Capitulo 22: Creo que tu casa esta embrujada.

5 0 0
                                    

Marshall.

8 meses antes de la graduación.

Llegue a mi casa con la nariz rota debido al golpe que Dylan me había dado, estaba conforme con que se haya desquitado, después de todo hice lo que su amigo me pidió. Lamentaba tratarlo de esa manera pero según Luca eso haría que dejara de estar encerrado en sus sentimientos.

No me parecía buena idea tener que ser hostil con él cuando estábamos teniendo una relación agradable, no veía necesario tener que tacharlo de prostituto o algo parecido. Sabia de todas maneras que luego de lo sucedido hoy, él estaría completamente libre de cualquier sentimiento hacia el pasado y no se ataría a mas nada de mi.

En fin, una vez entre a mi cuarto comencé a curar mis heridas, eran pocas pero muy notorias. Prepare mi ropa para bañarme y apenas había abierto la ducha escuche unos gritos desde la cocina. No me apresure a bajar porque es bastante normal que mi madre estuviera gritando con alguien por llamada o con el mismo televisor, por eso, termine de bañarme y luego de cambiarme decidí bajar.

Mi sorpresa fue terrorífica, allí junto a mi madre se encontraba la persona que menos quisiera ver otra vez en mi vida.

Mi padre.

-Vaya, que grande estas, hijo.- Me hervía la sangre, mire a mi madre buscando respuesta pero ella no se atrevía a verme.

-No me llames así, no tenes derecho alguno.- Si, iba a enfrentarlo, estaba cansado de él.- ¿Qué esta haciendo este señor acá?- Mi mamá al fin me miro, pero al dirigir su mirada a mi padre no dijo nada.- Genial, han vuelto. La putada que me faltaba, que mi progenitor abusivo regresara a joderme la vida.

- ¡No te atrevas a ser así de irrespetuoso, soy tu padre!- Pego un manotazo a la mesa del comedor que hizo asustar a mi madre.- Si, hemos vuelto.- Lo decía con orgullo, como si heredarme sus actitudes no hubieran acabado con todo su orgullo.

-Es que es intolerante esta situación.- Mamá seguía sin hablar.- ¿No vas a decirme nada? ¿dejaras que vuelva como si nada?

-No te metas Thomas, no es tu asunto.

-¡Como no va a ser mi asunto si los que salimos perdiendo somos ella y yo! ¿no tienes cabeza? Vuelves a arruinar todo los que nos costo construir.- Me lleve una cachetada de mi padre, mamá se altero pero él la sostuvo del brazo para que no se me acercara.

-Cuida tus modales niño, terminaras peor de lo que te he llegado a dejar.

No hable mas nada en toda la noche, ni siquiera pude dormir debido a la tristeza que sentía. Busque en mis cajones algo que pudiera distraerme y encontré una bolsita chiquita de cocaína. No me costo mucho pensar en consumirla, así que lo hice, pero no me sirvió de mucho. A la mañana me levante con un portazo de la puerta de mi habitación, él traía un cinturón en una mano y en la otra una fotografía, yo recién salia de mi transe por lo que no comprendía muy bien que era lo que me decía, solo se que comenzó a golpearme con el cinturón mientras me gritaba algo, era como revivir toda mi infancia.

No se donde estaba mi madre, pero se que no se metió cuando ese señor comenzó a lastimarme. Sentía mis ojos calientes del llanto y como en varias partes de mi cuerpo caían gotas largas de sangre caliente. Me tiro la foto en la cara y se largo, no podía moverme del piso, no sabia ni cuanto tiempo pase así pero en el momento que retome fuerzas me senté en el piso y agarre la dichosa foto.

Eramos mi flaquito y yo, estábamos en nuestra cuarta cita, nos dábamos un beso mientras el sol se ponía atrás nuestro. La foto atrás traía una pequeña notita.

"Me gusta que tu pelo dorado convine con el naranja brilloso del atardecer"

En ese momento rompí en llanto, perdí todo lo importante que pude tener por estar atrás de sustancias que pretendían hacerme olvidar mi realidad. No podía seguir lamentándome, tenia que actuar, tenia que pedir perdón, tenia que curarme, tenia que curar lo que provoque.

Pero mis planes tuvieron que cambiar, él me vio consiente y volvió a reclamarme la foto

-¡Es inaceptable que mi hijo sea maricón!

-Gay, Marcus, soy gay.- Entre al baño y tranque la puerta, escuchaba sus insultos y sus golpes en la misma.

-¡No quiero que estés en esta casa, yo jamas aceptaría tener un hijo enfermo!

-Que pena, la casa no es tuya, no puedes sacarme como si nada.

-Ya vas a ver como si te puedo echar, no te quiero aquí, hoy mismo te vas.- Ya no tenia fuerzas para llorar, estaba aceptando mi destino.- ¡Me das asco!

-¡A mi me das asco vos!

-Eres la peor desgracia que le pudo pasar a esta familia, eres un asco, nunca antes había estado tan decepcionado. Espero no verte la cara nunca mas.- Ya ni le prestaba atención, me lave mi cara, agarre una toalla y salí a mi habitación cuando escuche como se alejaba.

En mi bolso de natación metí ropa, documentos, plata y cosas esenciales de higiene. Lleve conmigo mi uniforme de la secundaria también, se que mamá no se iba a meter en sus decisiones, pero se que no dejaría de pagarme los estudios. De igual manera, estaba enroscado en buscar un empelo para ya no tener que depender de ella. No la odiaba ni tenia rencor, pero si estaba triste, habíamos salido de esta situación y veníamos sin complicaciones, pero lamentablemente ella cayo otra vez.

Ahora entiendo cuando Dylan me dijo que podía llegar a tener mas parecidos con mi padre de lo que yo pensaba. Sentía asco de mi mismo, de ser como él y jamas darme cuenta.

Justo donde te deje.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora