6. Te haré pagar

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Dos semanas después
Antoine estaba muy perturbado. A pesar de que Elena logró ingresarlo a la clínica como camillero, él tenía una idea fija en la mente. No descansaría hasta hacerle pagar a ese desgraciado por lo que le hizo a su pequeño.

Un camillero fue despedido por acosar a una enfermera y el tomó el turno de veinticuatro por cuarenta y ocho horas. Es decir, trabajaría un día entero y libraría dos. El trabajo lo apaciguó un poco, pero su odio y resentimiento crecía con cada día que pasaba.

Al terminar su guardia condujo hasta la zona residencial donde vivía el sujeto. Caminó y se dirigió a la casa de él, tocó la puerta dos veces y espero con impaciencia. Una vez que se abrió la puerta y salió un hombre alto, con canas y de unos cuarenta años su ira se incrementó.

—Buenos días amigo. Ah, eres tú Antoine. ¿En qué te puedo ayudar?

Antoine guardó silencio. Apretó la navaja dentro del bolsillo de su uniforme quirúrgico y soltó un suspiro.

—En nada puedes ayudarme desgraciado —le soltó con odio— tú lastimaste a mi hijo.

Y sin decir nada más se abalanzó hacia él, propinándole varias puñaladas en el abdomen. Todo fue como en cámara lenta. En un instante lo estaba hiriendo y al siguiente se lo estaba llevando la policía. Un ruido ensordecedor de la patrulla policial y una ambulancia, de dónde salieron dos paramédicos y subieron al hombre herido a una camilla.

En la estación policial lo llevaron a una habitación y pasó la noche ahí. Tenía derecho a una llamada, pero los oficiales sólo lo ignoraron.

Yulia y Elena estaban en su habitación viendo una película, cuando fue interrumpida por una anuncio oficial.

Interrumpimos este programa para informar que un afamado representante artístico y accionista del Scottlan Bank fue atacado por un extraño en su residencia. Gracias a la acción rápida de una vecina que vio todo, la policía pudo frustrar lo que parecía ser un intento de homicidio. Se desconocen las causas del ataque, ya que según las declaraciones que dio su asistente, indicó que él no tenía enemigos y era un miembro muy querido y respetado en dicha comunidad. En la comisaría Santa Catarina tienen bajo arresto al presunto homicida, pero aún no ha sido interrogado. Hasta los momentos la policía no ha revelado el estado de salud del empresario y mánager, pero se presume de una buena fuente que su pronóstico es reservado, ya que llegó al centro de salud en muy malas condiciones. El caso está siendo manejado con mucho hermetismo. Estén atentos, seguiremos informando. Volvemos a los estudios”.

Elena sintió un vuelco en el pecho al oír la noticia. No conocía al sujeto pero un mal presagio se cruzó por su mente. Comenzó a temblar y sus ojos se cristalizaron.

—Amor pásame el celular —le dijo a Yulia con voz temblorosa.

Yulia le obedeció, tomó el aparato y se lo tendió. Elena buscó en su agenda hasta que encontró el número que iba a marcar. Llamó a su amiga Nastya, pero sonaba como apagado. Seguramente estaba en cirugía, ya que en los quirófanos no había señal telefónica.

Buscó otro número en la agenda e iba a marcarle a Dinorah, pero recordó que estaba de permiso postnatal. Así que eligió otro número de la agenda y marcó. Por fortuna este si le dio tono de repique y esperó hasta ser atendida.

—Buenas noches —dijo la chica.
—Hola Violet —dijo Elena tratando de sonar calmada— ¿Cómo estás? ¿Estás en la clínica?
—Hola tía Elena. Estoy bien, y sí, estoy de guardia. ¿Necesitas algo?
—Cariño quería saber si has visto a tu primo Antoine por ahí y si me lo puedes pasar.
—Amm, déjame preguntar su horario porque no lo he visto hoy —le dijo la chica tratando de hacer memoria— dame un par de minutos y te regreso la llamada.

Los secretos de familia se ocultan en casa: justicia para Sergey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora