Un reino real
Los trasgos seguían avanzando hacia nosotros, se regocijaban y se burlaban seguros de su victoria.
–Decime que vos podés derrotarlo a todos –inquirí atemorizado.
–Puedo intentarlo, pero mis habilidades tienen un límite –respondió mirando a un lado y a otro, con espada en mano.
–Es el fin vamos a morir.
–Todavía hay una opción más. Pero no creo que le agrade.
–No importa, lo que sea con tal de salvarnos –aseguré.
–Bien, tómeme de la mano.
–¿Qué?
–¿Quiere salvarse o no?
Sin margen para ponerme a pelear o a pensar las opciones, hice lo que me pidió. Entrecrucé mis dedos con los suyos. Me apretó con fuerzas, pero nuevamente sin lastimarme, sino para hacerme sentir protegido. A pesar de estar en una situación límite me sentí seguro a su lado. Lyota, sacó un pequeño aparato de entre sus ropas: era similar a un control remoto de televisión, pero más pequeño. Apretó un botón y una luz azulada se formó delante de nosotros.
–Rápido, salté.
Otra vez no hubo tiempo para pensarlo, crucé la luz. Dentro caí en un torbellino de múltiples colores. Mi mano se soltó, pero detrás vi al guerrero siguiéndome. Cuando pensé que aquello jamás acabaría, una luz me encegueció, y acto seguido caí y rodé sobre el suave césped.
Me levanté y observé a mí alrededor. Era como un inmenso campo, lleno de árboles marchitos. Miré el césped, que se presentaba más reseco que el de mí mundo, y de un color grisáceo.
–¿Dónde... dónde estamos? –inquirí confundido.
–En mi mundo, su reino –me aseguró con seriedad Lyota ofreciéndome su mano para ponerme en pie.
Un nuevo mundo, o según palabras de Lyota mi mundo, en el que debí haber nacido se alzaba ante mí. Era similar a lo que nosotros consideramos un mundo medieval, pero con un toque de mayor tecnología.
Agudicé la vista y vi a lo lejos como se levantaba un castillo, que a pesar de la distancia en kilómetros que nos encontrábamos, pude contemplar su majestuosidad.
A medida que avanzaba, comprendí que las construcciones eran especialmente de madera. Las casas se asemejaban más a pequeñas chozas. En el centro de la ciudad se veía un gran mercado lleno de gente. Había vendedores de alimentos, lana, baratijas y herreros fabricando armas.
Es como si el color grisáceo estuviera presente en todo el mundo, el cielo, el pasto, las ropas, incluso el color de piel de las personas era más apagado.
Por supuesto que mi presencia no pasó desapercibida, quizás por mi ropa, o quizás por mi expresión de incredulidad en mi rostro, pero muchos giraron hacia mí y me observaron con detenimiento.
–¿Por qué todos me miran? –pregunté por lo bajo a mi acompañante.
–Bueno, supongo que les llama la atención tu aspecto, imagino que todos pensaban en ver una princesa... una mujer.
No respondí, después de todo yo tampoco ya estaba seguro de nada. Mi cabeza no dejaba de gritar preguntas que mi boca jamás expresó. Decidí quedarme en silencio intentando acomodar un poco mis ideas y mis emociones.
Al llegar al castillo pude contemplarlo con más detenimiento: se alzaba detrás de una alta muralla. Sus paredes parecían estar hechas de roca caliza o algún elemento similar. Tenía en total cinco torres que se elevaban por encima de los quince metros, y soldados patrullando por todos lados.
Paramos frente a una imponente y alta puerta de madera.
–Deseamos ver al concejo –explicó Lyota a uno de los guardias.
–Y él ¿quién es? –inquirió despectivamente señalándome con un leve movimiento de su mentón.
–Más respeto a su princesa, soldado.
El hombre me volvió a observar y estalló en nunca fuerte carcajada. Pero al no ver reacción en Lyota, se tragó su risa y ordenó que abrieran las puertas para permitirnos el ingreso.
El guerrero me guio por distintas salas, llenas de lujosos cuadros de distintas personas que adornaban las paredes. Altas columnas de granitos sostenían los techos, el suelo eran decorados por finas alfombras, todo se iluminaba naturalmente por enormes ventanales por donde se filtraba la luz del sol.
Finalmente, arribamos a una sala central que estaba conformada por una enorme mesa circular. Lyota me ofreció asiento y luego, se sentó a mi lado en completo silencio, lo imité.
A los pocos minutos ingresó un grupo de personas, al menos una docena. Eran mujeres y hombres de diversas edades. Todos vestían largas y lujosas túnicas de diversos colores. Se sentaron en las restantes sillas y en completo silencio me observaron. Por primera vez en la vida me sentí intimidado, ninguno me sacaba la vista de encima.
–Lyota quieres ofrecernos una explicación –exclamó un anciano de barba blanca poniéndose de pie.
–Por supuesto –el guerrero imitó el movimiento –. Les presento a la princesa Anastasia –Extendió su mano hacia mí.
Todas las miradas se volvieron a depositar en mi persona. Algunos soltaron sonidos despectivos, y otros murmuraban en entre sí.
–Él... ¿te parece una princesa? –en ésta ocasión fue una mujer la que habló.
–Sé lo que piensan, pero les aseguro que el oráculo...
–¿Lo que pensamos? Lo que pensamos es que esto es una broma de mal gusto –tomó la palabra una tercera persona.
En el lugar explotó una fuerte discusión sobre mi identidad. Jamás en la vida había sido el centro de atención y jamás en la vida había sentido tantos reproches hacia mi persona. No era mi forma de ser, pero no podía esbozar una sola palabra. Sentí un nudo en mi garganta que se ajustaba más y más.
"¿Acaso estoy a punto de llorar? Me pregunté "Pero sí soy un hombre".
Esa nueva sensibilidad que emergía de mi interior la desconocía. Creí que colapsaría. Pero en ese instante sentí una cálida mano sobre la mía. Lyota me observaba con una sonrisa. Se había dado cuenta de mi consternación e incomodidad. Intentaba transmitirme seguridad.
Mis pensamientos y el murmullo, se interrumpieron cuando una voz carrasposa se elevó por sobre las demás. Todos giramos hacia el origen del sonido. Se trataba de una persona, cuyo cuerpo estaba cubierto por capas y su rostro por una capucha.
–Silencio, todos –exigió –. Lo que dijo Lyota es la verdad, está ante nosotros la princesa, él –me señaló con un delgado dedo– es la reencarnación de la princesa Anastasia.
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Hola a todos los que me siguen, espero que estén disfrutando de ésta nueva historia, aún falta mucho, muchisimo para que empiecen los verdaderos problemas. Por favor déjenme sus comentarios y likes para poder seguir avanzando.
Por otro lado, quiero avisarles que el sábado siguiente no va a haber publicación ya que me tomaré unos días de descanso.
Bueno los saludo y les deseo un feliz fin de año y un mejor inicio.
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La princesa interior
RomanceLas fuerzas del mal crecen en la oscuridad y amenazan romper con la paz. Se ha profetizado que la princesa Anastasia, reencarnaría si el reino de Riverlane corre peligro, ya que solo ella puede salvarlo... pero la princesa ha renacido en otra realid...