo.
Carlos tiró de su camisa, sacándosela
totalmente y lanzándola al suelo.
Después, enganchó el dedo en los
vaqueros y la atrajo contra sí, haciéndole
sentir su dura polla.
Devoraba su boca, mientras su mano
palpaba la cremallera. En pocos
segundos, le bajaba los vaqueros por las
caderas, impaciente.
—Tienes demasiada ropa —protestó ella.
Los ojos de Carlos relampaguearon.
—En el cuarto. ¡Ahora!
Ella se deslizó, pasando por delante de él
y con las piernas trémulas, siguió por el
pasillo, en dirección al cuarto de James.
Tenía solo las braguitas, pero, por alguna
razón, no estaba lista, aún, para
deshacerse de esa última barrera.
Miró como Logan y Carlos la seguían por
la puerta. Carlos arrancó la camisa de
sus vaqueros, mientras Logan
desabotonaba lentamente los suyos.
Sus ojos se dirigieron hacia la ingle de
Carlos, cuando él había acabado. Se los
saco y liberó su polla de su ropa interior.
Era magnífico.
—Ven aquí —dijo ronco, con la polla en la
mano.
Sabía lo que quería, no necesitaba
instrucciones adicionales. Fue hacia él y
se arrodilló delante.
Él la agarró por la cabeza y le guio la
polla en su boca. Lanzó un alto gemido
cuando la deslizó en su garganta.
Tenía un olor almizcle y salvaje, y un
sabor exótico.
— ¡Dios! —se estremeció él.
Ella no esperó que le estableciera el ritmo.
Estaba ávida por explorarlo sola. Hizo
ruidos de succión, chupándolo más
hondo en su boca. Era grande y duro. ¡No
podía tragarlo todo, pero maldición si no
iba a intentarlo!
Las caderas de Carlos se balancearon y
él empezó a empujar con más urgencia.
— ¡Tu boca se siente tan bien! —dijo él.
Sintió la mano de Logan en su pelo,
alejándola de Carlos, solo para sustituir la
polla de Carlos con la suya.
Abrió la boca obediente, para aceptar su
mayor circunferencia y él se deslizó
rápidamente, fuera y dentro.
—Oh, joder... así —dijo Logan, en un
murmullo torturado.
Lo sintió vaciarse en su garganta.
Penetrante, ligeramente salado. Tragó,
esperando más. Pero él se alejó de ella.
Carlos la levantó y la llevó a la cama. La
parte de atrás de sus rodillas chocó
contra el colchón y él la sostuvo hasta
que tembló sobre la cama.
Se acostó sobre ella y apretó los labios
contra su vientre, justo sobre la banda de
su ropa intima. Entonces, empezó a
empujar las bragas hacia abajo, mientras
que sus labios dejaban un camino de
fuego en la misma dirección.
Cuando se quedó libre de las bragas, él
las lanzó por encima del hombro y separó
sus rodillas. Se arrodilló entre sus piernas
y pasó los dedos sobre los suaves
pliegues de su concha.
Se sacudió. Dios, estaba mojada. Su
clítoris palpitaba, esperando a ser tocado.
Acarició su entrada con un dedo, luego
con dos. Después, se inclinó y en un
movimiento rápido, pasó la lengua sobre
su clítoris.
Ella casi saltó fuera de la cama. Logan la
empujó suavemente, para volver a
acostarla. El colchón se hundió cuando
se sentó a su lado y empezó a hacer
movimientos circulares en sus pechos.
Carlos rodeó su clítoris con la lengua, y
luego lamió su entrada.
Logan empezó a chupar un pezón. Luego
el otro. Cerró los ojos y abrió la boca en
un grito mudo.
Carlos deslizó un dedo dentro de ella.
Luego dos. Los deslizaba dentro y fuera,
mientras chupaba su clítoris.
Su cuerpo entero estaba tenso, y
entonces… el mundo estalló a su
alrededor. Perdió la lucha de permanecer
silenciosa y gritó, mientras su orgasmo
arrasaba todo su cuerpo.
