Capítulo 15

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NAYEON'S POV:

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NAYEON'S POV:

Jihyo tenía en mente ir a la cafetería en la que Sana trabaja, y sinceramente yo también hubiese preferido ir allí, ambas nos sentiríamos mucho más seguras y confiadas en ese lugar, sabiendo que hay alguien que conocemos con su mirada siempre puesta en nosotras y nuestro bienestar. Pero aquí estamos, en una cafetería que es todo lo contrario en la que Sana trabaja; sus precios son impagables para alguien con un salario normal, no es un lugar al que jóvenes tratando de disfrutar iría, y sobretodo, es tan elegante que incluso tiene un código de vestimenta –mamá se aseguró de enviarnos a la casa de Jeongyeon un par de vestidos nuevos–.

Cuando recién nos vimos luego de todos estos días, nos preguntó sobre la escuela, qué tal hemos estado y cómo nos hemos sentido después de todo lo ocurrido. Mi hermana y yo no quisimos entrar mucho en detalles, pero fuimos honestas con ella. Si hay algo de lo que mi madre debe estar segura, es de que nos causó mucho daño y que nuestro perdón no será de fácil acceso.

Cuando la comida finalmente llegó a nuestra mesa, todas dimos un bocado, y mamá por fin se dignó a seguir con la conversación.

— Antes que todo, niñas, quiero disculparme por no haber sido la madre que necesitaron durante todos estos años —comenzó, su voz sonando igual de imponente que siempre, pero estoy segura de que vi su labio temblar—. Hablé con un padre y fui al convento a charlar con las monjas... No fue correcto no haber defendido a mis hijas en cosas tan horribles, el castigo físico no debe ser hecho en momentos de furia y eso es lo que su padre hizo con ustedes... Más que nada, contigo, Nayeon.

Reí con desgana, ¿de verdad se está quitando el crédito de esta forma? ¿Realmente solo está pidiendo perdón porque fuimos golpeadas con ira? Dejo mis cubiertos a un lado de forma brusca, Jihyo está de igual manera a mi lado. Rápidamente, el ambiente se vuelve tenso.

— ¿Me estás diciendo que solo lamentas no habernos defendido de ese hombre cuando nos golpeó estando enojado? —la miro directamente a los ojos, esperando por una respuesta y que, ojalá, se vea un poco arrepentida.

— Sí, Nayeon, eso es lo que hago. El castigar físicamente a un hijo no es pecado, deberías saberlo, es algo que como padres estamos obligados a hacer.

Esta vez, Jihyo toma mi mano, dándome una señal de que quiere hablar:

— No sé si sabías pero hay otras formas de corregir a tus hijas, formas en las que no van a perder la confianza en ti y en la que no quedarán traumadas.

— No me voy a disculpar por hacer lo que tuve que hacer, serían un caos si no las hubiese educado como lo hice —su voz se endurece, al igual que su mirada en ambas. Trato de no encogerme en mi lugar, tal como solía hacer siempre que ella nos miraba de esta forma—. Su padre sobrepasó los límites, es... aberrante todo lo que les hizo a ustedes y a mí.

Mi madre pausa por un momento, tomando un sorbo de su café. Por mi mente se reproducen los momentos en los que mi padre insultó a mamá en frente de nosotras; controlando la cantidad que comía para que no engordase, humillándola en frente de visitas por cosas pequeñas, no dejándola opinar en ciertos temas, y lo último, sus infidelidades. De todas formas, siempre parecían ser cómplices entre ambos, y mamá siempre defendió todas sus acciones.

our parents; 2yeon, sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora