『¡Es mi amigos no mames!』─【Mexile】

Capítulo Trece

El día empezaba temprano, México nuevamente con la misma pesadilla. Pero a diferencia de otros días, cuando despertó vio que la luz de la sala de estar estaba prendida.

Cuando pasó vio a Chile en la cocina preparando sandwiches para comer y a Mapuche en su silla de ruedas junto con su bastón en sus piernas, tapada con una manta y un par de maletas en el sillón.

—¿Chile? —Preguntó mirando como el contrario envolvía los panes en toalla nova. —¿A donde van?

—A... México, perdón por despertarte. Teníamos planeado irnos sin despertarte. —Chile sonrió nervioso, guardando los panes dentro de una bolsa.

—¿Qué? —¿Había escuchado bien?, ¿se estaban yendo?, ¿por qué?, ¿había hecho algo mal? México empezó a preocuparse de sobre manera, al no entender razón del porque se iban de forma tan repentina.

—No nos mal entiendas. Es que... —Chile hizo una señal para que México se acercará a él, y este lo hizo, poniendo su oído para que Chile pudiese susurrar cerca de este. —La madre de Arge falleció... —México se alejó.

Ahora lo entendía. Se sintió mal por Argentina, sabiendo que su madre había muerto.

—¿Quieres que los acompañe?

—No. Esto, es algo familiar... Te escribo cuando lleguemos, muchas gracias por todo, cuídate harto.

[...]

Un mensaje llegó a su teléfono.

Eran exactamente las 5 A.M, el sol ya estaba en pie y México habia estado despierto desde entonces. Viendo su teléfono como si estuviese esperando algo, y lo estaba haciendo.

“Chilito💕🇨🇱🌶️

-Acabamos de llegar ;)
-Estamos en el aeropuerto, te aviso cuando lleguemos a la casa de Arge”

“-Que bien, que lleguen bien
-Me avisas cualquier cosa”

México suspiró aliviado. Al menos habían llegado bien y sin problemas.

{..Cambió de narrador..}
>Narrador primera persona, Chile.<

Miraba a mi madre de vez en cuando. Está parecía apagada y con la mirada sin rumbo, estando melancólica. Me sentía mal por ella, no quería que estuviese así.

Al menos agradezco que sus colores regresaron un poco más, al estar más cerca del territorio chileno.

El Uber vino rápido, subimos las cosas al auto y partimos a la casa de Argentina. El viaje fue silencioso, yo acaribiaba las manos de mi madre, mirándola la mayor parte del tiempo, intentando alejar los pensamientos intrusivos que llegaban a mi mente sin invitación alguna.

{..Cambió de narrador..}
>Narrador omnisciente.<

«La tía murió, la siguiente será tú madre.
Sólo mírala, está asustada de su propia muerte. Sabe que en cuanto vea el cadáver de su hermana en ese ataúd, será como ver el propio.
Después de todo, son gemelas. Será exactamente lo mismo, con la diferencia que tú tía tiene la ñata más grande.»

Okey, ese último pensamiento no pudo evitar soltar una leve sonrisa acompañado de una risa nasal.
Pero no tardo mucho sus pensamientos en hacerle arrepentirse.

«Así que te parece gracioso, ¿verdad? Ya veremos si también te parece gracioso cuando veas a tu madre en un ataúd. Muerta y sin vida. Ya no podrás acariciar sus manos, tampoco escuchar su dulce voz ni disfrutar de sus rosquillas, tendrás que hacerlas tú solo por tu cuenta. Y no tendrán el mismo sabor, te han a quedar medio crudas y será asqueroso. Y vas a llorar como nunca mientras la recuerdas y te lamentas por todo, ABSOLUTAMENTE TODO.»