Sintió una erupción de humedad entre las
piernas, pero Carlos continuó
atormentándola con la boca. Logan
chupaba un pezón y atormentaba el otro
con la mano. Increíblemente, sintió que la
necesidad volvía. De nuevo, no, por favor.
No podría.
De repente, Carlos se alejó y ella sintió las
piernas increíblemente pesadas. Logan
movió sus labios sobre los suyos,
capturándolos en un beso jadeante.
—Relájate, muñeca —susurró.
Entonces supo lo que se avecinaba.
Anhelaba eso. Quería eso más que
cualquier cosa.
La polla de Carlos se apoyó en su
entrada, y con un único y firme empujón,
se deslizó dentro de ella.
Sus ojos se abrieron y una miríada de
sensaciones la embargaron. Dolor,
increíble placer, deseo, necesidad. Lo
necesitaba desesperadamente.
Permaneció quieto por un momento,
esperando que su cuerpo se adaptara a la
invasión. Era tan grande. Y aún no había
entrado completamente. ¿Podría
aceptarlo ahora?
—No puedo esperar más —dijo Carlos
por fin, a través de sus dientes apretados.
Salió y entró de nuevo, más fuerte que
antes. Agarró la cabeza de Logan,
atrayéndolo hacia su boca. Él la agarró
con firmeza, cuando Carlos empezó a
empujar entre sus piernas.
Nunca había sentido algo como esto.
Carlos empujó sus caderas
poderosamente.
—Oh —exclamó ella cuando él se
acomodó completamente dentro de ella.
Podía sentir sus testículos contra su ****.
— ¿Te estoy haciendo daño? —Carlos
empezó a salir.
— ¡Dios, no! ¡No pares! —suplicó.
Sus palabras parecieron empujarlo hacia
la cima. Empezó a empujar, sus manos
agarraban firmemente sus caderas.
En su letargo, registró otra presencia.
James. La cama se hundió de nuevo.
—Parece que me estaba perdiendo toda
la diversión —su voz profunda la cubrió
como un manto, haciéndola casi llegar al
orgasmo.
James puso la mano en su nuca y
levantó su cabeza lo suficiente para
poder deslizar su polla en la boca.
Cerró los ojos y lo chupó a fondo, con el
mismo ritmo de las embestidas de
Carlos.
James agarró su cabeza con firmeza,
empuñando su pelo con fuerza,
impidiéndole controlar el ritmo. Hizo una
pausa para permitirle tomar aliento y
entonces se la metió hasta la garganta.
La boca de Logan estaba de nuevo en su
pezón, sus dientes rozando los puntos
sensibles. Entonces él lo chupó hasta
introducirlo en su boca y ella perdió toda
noción de tiempo y lugar.
No podía pensar. Solo reaccionar. Sentía
a Carlos montándola con urgencia,
agitando la cama con sus embestidas.
Entonces se tensó entre sus piernas y ella
sintió los chorros calientes de su
orgasmo.
Lloriqueó en protesta. Aún no estaba
lista. Estaba cerca, muy cerca. No quería
que Carlos parara.
James se deslizó fuera de su boca y
espero un momento. Entonces, enroscó
su pelo en la mano y empujó toda la polla
en su boca, se deslizó garganta abajo.
Sus bolas descansaban en su barbilla, se
mantuvo quieto, llenando completamente
su boca.
Carlos se separó y ella sintió
intensamente su pérdida. James se alejó
y empezó a bombear dentro y fuera de su
boca. Estaba cerca del orgasmo. Podía
sentirlo. Él se tensó, se hinchó, se volvió
más duro en su boca.
Secreciones pre-seminales llenaron su
boca y ella tragaba más deprisa, mientras
él empujaba profundamente.
La cama se hundió y sus tambaleantes
piernas cayeron, cuando Carlos las dejó.
Antes de que pudiera articular cualquier
sonido de protesta, sus piernas fueron
separadas de nuevo.
