Capítulo 25

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Un destino Real

Un destello, apenas un suspiro, eso fue lo que logré generar de magia. Después, nada. No importaba que usara la misma táctica, o las tontas meditaciones que el oráculo me obligaba a hacer, nada ayudaban a despertar la magia interna.

Las personas empezaban a perder la paciencia y la fe en mí, el invierno se acercaba y otra mala cosecha significaba la muerte de cientos de personas. Por supuesto eso no me ayudaba a estar más tranquila y concentrada.

No tenía dudas de que mi cercanía Lyota había ayudado, pero luego de eso no volvió a suceder. Intenté lo mismo con Ilan, el resultado fue similar.

-¡De vuelta! –me gritó el oráculo exigiendo continuar con la meditación.

-Ya no puedo... estoy agotada.

-Estamos muy cerca.

-No, no lo estamos. Estamos igual de lejos que siempre. Lo del otro día fue una casualidad.

-Las casualidades no existen. Solo los hechos, el hecho es que manifestante magia.

Desde mi pequeño acto, aquel desagradable sujeto se había vuelto muy obsesivo y exigente conmigo, más de lo habitual. Parecía perder más y más la impaciencia con mis fracasos.

-¿Por qué... por qué está tan nervioso?

-¿Por qué? Hay vidas en juego.

-Lo sé, pero antes no perdía la templanza. Pero ahora, desde que me vio hacer magia, se impacienta continuamente.

Mis palabras tuvieron el efecto deseado, el sujeto se detuvo en seco e intentó recuperar la calma, la misma solemnidad que había tenido desde el momento en que lo conocí.

-Mis disculpas, majestad –hizo una reverencia -. Mi amor por este reino me llevó a perder la calma.

-Claro –exclamé sin creer en sus palabras.

Sin mucho más por decir dimos por finalizado el entrenamiento. Aunque lo intenté aquella noche no pude conciliar el sueño. Deambulé por un palacio en penumbras y dormido, apenas vigilado por algunos guardias, pero les prohibí seguirme.

Llegué al jardín, y sentí el frío de la noche golpear mis hombros desnudos. Me abracé, mientras mi largo cabello bailoteaba al compás del soplido del viento. Divisé el pueblo a lo lejos y recordé lo que estaba en juego lo que debía salvar.

La angustia de mis fracasos me estrujó el estómago, y sentí como un nudo se formaba en mi garganta, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

"Mierda en este cuerpo soy tan sensible, antes no era así" me recriminé.

Mi cuerpo se estremeció al sentir la calidez de unas manos sobre los hombros. Apoyé con delicadeza mis manos sobre ellas, sin voltear.

-Estoy muy angustiada, Ilan –le reconocí.

Hube un silencio profundo, solo interrumpido brevemente por nuestras respiraciones.

-No sé cómo manifestar la magia, ya... no sé que intentar.

-Vas a lograrlo, tengo fe total puesta en vos.

Giré alterada, al notar que aquella voz no era la de mí prometido. Me encontré de frente con Lyota. Quedé paralizada frente a su implacable mirada, sus ojos cafés me observaban con tal intensidad que podían desnudar mi alma y llegar hasta mis temores más ocultos.

-Sé que no vas a fallar, desde el momento en que te vi, estuve convencido de que tu destino es salvar el reino.

-No sé cómo hacerlo –me sinceré con lágrimas en los ojos.

-Vas a encontrar el camino, como yo encontré el camino para encontrarte –me acarició el rostro con el revés de la mano, la suavidad de su caricia elevó todas mis nuevas emociones femeninas.

Eran las mismas sensaciones que había experimentado la primera vez que peleamos. Volví a sentir ese calor interno y una luz azulada emergió de mi pecho. Pero al igual que la primera vez desapareció tan rápido como apareció, y debilitó mi cuerpo haciéndome que caer al suelo.

-Anastasia –exclamó Lyota al tiempo que me tomaba entre sus brazos.

-Esto me debilita mucho –expliqué con voz apenas audible.

-Tranquila –me sonrió para calmar mi alma.

Me levantó, y en alzas comenzó a alejarme del patio.

-No creo que esto sea muy apropiado –admití con las mejillas rojas.

-No le veo nada malo, soy su general, usted cayó al suelo porque sus piernas se debilitaron y yo la estoy llevando a sus aposentos –volvió a sonreír. Costumbre que odiaba y amaba al mismo tiempo.

-Lyota yo... -clavé mis ojos azules en su rostro.

-¿Si? –me alentó a continuar frente a mi interrupción.

-Yo...

-Es una débil, una niña asustada sin el más mínimo rastro de magia- exclamó una voz que salió de la oscuridad.

Lyota se detuvo y pudo ver como emergía de las sombras el oráculo.

-¡¿Cómo se atreve a hablarle así a su reina?! –increpó Lyota dejándome en el piso y buscando el pomo de su espada.

-¿Mi reina? Yo no obedezco a nadie más que a mí mismo –el ser hablaba con un odio que hasta ese momento no había manifestado -. Me harté de esperar una magia que es evidente no hay en vos –escupió.

-Lo voy a lograr, voy a despertar mi magia –exclamé asustada -. Y detendré el despertar de Orión.

-¡Niña estúpida! ¿Aún no te diste cuenta?

Una corriente de aire hizo volar su capucha y túnica y por primera vez pude ver su rostro. Era más grande que yo, pero joven aun. Llevaba un largo cabello rubio y una barba del mismo color, sus ojos rojos y cargados de odio.

-¡Yo soy Orión!

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Ahora sí el gran momento revelador de la historia, les dijo que aún quedaban algunas sorpresas.

¿Esperaban esto? ¿No se suponía que Orión estaba encerrado?

El próximo capítulo será revelador.

Estamos a nada del final de la historia. Preparanese porque se viene una batalla de niveles épicos.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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