Esos bellos ojos azules, capturaron mi atención me era imposible dejar de mirarlos, sonrisa simplemente perfecta y su hermoso cabello negro...no me hagan hablar de él.
- ¿Te gustaría tomar algo?-dijo con voz seductora.
- Yo...mis amigas ya se van y...
- Te llevaré a casa, lo prometo.
Me era imposible decir que no.
- De acuerdo.
Caminamos hasta la barra y pedimos un par de bebidas más.
***
¡Agh! Mi cabeza dolía fatal, maldita resaca. Me fui sentado poco a poco sobre la cama. Froté mis ojos y miré a mi alrededor. Ropa regada por el suelo, las cortinas cerradas, el ropero abierto de par en par, mi cuarto hecho un total desastre...mi mente demora un momento en darse cuenta...¡esa no es mi habitación!
Me dispongo a levantarme y me doy cuenta de que estoy desnuda.
Mierda ¿qué ocurrió? Busco mi celular, pero nada mas no lo encuentro...
De pronto, el agua de la ducha deja de caer y se abre la puerta del baño, sale una chica envuelta en una toalla y con otra se seca el cabello...ella ¡es la de el bar de anoche!- ¿Sigues aquí? Creí que te habías ido...¿tardarás mucho? Tengo cosas que hacer.
¡Que grosera!
- ¿Dónde están mis cosas?-dijo bruscamente.
- Si te refieres a esa estúpida bolsa rosa, está por allá. Puedes darte una ducha, apestas a alcohol.
Eso es grosero, tomo mis cosas y entro al baño. No demoro mucho, quiero irme de aquí cuanto antes. Debo vestirme, pero mi playera y pantalón están mojados de cerveza, igual que mi ropa interior. Me envolví en una toalla y salí.
Ella estaba cepillando su hermoso cabello negro. Me miró.- ¿Qué? Oh, claro.
Se puso de pie, agarró algo de ropa y me lo lanzó a la cara.
- ¿Eh?
- Vístete.
Permanecí quieta.
- ¿Puedes salir, por favor?
- Que estupideces, ayer te vi desnuda, igual que tú a mi...-suspiró-Como quieras.
Salió y azotó la puerta tras de sí.
¿Cómo diablos es que acabé en casa de esta tipa?
De cualquier modo, mientras antes salga, mejor.
Miré la ropa que me había dado, no tiene ni la más mínima idea de lo que es combinar correctamente los colores.
Blusa de tirantes roja, sudadera verde limón, sostén y bragas azules, short morado y yo con tenis rosas ¡Dios mío!¿Qué clase de loca era esa?
No tenía de otra, era eso u oler a cerveza...ok, ven acá cerveza...ok no.
Me vestí, tomé mis cosas y salí de la desordenada habitación, solo para toparme con un horrible departamento hecho un total desastre.
Juro que casi me da un infarto.
Cobijas y almohadas en el sillón, envolturas y latas de varias cosas sobre la mesa, ropa tirada en el suelo, un montón de hojas hechas bola esparcidas por el suelo y...mejor me quedo callada.- Ven-dice con tono de orden.
¿Piensa que puede ordenarme hacer algo? De cualquier manera, camino a la cocina, el lugar más...decente de la casa.
Está vestida con una camiseta blanca holgada y unos shorts negros ajustados. Va sin zapatos, lo cual me deja ver que tanto las uñas de sus manos y de sus pies van pintadas de azul rey, igual que las puntas de su cabello, también usaba lentes de armazón negro grueso...debo admitir que era guapa.
- Ya que te has tardado tanto, quédate a desayunar.
Estaba poniendo algo en dos platos con una pala de madera. Fue a dejar es sartén a la cocina y ambas nos sentamos.
Era algo aguado y de apariencia poco confiable.
- ¿Qué es esto?
- Huevo revuelto...no te preocupes, sabe mejor de lo que parece-tomó un bocado y...puso cara de asco, escupió la comida en el plato-Olvídalo.
Agarró los platos, los puso en la barra y sacó dos latas de cerveza de la nevera. Me dio una, abrió la suya e hizo unos buches antes de tragársela.
- No bebo.
- No dijiste eso ayer...
- Hablando de eso...¿cómo acabé aquí?
Ella se rió.
- Perfecto, perfecto. De todas las chicas del mundo, debía terminar en la cama con una de tu tipo.
- ¿A qué te refieres?
- Eres de esas niñas mimadas que con un par de tragos hacen locura y media y a la mañana siguiente no recuerdan ni madres.
- Yo...
- De acuerdo, te lo contaré todo, niña.
- ¡No me llames así!
- Eso eres, señorita uso maquillaje y ya tengo 19.
Mostró mi identificación falsa.
- ¿De dónde...un segundo ¿revisaste mis cosas?
- Debo saber quién está en mi cama.
- Eres...
- Calculo que tienes como...15 años.
- ¡Tengo 17 años!
- No es mucha la diferencia.
- ¿Y tú? Empezando por ¿cómo te llamas?
- No tiene caso que lo sepas.
- ¿De qué hablas?
- No creas que vamos a vernos otra vez. No es como en tus cuentos, niña. No creas que una vez follamos y mágicamente me enamoro de ti, esto no es así.

ESTÁS LEYENDO
Por accidente [yuri] {Libro 1}
Roman d'amourSin duda, varias copas encima te hacen presa fácil de decisiones que en tus cinco sentidos nunca tomarías, esto es lo que ocurre con Paula, una estudiante de preparatoria común y corriente, con una vida de lo más "normal"...vida que se ve...