Logan se deslizó en ella. Gimió alrededor
de la polla de James. Logan era distinto,
pero tan bueno como Carlos.
Comenzó un lento movimiento dentro y
fuera, gentil, profundo.
Se estremeció ligeramente, cuando
James la agarró más firme por el cuello.
—Oh, Dios, cariño, me voy a correr,
prepárate.
Los sonidos húmedos de ella chupando,
llenaron el cuarto y él agarró su polla en
la mano y empujó, aún más hondo.
Un líquido caliente lleno su boca, sintió
los chorros contra su garganta,
derramándose por su barbilla. Tragó tan
rápido como podía, pero seguía
viniéndose. Él empujó una vez más,
manteniéndola contra sí mientras él
terminaba en su garganta.
Lentamente, dejó su cabeza hasta que
ella se volvió a acostar en el colchón. Destiny
abrió los ojos para verlo mirándola, había
deseo y aprobación en sus ojos. Bajó la
mano para acariciar sus pechos, frotando
sus tensos pezones.
Carlos tomó el lugar de James, y giró su
cabeza en su dirección. Volvía a estar
duro. Deslizó su polla en la boca y gimió.
Estaba sorprendentemente gentil, mucho
más que la había follado.
Logan la acariciaba entre las piernas, el
suave sonido de carne contra carne
llenaba el aire. Acarició su clítoris,
mientras iba más profundo y ella empezó
a retorcerse, y su orgasmo se construía,
fuera de control.
La polla de Carlos en su boca, las manos
de James en sus pechos, Logan
profundamente en su c0ño. Era
demasiado. Aguantó cuanto pudo.
Carlos le llenó la boca de crema, Logan
se enterró profundamente y se vació
dentro de ella. Ella se arqueó
salvajemente bajo ellos, espasmos
mecían su cuerpo.
Logan se deslizó fuera de ella y se dejó
caer sobre su vientre, su aliento salía en
ráfagas entrecortadas. Carlos sacó la
polla de su boca y la abrazó.
Ella cerró los ojos, respirando hondo,
intentando desesperadamente calmar
sus furiosos sentidos. Temblaba de
cabeza a pies, por la fuerza del orgasmo.
Resumiendo, se sentía como gelatina.
Sintió que sus piernas eran alzadas y
separadas. Una polla dura se deslizó en
ella y gimió.
—No puedo más —susurró. No podía
tener otro orgasmo como aquél. La
mataría.
James se río, un sonido ronco y erótico a
sus oídos. Era la risa de un depredador.
Uno que sabía que tenía a su presa en
donde la quería.
—Oh, sí, cariño. Puedes. Solo recuéstate y
siente.
Estaba muy dolorida, y aun así, cuando
puso sus piernas en los hombros y
empujó, sintió a su cuerpo reaccionar.
—Eso es, cariño. Así.
Carlos y Logan pasaban suavemente las
manos por su cuerpo, por su vientre, los
pechos. Ambos bajaron las cabezas y
tomaron sus pezones, prodigándoles con
atención.
Su cuerpo se estremecía, mientras James
empujaba fuertemente. ¡Estaba tan duro,
tan grande!
Él se retiró y ella abrió los ojos.
—Gírenla —ordenó.
Logan y Carlos la ayudaron a girarse, sus
manos eran reconfortantes y cálidas.
—De rodillas —pidió James.
Se estremeció. ¿La tomaría por detrás?
Era sin duda, la más erótica de sus
fantasías. La cosa que más quería
intentar. Era una posición que la hacía
enloquecer.
Él agarró sus caderas con sus fuertes
manos y con los pulgares, abrió sus
nalgas, hasta sintió que un aire fresco
bañaba su **** y su ****. Recorrió el valle
de entre sus nalgas con un dedo,
parándose en la entrada de detrás.
Ella titubeó y se tensó. Seguramente él no
iría...
Él se río, como si le leyera de nuevo sus
pensamientos.
—No aún, cariño. Pero pronto. Muy
pronto.
