Capitulo 10: Si hubieras sido el indicado.

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Solemos encontrar personas que nos benefician, que nos complementan, que nos apoyan, pero solemos chocar con su lado más oscuro, a veces se pierden, te niegan, te defraudan, te alejan. Pero terminamos regresando, vamos y venimos, construimos castillos y los derrumbamos con la primera oleada de rencor. Nunca nos conformamos con un solo intento, seguimos de pie a pesar de las heridas que nos hicieron; seguimos por venganza o quizá por vergüenza.

Yo, estaba de pie adelante de él, no por rencor, no por venganza, no por vergüenza. Estaba cara a cara con la verdad. No quería hablarme, yo presentía que algo malo iba a pasar si no me contaba, es un tipo muy reservado, no siempre estaba alegre y mucho menos presente, pero siempre lo vi como el amigo más tranquilo del grupo.

Me equivoque.

Me encontraba frente a frente con Kiren, luego de dejar a Marshall internado se dio a la "fuga", pero yo sabía dónde se encontraba, después de todo no era muy callado con sus negocios, por lo menos no con los fáciles.

- ¿Y bien? Si viniste hasta acá seguro es porque hay un motivo.

-Marshall.

-No, soy Kiren.- Se empezó a reír de su chiste. Al ver mi cara seria paro, pero no dejo de sonreír. - Bien, ¿qué pasa con él? ¿necesitas que haga algún trabajo?

-No, ¿no te basto con dejarlo en el hospital?

-Sinceramente no, hubiera deseado ir más lejos.

- ¿Por qué?

-Dylan, ambos sabemos por qué. - Si podía entender a que se refería, pero estaba seguro de que no había sido ese el motivo. - Es un bruto embustero, no sabe jugar ni limpio ni sucio, suele engañar a la gente que le tiene confianza y todavía, se da el tupe de llamarme traidor por algo que paso por su propia culpa, ¿o me vas a decir que lo olvidaste?

-No, no olvide nada, se perfectamente lo que hicimos y lo que paso después. No es suficiente para haberlo golpeado de la manera que lo hiciste.

-Bueno, eso porque a la persona que le robo y le cago la vida no fuiste tu.

- ¿Que no me cago la vida? Si existe una persona que debería dejarlo muerto soy yo. ¿Tu? ni siquiera estas al nivel de la situación, lo único que hizo fue no dejar que me vaya contigo, ¿cuál es tu problema?

- ¿¡Mi problema!?

Se paro de su silla y se acercó a mí.

-Mi problema es que dejaste que Marshall te usara cuando claramente yo te lo había advertido, no me quisiste a pesar de todo lo que vengo haciendo por ti y te diste el lujo de llorarme borracho porque tenía razón y él te estaba engañando, para luego SEGUIR CON ÉL. - Tomo aire y se limpió una pequeña lagrima. Yo no sabía que hacer, jamás me di cuenta de lo mucho que lo había dañado. - Dylan, yo te había mandado esa carta. - Me sorprendí, solo me habían mandado cartas dos veces y las dos de Marshall.

- ¿Qué carta? Nunca recibí una carta tuya.

-Si, lo hiciste, pero no con mi nombre. - Seguía sin entender nada. - Esa carta que según él había puesto en tu mochila confesándose, fui yo. Yo la escribí, yo la iba a entregar, yo estaba confesándome, no él.

¿Qué? No podía ser posible.

- ¿Como? O sea, no logro entenderlo. - Estaba en shock.

-Si. Yo la escribí y cuando le conté a Marshall que te la iba a entregar, me pidió verla y en un descuido, la robo, al siguiente día me enteré que habías recibido esa carta y al preguntar que decía, me di cuenta de que decía lo mismo que la mía. Hace como un año, Marshall me confeso que lo hizo porque sabía que a ti te gustaba y que decidió jugar con eso hasta que se aburrió.

-No lo creo. - Ahora si estaba atónito, era mucha información que no lograba entender, empezaba a sentir que todo a mi alrededor me daba vueltas. - Dios, no lo puedo creer. - Tuve que sentarme en el piso para no caerme.

-Perdón, no quería hacer que te pusieras así, lo siento de verdad. - Lo escuchaba nervioso, estaba sentado enfrente mío ahora, trataba de calmarme de alguna forma que yo no lograba reaccionar.

Me desperté en mi casa, en mi cuarto, estaba destapado y con la misma ropa que traía de la calle. Seguía confundido, no me acordaba como había llegado hasta ahí.

- ¿Estas bien?

La voz de mi padre me sobresalto.

-Si, estoy bien. ¿Como llegue?

-Te trajo Kiren, espera que lo llamo, aún sigue aquí.

Mi padre bajo y al ratito Kiren toco la puerta.

-Hola, ¿cómo sigues?

-Hola, estoy bien. ¿Hace cuanto estas esperando?

-No hace mucho, quizás una hora y media.

- ¿¡Hora y media!?

-Si, quería asegurarme de que estuvieras bien, no sé, te habías puesto muy mal. - Estaba algo tímido, vergonzoso quizá.

-Perdón, no quería hacerte preocupar tanto.

-No te hagas problema, hablar con tu padre es divertido y más cuando habla de tus fotos de bebe. - No puede ser, ¿por qué mi papá hacia eso con todos los invitados? - Eras un bebe muy tonto según me dijo. - Genial ahora se burlaba de mis pocas mañanas para gatear.

-Que vergüenza. No puedo creer que te haya hecho ver eso.

-Fue gracioso. Tu papá te aprecia mucho, Dylan. - No sabía si explicarle que por mucho tiempo yo no le importaba mucho, pero eso era excederme. - En fin, antes de irme, quisiera saber si estas bien con todo lo que hable, juro que mi intención no era causarte un desmayo, fue toda la desesperación que sentía, te altere. - Se notaba arrepentido y preocupado.

-Esta todo bien, pero quisiera hablarlo bien en otro momento, ¿sí?, es que es mucha información y quiero calmar mis pensamientos primero. - Le di una sonrisa despreocupada, no quería seguir preocupándolo.

Kiren se despidió de mí y de mi padre y regreso a su escondite.

Esa noche me dormí pensando, ¿sería cierto todo eso que me había dicho?, Marshall fue capaz de muchas cosas, pero ¿también llegaría a hacer algo así?

Al final, no sabía en quien confiar, no sabía a quien acudir, no sabía quién me mentía y quien no. 

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