𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓

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—Así se hace hija —le dijo Eros

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—Así se hace hija —le dijo Eros.

Seis meses habían pasado desde el solsticio de invierno, seis meses en los que Milena se dedicó a mejorar sus habilidades como diosa.

Tenía la ventaja de ser bastante rápida entendiendo las cosas, gracias a ello había progresado bastante, aún le costaban ciertas cosas pero la mayoría de veces podía hacer todo sin problemas.

Eros poco a poco le había estado dejando ciertas tareas, todas las que tuvieran que ver con el romance, ella estaba a cargo. Agradeció tener un mentor para eso.

Sin embargo, el verdadero problema radicaba en otra de sus tareas, en especial las que tenían que ver como diosa de los héroes.

Milena quería ayudarlos, y lo hacía, solo que en algunas ocasiones se excedía un poco. Es decir, a los semidioses que aún no conocían su parte divina, hacía que los monstruos se alejaran de ellos, y eso era algo bueno.

El problema es cuando ellos estaban en problemas, sabía que no podía evitar el encuentro entre semidioses y monstruos, ayudaba a los semidioses, que se encontraran casualmente con momentos para escapar, eso ayudaba.

Pero se involucraba mucho, y eso no podía hacerlo, después de todo, los dioses no podían meterse en esa clase de luchas.

Y es por eso que se había dedicado más a sus tareas como diosa del romance y las emociones.

Con los semidioses, intentaba calmarlos y darles tranquilidad y seguridad, los seguía cuidando y procurando alejar a los monstruos de ellos, pero ya no se involucraba tanto.

—Bueno, que se cuide cualquier dios porque haré que se sienta feliz o deprimido —espetó ella mientras observaba la flecha que había hecho.

Había estado aprendiendo a hechizar las flechas, eran similares a las de su padre, solo que estás eran sobre emociones, alegría, enojo, tristeza, incluso amor y odio.

—Con tal de que no me fleches a mi o a tu madre todo bien —le dijo Eros mientras se encogía de hombros.

Así como sus padres le habían dado total libertad a él desde que nació, ella se lo iba a dar a su hija.

Además de que le encantaba ver a los dioses con miedo, y ahora no solo a él le iban a temer, a ella también.

—El primero en probar mis flechas será cierto idiota brillante~ —canturreó mientras recordaba a Apolo.

¿Qué había ocurrido con él en los últimos meses? Bueno, llegaba casi todos los días con la intención de conquistarla, y aunque ella no quisiera admitirlo, funcionaba.

No lo iba a admitir, al menos no por un tiempo. Por eso siempre se burlaba o miraba mal al dios, intentaba que sus sentimientos bajaran al menos.

No funcionó ninguna.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓|| 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora