Las maletas estaban listas, un par de alimentos para el viaje también, los pasajes comprados y el auto que les irá a buscar venía en camino.
—México, ¿estás seguro que no prefieres tomar uno directo a CDMX? —Pregunto el chileno mientras miraba su teléfono viendo por donde venía el Uber de la aplicación.
—Nah, así me sale más barato. —Menciono con una sonrisa mientras llevaba las maletas a la entrada y terminaba de guardar algunas tazas de té que había utilizado.
La mujer quien les había arrendado las cabañas estaba ya avisada de que se irían, por lo que solo dejarían las llaves debajo de una maceta donde habían acordado.
Chile se encogió de hombros ante la respuesta de México viendo cómo el Uber ya empezaba a ir más lento con corde se acercaba a su destino.
México fue a ayudar con las maletas, mientras tanto Chile ayudaba con la silla de ruedas a su madre a que se subiera en la parte de copiloto del auto.Finalmente todo estaba listo para abordar, dejaron las llaves y se aseguraron de que no se les quedará nada, una vez subieron al auto este empezó a conducir en dirección al aeropuerto.
Fue un viaje corto a consideración del viaje de que hicieron de México a Argentina, pero no importaba.
Mapuche estuvo a punto de darle un soponcio cuando el avión arrancó y pasaron por la cordillera de los andes, en cambio, Chile sonreía al ver por la ventana a su querida cordillera una vez más estaban en territorios chilenos.
Y una vez llegaron al aeropuerto sería hora de despedirse.
—¿Estás seguro que no quieres que los acompañe? Porque fíjate que no me molesta. —Decía México dispuesto a acompañar a Chile y a Mapuche hasta lo que sería su nuevo hogar.
—Weon, ya compraste los boletos pa tu wea y nosotros tenemos que acostumbrarnos aún, así que no. Ándate, ahí me avisas cuando llegues a tu casa. —México asintió y ambos se acercaron a darse un abrazo de despedida.
Un pequeño movimiento de México se hizo para mover su rostro hasta poder mirar a Chile, acercándose para darle un delicado beso en su mejilla cerca de la comisura de sus labios.
—Nos vemos. —Y con eso se fue a despedir de Mapuche antes de ir a tomar su vuelo.
Chile se avergonzó un poco de la acción pero prefirió no comentar al respecto, en su lugar se volteó a ver a su mamá.
—¿Quiere que tomemos otro avión? —Pregunto con una sonrisa y un tono que era notorio que estaba jugando con ella, aún así la mayor respondió.
—Ahh, ándate a la cresta. Yo no me vuelvo a subir en esa wea. —La respuesta hizo reír a su hijo quien tomó las maletas como podía y empezó al mismo tiempo a llevar a Mapuche en la silla de ruedas hasta la parada de buses, en donde tomarían uno directo a su casa. Un viaje algo largo de 5-6 horas aproximadamente a la región del biobio.
Cuando iban a la mitad del viaje una notificación vino de su teléfono, que hizo que el volumen de la música del chileno bajara el volumen. Este de inmediato volteó a ver algo somnoliento ya que iba durmiendo, volteó a ver a su madre quien seguía entre sueños, sonrió para si mismo antes de revisar su teléfono, mensaje de México, por supuesto.
╦ • Conversación en ig • ╦
En resumen eran mensajes en donde le avisaba que había llegado sano y salvo a México y que iba en un taxi a su casa. Chile sonrió antes de responder y luego apagó el teléfono para continuar durmiendo.
Minutos antes de que el bus se detuviera, Mapuche fue a despertar a su primogénito, avisando de que empezaban a prepararse para poder bajar del bus. Comenzando a tomar las cosas que tenía encima del asiento, espero a que todos bajarán del bus para poder ayudar a su madre a bajar con cuidado y esmero. Un taxi les llevó hasta su casa, algo caro la verdad, el bus les había dejado en Concepción, en el centro y la casa que Chile había conseguido se hallaba en Chillán, a unos cuantos kilómetros de distancia.
La casa era acogedora, se parecía bastante a su antigua casa, solo que está vez la tendría en un lugar más arriba para prevenir otra inundación y con una sequia que rodeaba la casa, lo suficientemente buena como para evitar que la casa se llegará a incendiar en el caso de un incendio forestal.
Al entrar, está estaba amueblada, un gasto extra, que costaría pagar con el simple sueldo que Chile recibía como país, pero, alcanzaba a mantenerse con eso, o al menos hasta que consiguiera un trabajo que le ayudará a terminar a pagar la casa, gastos de esta y comida.
—¿Le gusta? La comencé a pagar el mes pasado, pero aún no estaba amueblada, así que ahora está bien bonita. Dentro de poco le pediré a la misma niña que había contrado que se venga a cuidarla. —Chile se encontraba algo nervioso por la reacción que llegará a tener su madre. Ella a nunca le habían gustado mucho los cambios grandes, y este era uno de esos, por ende le preocupaba demasiado la opinión al respecto.
—Esta bonita, creo que nos podemos acostumbrar... ¿Pero cuando te salió? —Habló la mayor recorriendo con la mirada la casa. Tenía varias de las antiguas decoraciones que tenían en su casa, obviamente no eras las mismas, pero funcionaban.
—Pff, eso no importa. Lo que importa es que desde ahora está va a ser nuestra casa. Sayen dijo que se vendría en un par de días. Le tengo un cuarto para ella al lado del suyo, por lo que ahora vivirá con nosotros, en donde podrá hacerle compañía mientras yo busco un trabajo. —Mapuche le vio extrañada, hacía años que Chile no trabajaba, y los años en los que trabajo, fueron años de gran dificultad. A Mapuche le preocupaba el hecho de que Chile estuviera empezando a encalillarse por culpa de ella y que no toleraba tantos cambios.
—Ya...
La conversación quedó hasta ahí. Chile llevo a Mapuche a lo que sería su nueva habitación y una vez se acomodaron y guardaron la ropa que tenía, el chileno tomó su teléfono para enviar un mensaje a México, en donde le avisaba que ya habían llegado con todas las extremidades del cuerpo.
Datos Extra:
1.-Sayen es la chica que solía cuidar de Mapuche en su antigua casa, quien también es de cultura mapuche y por ende acompaña a Mapu a casi todos lados. Ambas se llevan muy bien.
2.-Mapuche suele tratar de enseñarle a tejer a crochet a Chile, pero a este nunca le gustó mucho, a diferencia de México quien casi siempre le iba preguntando acerca de distintas cosas ya que le gusta hacer figuritas a crochet.
3.-A Mapuche le gusta el café sin nada, sin leche y sin azúcar o endulzante, solo café y agua.
4.-México usa lentes de lectura, solo que no le gusta usarlos. (Tiene miopía)
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『¡Es mi amigos no mames!』─【Mexile】
FanficTodo empezó con unos simples tragos para celebrar que por fin el mexicano había terminado con Texas y que quedarán como amigos, pero todo cambio cuando de los tragos pasaron a a tener una noche de sexo salvaje. Chile no recuerda nada de lo sucedido...