Capítulo 5

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He estado viniendo a esta cafetería al menos una vez a la semana desde la primera vez que vine, hace poco más de un mes

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He estado viniendo a esta cafetería al menos una vez a la semana desde la primera vez que vine, hace poco más de un mes. Últimamente solo Dahyun me acompaña, ya que Sejeong nos reemplazó por el despreciable –y muy amable– de su novio. Sus excusas para no ir con nosotras han sido porque él es más alto y nosotras parecemos dos de los siete enanos de Blancanieves; nos toma el pelo cada que puede, básicamente.

La chica bonita sigue atendiéndonos cada vez que vamos a la cafetería, siendo amable y preciosa como siempre, aunque creo que lo último es cada día más.

Sana es una chica especial, lo supe desde el primer momento en el que la vi, y mi corazón se encaprichó con ella. No puedo decir que estoy enamorada, porque en verdad no la conozco demasiado, pero sí puedo decir que me es muy atractiva, y que definitivamente quiero conocerla mejor para lograr enamorarme por completo de ella. Por Sana, soy capaz de rebelarme de mis padres y presentarles una novia.

Nuestro pedido llegó, y Sana hizo una reverencia cuando quiso retirarse, la detuve posando mi mano en su brazo.

— Faltó algo.

Su rostro cambió a uno confuso, sacó su libreta para checar que todo lo que pedimos estuviese. Hizo un puchero mientras leía la lista, se veía preciosa; sus mejillas abultadas estaban cubiertas por una fina capa de rubor, sus ojos concentrados pasando de palabra en palabra parecían unas bolitas de tapioca y sus labios rosados en una mueca confusa.

— Se me debe haber pasado el anotarlo... —murmuró ella, ahora poniendo uno de sus dedos en sus labios.

— Aún no tengo tu número.

Sana pareció caer en cuenta de que nada había faltado, sino que yo simplemente le estaba coqueteando. Rió, pude notar que sus mejillas estaban ahora algo más rojas que antes y eso me hizo sentir orgullo de mí misma; logré sonrojar a Sana.

Dahyun, frente a mí, aguantó una risa, casi atragantándose con un pedazo de su pastel

— Claro... Debo haber olvidado su pedido, señorita —dijo Sana, sacando un pedazo de papel de su libreta y anotando allí—. No volverá a ocurrir un error así —su sonrisa era grande, y no puedo evitar pensar en lo hermosa que se ve.

Veo el papel que me tendió y la emoción inmediatamente se hace presente en todo mi ser, ¡me dio su número! Podría desmayarme en este mismo lugar, o podría besarla, o pedirle una cita e incluso presentársea a mis padres.

No, eso último mejor no.

Ella se va de ahí en cuanto recuerda que debe seguir atendiendo otras mesas. Dubu me aplaude y yo la sigo, mi sonrisa es enorme, mis mejillas y orejas arden. Una chica preciosa me acaba de dar su número, definitivamente hoy solo puede ser un buen día.

Cuando es momento de irnos, pagamos la cuenta con Sana y le doy una propina elevada; Dahyun se ríe de que esté tan emocionada por una chica; no me ha visto así desde que Momo terminó conmigo

our parents; 2yeon, sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora