Capítulo 14: El bosque negro (II)

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Pese a las recomendaciones que Berith le hizo sobre mantener distancias con ese lugar, el vizconde aprovechó el instante en que el mayor volvió al infierno para, a su vez, salir corriendo en dirección al bosque negro, recorriéndolo por el borde exterior mientras intentaba encontrar la escencia de su amo ahí. No podía evitar sentirse preocupado por Bitru, era obvio que su salud estaba en pésimas condiciones y temía que en ese estado no pudiera enfrentarse a la magia del lugar.

-Si sólo tuviera la poción...

La legendaria pócima que el duque le consiguió unos días antes había sido retirada por la Reina Lilith en la ocasión en que esta llegó a su despacho por sorpresa, a modo de castigo para el príncipe por no cumplir con el plazo establecido para regresar a Lagneia. Si bien, Domi hizo un gran esfuerzo para tratar de convencer a la Reina de permitirle usar esa poción tan valiosa para reestablecer la salud de su señor, sus peticiones fueron ignoradas del todo por su madre.

Lleno de frustración, el vizconde había visto como el frasco lleno de líquido plateado desaparecía en las manos de la emperatriz sin que pudiera hacer nada por evitarlo, de modo que ahora solo seguía caminando por el límite del bosque, atento a los sonidos del interior por si su alteza llegaba a necesitar de su ayuda, aunque rogaba porque el príncipe no se topara con ninguna dificultad que lo pusiera en riesgo.

-¡Ánimo mi señooor! -gritó a todo pulmón, esperando que su voz de algún modo pudiera alcanzar al nombrado-. ¡USTED ES MUCHO MAS PODEROSO QUE UN BOSQUE!

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Joel arrastró los pies, agobiado por el peso de la situación en que estaban él y Elliot mientras caminaban sin rumbo dentro del extraño ecosistema que formaba el bosque negro. Cada parte de su cuerpo dolía a un grado inimaginable, haciéndole recordar por momentos la tortura que pasó meses antes cuando se separó de Elliot sin permiso. La ventaja ahora era que no sangraba, pero la situación era igual de desasperante, sobre todo porque Elliot no parecía tener ningún mal físico y al mayor le preocupaba que este fuera a caerle de la nada.

-Este tronco tiene las marcas, significa que ya habíamos pasado por aquí -murmuró el brujo, cabizbajo.

Dada la cantidad de tiempo que llevaban caminando sin encontrar ninguna señal que les indicara por dónde salir, Joel empezó a marcar con sus garras los troncos de los árboles para al menos identificar en qué sitios ya habían estado... Pero estaba resultando inútil.

-Este otro árbol también las tiene. Mierda, es como si se cambiaran de lugar; yo no puse dos marcas juntas.

Elliot suspiró y se sentó en el suelo unos minutos; se sentía más deprimido y asustado que nunca, pero por alguna razón no se atrevía a exteriorizarlo, como si admitirlo en voz alta fuera a hacer que todo empeorara. En ese momento se preguntó si valía la pena haberse metido ahí con tal de encontrar a su padre ¿Y si ambos morían ahí dentro sin posibilidades de escapar? ¿O qué tal si se perdían por años y al salir su familia ya estaba muerta? También podía ser que la anciana de la posada fuera alguna vieja enemiga de su madre y los hubiera encaminado ahí para acabar con su vida...

-Hay que seguir.

Joel cortó el torrente de dudas que ahogaban al menor y le tendió la mano para ayudarlo a pararse de la roca en la que estaba sentado.

¿De qué sirve? Llevamos aquí todo el día y no estamos ni cerca de ver el límite del bosque. No nos hemos cruzado con ningún otro ser vivo además de éstos pinches árboles que parece que caminan, ni siquiera un insecto o un conejo. Los lobos que nos perseguían huyeron porque seguro sabían que iban a morir si ponían una pata aquí dentro... Y aunque traigo a un supuesto principe del infierno conmigo no cambia nada, estamos jodidos.

Tu alma es mía: JuramentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora