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La vida en la capital llegaba a sus últimos días.

Muchos acontecimientos.

Relaciones enredadas.

Conversaciones con gente que creía que me iba a caer mal.

Aunque el viaje comenzó en medio de una maraña de preocupaciones, pareció convertirse en un tiempo significativo del que pude sacar mucho.

Temprano por la mañana en la mansión Desmond.

Estaba de pie frente al espejo, rebuscando en el armario como una estudiante de secundaria que escoge ropa para una excursión.

"Suspiro... Todo me parece incómodo me ponga lo que me ponga".

Me probé un abrigo negro que me llegaba hasta la cintura y luego negué con la cabeza.

Lo mirara como lo mirara, no me quedaba bien...

Me parecía demasiado voluminoso y, comparado con el tiempo que hacía, parecía que vestía demasiado ligera... y llevar un abrigo de piel me haría sentir como una nueva rica...

Fue todo un reto elegir qué ponerme.

Prácticamente no sabía nada de moda, siempre vestía con el uniforme de mayordomo, así que, naturalmente, era difícil encontrar algo que me satisficiera.

"Quiero ir elegante".

Al fin y al cabo, hoy era una cita con la joven.

Quería lucir lo mejor posible, lo suficientemente bien como para que los transeúntes me pidieran mi número. Ese era el deber de un mayordomo que levanta el ánimo de la joven, y mi diversión privada para burlarme de ella. También quería recibir sus cumplidos, naturalmente.

Probablemente por eso me esforzaba más de lo habitual en elegir mi atuendo.

Sobre la cama yacía un montón de prendas que me había probado y luego desechado; las diferencias entre ellas eran sutiles, como un estampado de cuadros o el punto negro, pero ninguna parecía la adecuada, lo que me hizo suspirar profundamente.

"¿El abrigo es demasiado...?".

Quiero estar guapa...

El destino de la cita con la joven no era un pueblo de mala muerte como Hamel, sino un teatro de la capital, por lo que había mucho que tener en cuenta a la hora de elegir mi atuendo.

Muchos nobles frecuentaban el lugar, y podría haber encuentros con antiguos compañeros de academia que se hicieran mala sangre. Tenía que vestirme como si viviera bien.

Yo también estaba algo emocionado.

Un teatro...

Hacía mucho tiempo que no iba a uno.

Como sabes, no estoy familiarizado con las obras de teatro, ni con la alta cultura en general. Ni en mi vida anterior ni en ésta he tenido mucho que ver con las aficiones de la nobleza como los musicales o los conciertos.

Me preocupaba más estudiar cómo tomarle el pelo a la joven que entender la cultura, y me centraba más en derrotar a los demás que en emocionarlos, así que, naturalmente, no sabía mucho de la cultura teatral.

Aunque había acompañado a la joven a algunas obras de teatro, nunca había elegido una yo mismo. Así que cuando llegó el momento de elegir una obra para ver con ella, fue un poco difícil.

-Jovencita, ¿qué te gustaría ver?

-Cualquier cosa.

-Habla antes de que te dé un golpecito en la frente. "Cualquier cosa" es una palabra que hace infeliz a un mayordomo.

La Villana A La Que Había Servido Durante 13 Años Ha CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora