Capítulo 30 Sabía que volverías

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Empecé

a caminar hacia el coche mientras fumaba, me relajaba. Cuando me

acabé el cigarro subí al coche, lo encendí y salí del

aparcamiento.

Iba

sin rumbo alguno, simplemente conducía y miraba a veces a los lados,

pero no me fijaba donde estaba, no me importaba. Pensaba en por que

tenia que pensar en Rubén cada vez que besaba a Rubius y cuando

besaba a Willy no pensaba en nadie, la idea de que me gustara Willy

la quería quitar de mi cabeza, no quería. Él está con Ashley y

parecía feliz.

Mientras

pensaba reconocí donde estaba. Estaba en mi pueblo, en el lugar

donde nací. Mis padres no sabían que estaba aquí, así que no los

iré a ver ni tampoco a nadie de mi familia. Fui a un sitió apartado

para que nadie me vea allí, en el pueblo todos me conoces y como mi

familia se entere que he venido y no los he ido a ver me matan.

Empecé a caminar, me puse los auriculares y encendí la camara.

-Muy

buenas miss perfectos pingüinos – empecé a grabar, iba

concentrada en lo que decía i en la camara y no me di cuenta de por

donde iba caminando.

Cuando

apagué la cámara vi donde estaba, estaba justo delante del

cementerio. Unas lágrimas cayeron por mis mejillas, allí estaba

Rubén enterrado. Entré un poco pensativa, no sabía bien porque

entraba, me paré justo delante su tumba. Tenía flores a su

alrededor, también había fotos, había una de nosotros dos, otra

con su Opa y su Oma, que era como llamaba a sus padres adoptivos, y

la última, que estaba justo en medio de una cruz, estábamos todos:

Cristopher, Jason, Andres, Noah, Aaron, Rubén y yo.

Me

arrodille delante de la tumba y la toqué suavemente * Te amo Rubén,

y lo voy a hacer toda mi vida * susurre y me levante y me fui. Cuando

llegué a la esquina para irme miré si venían coches para pasar al

otro lado y al mirar hacia arriba vi el lugar donde pasé muy buenos

momentos, donde tenía los caballos, mis piernas subieron esa cuesta

sin pensarlo dos veces y no me resistí, tenía curiosidad de como

estarían mis caballos.

Me

asomé y por suerte no había nadie así que entré. Estaba todo

lleno de caballos, algunos no los reconocía, pero otros si. Bajé

hasta llegar donde tenía a los que no eran trotones, estaba allí,

mi caballo blanco, mi Bucéfalo. No pude evitar acercarme, cuando lo

hice empezó a relinchar y se puso contento, no pude evitar sonreir

La historia de mi vida (willyrex y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora