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NICOLA

Esta mañana alguien metió a Mila en mi habitación antes de que despertara. Lo supe porque lo que me despertó fueron sus lengüetazos en mi cara.
Con una sonrisa la pegué a mi cuerpo con un abrazo. Por ese segundo en el que no sabes dónde estás ni quien eres cuando despiertas, me sentí en casa. Feliz. En la mansión con Luke.

Pero ese sentimiento pronto desapareció al darme cuenta de mi realidad. Encerrada en hogar de toda mi vida con la amenaza constante de un hombre que quiere matar al hombre que me embarazo.

Si lo pienso un poco yo también quisiera matarlo. Por dejarme sola. Por no venir por mí. Por embarazarme y no estar aquí para decírselo.

Siento un rasguño en mi brazo y cuando reviso el collar de Mila hay pequeño un rollo de papel en su collar. El corazón me da un vuelco. Al pensar que tal vez. Solo Tal vez Luke este aquí. Planeando rescatarme. Es tan pronto, pero siento algo mi estómago como si mi bebé supiera que estoy emocionada. Y sí, no puedo negarlo lo estoy.

Amo al maldito imbécil que me embarazo.

Asegurándome de que no se escuchen ruidos ni pasos fuera de mi habitación, libero el pequeño rollo de papel del collar de Mila y al abrirlo solo tiene dos palabras.
Mi ceño se frunce. ¿Como solo dos palabras?. Si sé que esto es un riesgo, pero que esperan que haga con esto.

"Tres wdías"

¿Tres días para qué? Maldita sea...
¿Tres días para escapar? ¿Tres días para que venga por mí? ¿Tres días para morir? ¿Qué mierda significa tres malditos días?

Me estaba poniendo de un humor bastante irritable además del hambre que había pasado la noche de ayer. Cuando dan dos golpes a la puesta de mi habitación. Entro en pánico y escondo el mensaje que solo dice tres días bajo mi almohada. Temiendo que sea el oso el que está tratando de entrar.
Pero suelto el aire contenido en mis pulmones con un largo suspiro cuando no es él.

Es mi desayuno, solo que no es un verdadero desayuno en realidad solo es una pieza de pan y un vaso de agua.

—disculpa que es esto? —pregunto con verdadera confusión.
—son órdenes del señor. —me responde Olga.
—si te das cuenta de que estoy embarazada? —digo señalando a mi vientre muy plano. —bueno no se nota aún, pero lo estoy como se te ocurre traerme solo pan y agua. —le reclamo.

—lo siento mucho, señora, yo solo obedezco órdenes del señor.
—pues dile a tu señor que más le vale venir a verme o se arrepentirá de...

No logro terminar la frase porque la sombra de su imponente figura se posa en el umbral de mi habitación. Mierda. Trago saliva.

—comerás cuando hables. —su español es más claro cada día.
—como te atreves? —quiero reclamarle en un grito, pero lo me sale es un chillido entrecortado.

—quien te hizo eso? —me pregunta señalado a mi vientre. Sus ojos ya no son como hace unos días, y mucho menos como cuando me trajo de regreso y me prometió la luna y las estrellas. Ahora me mira con resentimiento. No entiendo por qué si yo nunca le prometí nada. Él se tomó atribuciones y dio por hecho cosas cuando yo simplemente quería sobrevivir.

—no te lo diré. Y no puedes ser tan malo para dejarme sin comer.
—pruébame. —fue su última palabra antes de cerrar la puerta de un golpe cuando salió.

Solté un bufido y mis puños golpearon con fuerza la cama repetidas veces hasta que me obligue a detenerme por la fuerza que estaba haciendo en mi estómago.

Me dejé caer de espaldas en el colchón y mirando a Mila antes de decir: más vale que esos tres días sean los últimos tres días. No te daré más tiempo querido padre de mi hijo.

No te enamores (original ✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora