Capítulo 2

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Una princesa real

Me quedé pasmado y boquiabierto frente a aquel hombre. Lo examiné con la mirada: su porte fibroso, formas de hablar y su peinado con raya al medio lo asemejaba a un barato príncipe salido de una película de Disney. En su mano aún portaba la espada que continuaba goteando un líquido verdoso y pegajoso.

–¿Princesa está usted bien? –inquirió el hombre con sincera preocupación y la respiración agitada.

Por primera vez caí en la cuenta de cómo me llamaba aquel extraño.

–¿Qué dijiste? –pregunté retóricamente – ¿Acaso te parezco una princesa? –agregué molesto.

–Bueno sé que no exactamente lo que uno tiene en mente, pero es cuestión de tiempo antes de que se vuelva similar a una. Con unos pocos cambios volverá a ser bella.

–¿Bella? –Lo tomé del cuello de la camisa mostrando todo mi enfado.

–Bella –repitió.

–¿Acaso no te das cuenta de que soy un hombre? –seguía escupiendo mis palabras.

–Sí, pero ese fue un error que el destino tuvo con usted.

Ya arrastraba una carga emocional importante, pero lo que menos deseaba era lidiar con un demente. De un empujón lo alejé de mí haciéndolo caer al piso, mientras maldecía mi suerte.

–Se terminó, finalmente sucedió –exclamé tomándome la cabeza con consternación.

–¿A qué se refiere?

–Enloquecí, estoy viendo monstruos y soldaditos de plomo.

–Sé que es difícil, pero créame todo es real –explicó el hombre poniéndose de pie.

–Quizás aquel sujeto me golpeó la cabeza muy fuerte –continué sin escuchar –. Eso debe ser, debo tener una conmoción cerebral.

Continué divagando posibles teorías que le den una explicación lógica a todo lo vivido, mientras me retiraba del campo de batalla. El guerrero me alcanzó y, tomándome del brazo, me hizo girar, y se acercó.

–Escuche, mi nombre es Lyota. Y sé que todo esto es difícil de entender y de digerir, pero su reino está en peligro y solo usted puede salvarlo.

–¿Mi reino?

–Así es –expresó suavemente y con una pequeña sonrisa

Me quedé sin palabras. Pero no por lo escuchado, sino por la cercanía física que había con mi salvador. Pude contemplar los profundos ojos marrones del hombre que me observaban sin pestañar. Sentí el corazón latir con fuerza, como jamás antes había experimentado. Quise responder, pero las palabras estaban atragantadas en la garganta.

–Su verdadero nombre es Anastasia, es la reencarnación de la princesa de Riverlane. Reencarnó para salvar a su reino de una inevitable destrucción. Si me acompaña los oráculos responderán todas sus preguntas, princesa Anastasia –Me tomó de los hombres con suavidad.

Seguía sin poder expresar uno solo de mis pensamientos que se me amontonaban en la cabeza. Sentía la cara arder en llamas, por lo que imaginó que mi cara estaba roja como un tomate.

"¿Una princesa? Está diciendo que soy una princesa" pensé "No, es peor. Me está diciendo que soy una mujer, la reencarnación de una" "¿Acaso esto es una broma de mal gusto? Se está burlando de mí". Pero ¿por qué me quedo callado ante él? ¿Qué son todas estás emociones que me genera?

Volví a posar mis azules ojos en el guerrero, había algo en su rostro que atraía a mis pupilas. Sentí la presión de las manos del hombre en los hombros, pero no me lastimaban, lograban hacerme sentir seguro, como jamás en la vida lo había experimentado.

–Por favor repite mi nombre –dije al fin y con una voz calma.

–Princesa Anastasia.

Cerré mis ojos, toda la frustración y enojo se apoderó de mi ser al escuchar esas dos simples palabras. Apreté el puño derecho, fue tal la presión que ejercí que los nudillos se pusieron blanco. Con todas las fuerzas que tenía le asesté un fuerte golpe en la boca del estómago. El guerrero se dobló del dolor mientras gemía de sufrimiento.

–Vuelve a referirte a mi como una mujer y te arranco la cabeza –amenacé.

Lo dejé en el piso, pero todo lo dicho por aquel extraño visitante ya había hecho mella en mi cerebro. Finalmente abandoné el lugar, pero invadido por incontables dudas.   

La princesa interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora