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Capítulo 3 - La carta que espera la villana (2)

Con un leve dolor de cabeza, los ojos de Olivia se cerraron.

[10 minutos para que comience la lectura].

Abrió los ojos con suavidad.

Un techo familiar la saludó.

Suspiró y soltó una carcajada sin sentido.

Comprobando si realmente había perdido la cordura.

Una habitación, demasiado familiar, adornada con adorables animales de peluche sobre la cama y cortinas rosas ondeando, que recordaban a la habitación de una joven dama noble.

Era su habitación del pasado.

Todo era igual.

Incluso las fotos de Michail que cubrían el techo coincidían con su recuerdo.

El osito de peluche con una foto de Michail pegada en la cabeza era idéntico al que tenía hace un año.

Un susurro desconcertado brotó naturalmente de sus labios.

"¿Esto es real...?"

Extendió la mano con cuidado y cogió el oso de peluche que estaba a su lado.

Era el oso que tanto le gustaba, el que Ricardo había desechado. Su olor familiar, suave y esponjoso, llenó sus sentidos. Al ver que su alucinación era tan realista, pensó que su trastorno mental debía de ser grave. Se le escapó una risa sin sentido, pero no pudo enmascarar la extraña excitación que se apoderaba de su corazón.

Ya estaba cautivada por el futuro que estaba a punto de presenciar.

¿Y qué si era una enferma mental?

Ya la consideraban loca.

Incluso si la diagnosticaban como loca, era un diagnóstico bienvenido si significaba que podría volver a experimentar la sensación de caminar, aunque fuera por un momento fugaz.

Una satisfacción inexplicable se apoderó de todas sus fibras.

Olivia empezó a confirmar su situación.

Lo que le esperaba no era una pesadilla. ¿Qué alegría habría sentido su yo del pasado sin la intervención de su sirvienta?

Se convenció de que no estaba equivocada.

- Tic tac, tic tac.

El rítmico movimiento del sonido del reloj llenó la silenciosa habitación.

Olivia desplazó la mirada para confirmar la hora.

LAS ONCE Y CINCUENTA Y NUEVE DE LA NOCHE.

Conocía bien esa fecha y esa hora.

"Debió de ser al filo de la medianoche, ¿verdad?".

El día que se entregó a la magia negra.

La hora en que entró en su habitación.

A decir verdad, Olivia no recordaba perfectamente los acontecimientos de ese día.

Su memoria era clara hasta el momento en que entró en la habitación.

El resto estaba borroso.

El único detalle grabado en su memoria era que algo le dolía, le dolía mucho, y se desmayó.

Recordaba claramente que había entrado en su habitación a medianoche y que Ricardo había interrumpido su ritual de magia negra. Aparte de eso, todo era confuso.

Tal vez estaba desbordada por la expectación.

¿O eran estas lagunas de memoria un efecto secundario de su magia negra fallida?

La Villana A La Que Había Servido Durante 13 Años Ha CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora