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"*¡Gruñe...!*"

"*Gruñe* ¡Guau! ¡Guau!"

Hoy, la habitación de la joven estaba tan tranquila como siempre.

La joven sentada en la cama estaba enzarzada en un enfrentamiento con el cachorro.

Haciendo valer su posición en la jerarquía, se desparramó por la cama en pose felina, enfrentándose al cachorro.

Con ojos penetrantes, observaba al cachorro negro que se escondía detrás de mí, gimoteando y temblando de miedo.

En las batallas de voluntad de la joven no había piedad.

La razón por la que podía reinar como una reina dentro de los manipuladores y engañosos círculos sociales era precisamente por su destreza en estos primeros enfrentamientos de voluntad.

La joven siempre solía decirme,

"Asegúrate de dejar una primera impresión fuerte".

Si a uno lo recuerdan esponjoso y suave como el algodón de azúcar, es mejor aplastar su espíritu desde el principio para evitar cualquier resentimiento persistente, que es más fácil. Ese fue el sabio consejo que pronunció la joven mientras arrancaba un mechón de pelo de la cabeza de Olivia.

La joven estaba demostrando al perro qué clase de persona era.

La loca del barrio... no, a la que se le habían aflojado los tornillos.

"¡Gruñe! ¡Guau!"

La joven, hablando en el lenguaje de los animales, resultaba adorable.

Cuando vio al cachorro por primera vez, no pareció importarle, diciendo que no hay nada lindo en un animal muda mientras furtivamente robaba miradas y jugueteaba con sus dedos, pero estando a su servicio durante 13 años, pude identificar su mentira al instante.

-¡Oso!
-Es un cachorro.
-¿Lo es?
-Sí.
-¿No es un oso?
-Tiene cuatro patas, así que probablemente sea un cachorro, ¿no crees?
-¿Es así?

La joven aceptó rápidamente la idea de criarlo como aspirador de cucarachas.

Porque para ella era necesario un aspirador de cucarachas que superara incluso a un robot aspirador.

Antes de dar la bienvenida a este nuevo miembro de la familia, la joven me expresó su preocupación.

-¿Pero y si me quita el trabajo?
-¿Tu trabajo?
-Sí. Ya tengo uno, ¿sabe?

Me desconcertó oírla hablar de un trabajo, ya que pensaba que estaba en paro, pero asentí con la cabeza a la valoración objetiva de la señora.

-Proteger la casa. Ese es mi trabajo, ¿no?
-Entonces lo has conseguido. Tienes trabajo.
-Por supuesto. No se puede vivir como un desempleado.

Me sentí como un malvado patrón que se olvidó de pagar los salarios al darme cuenta de que la joven, a la que creía desempleada, en realidad tenía un trabajo.

De todos modos, la joven se estaba familiarizando con la nueva familia. Puede que fuera la forma tradicional, pero a veces esos medios son los mejores.

Incluso el Presidente de los Perros lo había dicho.

-Es muy importante establecer una jerarquía entre el dueño y su perro. Te pueden morder si pareces demasiado indulgente.

Recé para que la joven y el cachorro llegaran a un acuerdo agradable.

"Rrrrrr..."

La joven, mirando al perro con ojos que parecían dispuestos a soltarle un puñetazo "nyang", hizo que el cachorro gimoteara y apretara contra el suelo su cola rechoncha, más corta que un dedo meñique.

La Villana A La Que Había Servido Durante 13 Años Ha CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora