Un acercamiento real
La noticia del mi casamiento revoló rápido el reino y en poco más de un día todos estaban enterados del acontecimiento que se acercaba.
Recuerdo estar parado sobre el centro de la gran sala de baile, mientras los sirvientes corrían de un lado a otro preparando todo. Eventualmente se detenían para hacerme una consulta, y luego retomaban su frenesí de movimientos.
Sentía mi corazón latir con fuerza, debo reconocer que no tomé la decisión de forma consciente, mucho menos de manera meditada ¿Cómo debía actuar frente al hombre con el que me debía casar? ¿Cómo debe actuar una mujer? ¿Cómo debe actuar una mujer que hasta hace poco era un hombre? Ninguna de esas preguntas, tenían respuestas, y sinceramente no creo que lo tuvieran.
Nada, absolutamente nada, de lo que estaba sucediendo e iba a suceder lo había buscado yo, simplemente eran una concatenación de situaciones que me había obligado a tomar un rol que nunca quise.
A pesar de no haber realizado muchas cosas aquel día, me sentí exhausto cuando cayó la noche. No sabía si tenía que ver con los acontecimientos recientes, o si en mi forma femenina contaba con menos energía que como varón. Me excusé con el Concejo, mi prometido, y me retiré a mí habitación, ordenando a los guardias que me dieran privacidad.
Aquella noche en particular los caminos que debía recorrer me parecieron más largos que de costumbre. Estaba perdido en mis pensamientos cuando llegué a las puertas de mis aposentos. Pero lo que estaba allí no lo esperaba. Lyota aguardaba por mí, no había asistido a la cena, y prácticamente no habíamos hablado desde la llegada de Iler.
-Hola –dije tontamente al ver que el silencio se prolongaba.
-Su alteza –Hizo una reverencia.
-No lo hagas –supliqué casi sin pensarlo.
-¿Qué cosa?
-Mantener distancia conmigo y hacerte el indiferente. Me molesta.
-¿Por qué? –inquirió en un susurro.
No tenía la respuesta, o sí la tenía, pero no quería admitirla. Mis labios rosados quedaron completamente sellados.
-No lo hagas –repetí cabizbajo y luego de unos segundos.
No tenía la fuerza para levantar la mirada, no tenía fuerzas para encontrarme con los ojos de Lyota, porque simplemente no sabía que podría encontrar allí y cómo reaccionaría.
Pero debí hacerlo obligado cuando, sentí un dedo en mi mentón que me hizo levantar la cabeza. Me encontré con Lyota a pocos centímetros de mi cuerpo. Sentí las mejillas arder y mi corazón latir con fuerza. La contracara era la vergüenza que me provocaba tener esos sentimientos por otro hombre, aunque mi aspecto dijera lo contrario todavía me consideraba un varón. Aun así, ya sea por la situación o por el estrógeno que recorría mi cuerpo, me permití colocarme en esa situación de vulnerabilidad y mostrarme dócil frente al hombre.
No estoy seguro de cuánto tiempo transcurrió, pero Lyota me soltó e intentó dar un paso hacia atrás, quizás para resistirse a sus impulsos. Fue cuando tomé una actitud más activa. Tomé su mano y la puse sobre mi mejilla. Cerré los ojos para disfrutar más de la caricia que estaba recibiendo.
Pero quería más, deseaba más. Aferré la otra mano y la coloqué sobre unos de mis pechos. Lo apretó de forma suave, sin embargo no sentí dolor, solo más excitación, era un cúmulo de nuevas sensaciones que me eran desconocidas, pero que empezaba a gozar. Sentí mi miembro erectarse, indicándome el deseo que sentía por aquel hombre. Pensé que algo así se vería grotesco, miré para abajo, pero lo abultado de mi vestido lo ocultaba. Volví a cerrar los ojos para disfrutar de las caricias que en ningún momento se detuvieron. La respiración de ambos se aceleró.
Su mano finalmente liberó mi pecho, se aferró a mi cintura y me acercó más. Por la cercanía de los cuerpos, mi pierna rozó su regazo y pude sentir su miembro erecto. Nunca en la vida había sentido algo similar, pero lejos de asquearme, aumentó mi excitación. Estaba entregado y dispuesto de llegar a donde aquel hombre quisiera llegar, si después me arrepentiría o no, no me importaba.
Cuando abrí los ojos vi a Lyota prácticamente sin distancia de mí, volví a cerrar mis ojos esperando finalmente recibir mi primer beso... mi primer beso de un hombre.
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La princesa interior
RomansaLas fuerzas del mal crecen en la oscuridad y amenazan romper con la paz. Se ha profetizado que la princesa Anastasia, reencarnaría si el reino de Riverlane corre peligro, ya que solo ella puede salvarlo... pero la princesa ha renacido en otra realid...