Se estremeció ante la idea de él
penetrando su ano. ¿Sería tan bueno
como lo imaginaba? ¿O sería una de esas
cosas mejores en la fantasía qué en la
realidad? No lo sabía. Pero quería
descubrirlo.
Él se posicionó detrás de ella y la penetró,
casi arrancándola de sobre las rodillas.
Gritó mientras una ola de placer, tan
fuerte, la alcanzó. Estaba tan profundo.
Más profundo de lo que imaginó que
podría llegar. Él continuó, fijando un ritmo
loco, llevándola al orgasmo. El choque de
sus muslos contra su **** resonaba en el
cuarto, y sonaba increíblemente erótico a
sus oídos.
Logan se arrodilló en la cama y se puso
delante de ella, su polla dura estaba a
pocos centímetros de su boca. Ella la
abrió obediente y él empujó dentro.
Los labios de Carlos se deslizaron por su
espalda, provocándole escalofríos, sus
manos pellizcaban sus pezones.
— ¿Te gusta? —murmuró.
Ella asintió, incapaz de hablar, con la
polla de Logan empujando impaciente en
su boca.
—Imagina como será cuando nos estés
tomando a los tres juntos —continuó con
la voz caliente de lujuria—. ¿Te gustaría?
James en tu ****, yo en tu **** y Logan
en tu boca.
Se estremeció y se arqueó, reaccionando
a las provocativas palabras.
James empujó más fuerte, haciéndola
gritar.
—Creo que quiero volver a joderte
—susurró Carlos—. ¿Te gustaría?
Dejó que la polla de Logan resbalar de su
boca lo suficiente como para gritar ¡Sí!
antes de que Logan reclamara de nuevo
su boca.
James se retiró, pero aún no había
acabado. Carlos tomó su lugar y deslizó
su dura polla dentro de ella.
—Oh, sí. Te siento tan malditamente bien
—gimió Carlos.
La penetraba. Dentro y fuera, ahuecando
sus caderas, mientras Logan continuaba
asaltando su boca. Nunca se sintió tan
poderosa, tan deseable, y tan al control
de su el propio destino. Daba tanto
cuanto recibía.
Carlos se detuvo demasiado pronto, pero
James tomó su lugar. Entonces
comenzaron a cambiarse, empujándola
hacia la cumbre y deteniéndose antes de
que consiguiera traspasarla.
Tres, cuatro, cinco embestidas y
cambiaban de lugar.
Chupaba la polla de Logan con toda la
intensidad de su furioso deseo. Quería
correrse, maldita sea. Necesitaba
correrse.
—Estoy acabando, muñeca —dijo Logan
roncamente.
Se vació en su garganta, empujando
vigorosamente. Ella tragó lo que pudo,
mientras se arqueaba hacia la polla que
se empujaba en su ****.
Finalmente, sintió a James tensarse
contra su trasero. Se levantó sobre las
manos, empujándose contra él. Él lanzó
tanto esperma que la sintió escurrirse por
sus muslos, pero ella aún no se corrió.
Se retiró y Carlos, agarró rápidamente sus
caderas y la penetró. El fuego en su ****
ardía fuera de control. Se expandía por su
pelvis, su estómago, tensaba sus piernas,
hasta que se temió que se iba a
desmoronar.
Él la follaba más duro, sabiendo lo que
necesitaba.
Cerró los ojos y grito, mientras los duros
muslos golpeaban contra su ****. Él
alcanzó su clítoris y lo apretó con los
dedos.
Puntos negros cubrieron su visión. El
mundo se borró a su alrededor. Su ****
pareció explotar, cuando el orgasmo,
finalmente, la quemó.
Detrás de ella, Carlos gritó. Empujó una
vez y se estremeció contra ella.
Ella se desplomó, incapaz de aguantar su
peso por más tiempo. Carlos la siguió,
cubriendo su cuerpo con el suyo, con su
polla aun profundamente enterrada.
Jadeaba, mientras que los escalofríos
mecían su cuerpo. Después, simplemente
se desmayó.

La Mujer De Los Tres HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora