Capítulo 10

228 28 4
                                    


JIHYO'S POV:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


JIHYO'S POV:

Mis padres no me dejaron ir a clases por un día solo para asegurarse de que estaría bien recuperada; mis amigas vinieron a visitarme, pero ellos les negaron la entrada, Sejeong me llamó, frustrada con mis padres porque la llamaron «pecadora», mientras Dubu se quejaba detrás. Me sentí mal por ellas, porque ambas son muy buenas amigas y, sobretodo, son personas muy amables, no merecen ser juzgadas por gente como mis progenitores.

Sana llegó al rato después, mis padres no le negaron la entrada, puesto a que la habían visto en la iglesia con su abuela. Eso me alegró, porque Sana siempre es capaz de hacerme feliz con su presencia. De alguna forma, ella sabe cómo subirme los ánimos sea lo que sea que esté ocurriendo en mi vida.

Entró en mi habitación, traía un paquete en su mano que me entregó; quise besarla en cuanto vi mi postre favorito y dos cafés en la bolsa, seguramente preparados por ella antes de venir a visitarme.

— Falté a la escuela hoy y tomé el turno de la mañana en la cafetería —explicó—, espero que los cafés estén buenos, generalmente no los preparo cuando tengo sueño.

Sonreí, acariciando su mano. Ella estaba sentada frente a mí en la cama, pero desearía estar acurrucada con ella. Aún me siento un poco débil, quizá hasta enferma, pero con Sana todo es mucho mejor, puedo olvidar un rato todos los dolores que mi cuerpo experimenta.

Agradezco que no haya caído al piso cuando me desmayé y que Nayeon tenga la fuerza suficiente como para sujetarme, sino los dolores serían incluso peores.

Probé del café, mientras Sana probaba el suyo, e inmediatamente me transporté al paraíso. Sé que sus cafés son los mejores, pero probarlo luego de que mi madre me pusiera en una dieta por el desmayo lo hace mucho mejor. Veo que ella está complacida por mi reacción, ya que todo mi rostro mostró lo delicioso que el café sabe.

— Si esto no es el paraíso, no sé lo que sea —digo, ladeando mi cabeza—. Siento que te amo, Sana, mi madre solo me ha permitido tomar leche blanca desde ayer.

Ella ríe, y esa suave melodía me hace sentir afortunada.

— Bueno, ahora no estás desobedeciendo tanto a tu madre, el café tiene leche blanca.

— No tendré que confesarme por desobediencia —celebro, riendo.

— ¿Te hacen confesarte?

— Mhm —asiento—, mientras más seguido, mejor. Pero suelo mentir en las confesiones, o decir cosas menos graves de las que he hecho.

— ¿Qué es lo más grave que has hecho?

— Acostarme con chicas, sin estar casada y siendo menor de edad.

— Pff, ¿a eso llamas grave?

— Ilumíname entonces.

Ella parece pensarlo, pero luego niega.

our parents; 2yeon, sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora