"¡Qué radiante...! *Flash* *Flash*".
Para la dama cuya ocupación parecía ser holgazanear en la cama, había surgido un nuevo pasatiempo.
Un lujoso pasatiempo consistente en reflejar su collar en la luz del sol que se filtraba por el cristal de la ventana. Su tez se iluminaba día a día, brillando tanto como el resplandeciente collar.
La comisura de su boca se torció en una sonrisa y su cartera se hinchó.
"100.000 de oro... ¡Si vendo esto, serán 100.000 de oro!".
Observando la sonrisa materialista de la dama, reflexioné,
'Menos mal que se lo regalé'.
Si le hubiera dicho, 'Señorita, no hay regalo para usted,'... puede que hubiera tenido que presenciarla cociéndose a fuego lento como las espinacas durante una semana...
Recuerdo que, hace tres meses, me había comido a escondidas un poco de pollo en el mercado, y después de que la pillaran, se puso de humor 'espinacas' durante un día entero, un recuerdo que todavía me atormenta.
"No voy a bañarme. Como ya soy prácticamente un mendigo, mejor me convierto en un vagabundo mugriento que en un holgazán limpio".
Recuerdo la cantidad de chocolate y bombas de baño que ofrecí para calmar el enfado de la señora. No recuerdo la cantidad exacta, pero fue bastante.
La señora, ahora una con la cama, se retorcía como una oruga. Le pregunté a ella, que parecía haberse resignado a disfrutar de una vida perezosa,
"¿Tanto lo disfrutas?"
"Mhm. Brilla tanto".
"¿Piensas venderlo más adelante?"
"No... Todavía no. Todavía no lo vendo".La dama acurrucó el collar entre sus pechos, abrazándolo como quien abraza un gran tesoro con un corazón generoso.
Mirando el collar, no pude evitar pensar,
"Me da una envidia tremenda".
Últimamente, me encuentro envidiando meros objetos. Irritado porque una cosa inanimada gozaba de privilegios que ni siquiera un mayordomo como yo podía. No es porque tenga una afición perversa por los cofres. Es por el privilegio... el privilegio.
"Hehe... 100,000 de oro. Suficiente carne para diez años".
La dama abrazó el collar fuertemente contra sí y soltó una risita, su vientre tamborileaba ligeramente como un viejo avaro saboreando una comida de arroz normal con un pescado seco colgado junto a la mesa del comedor. Sonrió satisfecha, como una tonta encantada.
Parece que sólo la vista sacia el hambre.
Dejé a la dama sola en la habitación, acercándome a recuperar la espada que había colocado en un rincón.
"¿Adónde vas?"
"Me gustaría practicar un poco con la espada. Me siento un poco rígido"."¿Practicar?"
La dama ladeó la cabeza y me miró con escepticismo, como si cuestionara la repentina necesidad de practicar de alguien que solía saltarse las clases de esgrima en la Real Academia. Era difícil poner excusas cuando mi negligencia en el pasado parecía auténtica.
Había ocasiones en que la instructora de esgrima favorecía a los nobles en detrimento de los plebeyos, lo que me llevaba a saltarme las clases, y casi nunca empuñaba una espada delante de ella, sólo en un puñado de ocasiones.
Además, la dama, una excelente hechicera, nunca había mostrado interés por la esgrima, y me parecía un poco incómodo mostrarle mis poco glamurosas habilidades.
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La Villana A La Que Había Servido Durante 13 Años Ha Caído
FantasyEs la historia de un hombre que se transportó a una novela y poseyó a un chico de los barrios bajos. Conoció a una chica noble y la sirvió como mayordomo durante 13 años. Ahora la chica ya ha caído de su vida noble y vive en una mansión abandonada c...