25. Compromisos

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César tomó el celular y le marcó.

V: ¿Bueno?

C: ¿Estas con él?

V: No mi amor.

C: ¿Y tu compromiso?

V: Mis hijos me invitaron a un evento, no puedo decirles que no.

C: Entiendo.

V: ¿Te enojas?

C: Claro que no.

V: Estabas enojado pensando que estaría con él.

C: Eso si, pero ahora ya no lo estoy.

V: Mi celoso preferido.

C: No me digas así, no estaba celoso.

V: Que ganas tengo de comerte a besos.

C: Pues tendrá que esperar señora.

V: ¿Y eso por qué, señor?

C: Mañana tengo un compromiso.

V: ¿Si? ¿Y con quien si se puede saber?

C: Con una hermosa morena de ojos verdes.

V: Te amo

C: Yo mas



Cuando Victoria abrió la puerta de la casa, no encontró a nadie. Se quito el abrigo y dejó el bolso a un lado, entró hasta el salón y escogió un libro de la librería de César, se sentó en el sofá y se dispuso a leer mientras esperaba. Poco después la llave se escuchó dentro de la cerradura, al entrar pudo comprobar que ella estaba allí, su abrigo y su bolso la delataban.

C: ¿Victoria?

V: ¡Estoy en el salón amor!

Soltó las bolsas de la compra y a pasos agigantados entró al salón. La encontró allí tan hermosa con el libro entre sus manos mientras se apartaba algún mechón rebelde que le caía por el rostro.

C: Hola.

Victoria cerró el libro y lo dejó a su lado en el sofá, levanto la mirada y le sonrió coqueta.

V: Hola mi amor.

C: Que sorpresa.

Se acercó y se arrodillo frente a ella, Victoria abrió las piernas dejando que se colase entre ellas y le acarició el rostro mientras él posaba sus manos en los muslos femeninos por encima del pantalón.

Se dieron un beso tierno.

C: Te extrañe mucho (fingiendo un puchero)

V: Ya estoy aquí. (volvió a acariciarle el rostro mientras le sonreía)

C: Ya veo y estas hermosa.

Victoria sonrió y volvió a posar sus labios sobre los de él en un beso un poco mas largo pero dulce y tierno igualmente.

V: ¿Dónde estabas?

C: Fui a comprar para prepararte una comida deliciosa.

Depositó un beso en la frente de ella y se incorporó.

C: Enseguida está listo.



César se desenvolvía a las mil maravillas en la cocina y además le encantaba. Cocinaba mientras tarareaba una canción y movía ligeramente sus caderas. Esa fue la imagen que encontró Victoria al entrar en la cocina y le encantó. Se acercó por detrás y le rodeo con los brazos por la cintura.

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