43. Modosita

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Ella rio pero su risa enseguida se convirtió en un gemido cuando notó la succión sobre su clítoris.

V: ¡César!

Retorcía su cuerpo sobre las cama mientras la lengua de César trabajaba entre los húmedos pliegues.

Le hizo el amor con la lengua, lamia sus pliegues, entraba y salía de aquella cueva mientras un dedo hábil hacia círculos en su botón rosado.

Llegó a una deliciosa cima con la boca de César enterrada entre sus muslos, lo encerró allí con sus piernas cuando el orgasmo la azotó y él bebió toda su esencia mientras sus oídos disfrutaban el grito de placer de la morena.

Subió besando su cuerpo y cuando llegó a su rostro sonreía sin poder evitarlo.

V: ¿De qué te ríes?

C: Estaba recordando lo modosita que eras las primeras veces que hicimos el amor.

V: ¿Modosita?

C: Si, gemías como una princesa recatada y ahora gritas como loca.

Ella iba a replicar pero él le atrapó los labios en un beso arrebatador y mientras la entretenía con su labios llevó su miembro a la entrada y se enterró sin dudar.

V: ¡Aaaahh!

El cuerpo de la morena se arqueó con la invasión y sus labios se abrieron para dejar paso al gemido que salió de lo más profundo de su garganta.

C: Lo ves, eres toda una señora frente al mundo pero en mi cama pierdes los modales.

V: Deja de decir cochinadas y concéntrate, estas perdiendo el ritmo. (bromeó)


Esas palabras fueron suficientes para que las embestidas de César se intensificasen, ella quiso hacerse la dura y no gritar pero es que era imposible, ese hombre lo hacia delicioso y no podía mas que dejarse llevar y perder la cordura, la razón y todos sus modales gimoteando y gritando como loca.



Acostados desnudos bajo las sabanas César la tenia arropada con sus brazos y ella reposaba su cabeza sobre el pecho desnudo de él, regalándole caricias en forma de circulo sobre un pezón con las yemas de sus dedos.

C: Mmm... mi mujer.

La presionaba mas fuerte contra su cuerpo y beso su frente delicadamente. Victoria se incorporó y lo miró a los ojos.

V: ¿Para qué eran la máscara de ojos para dormir y la cinta?

César sonrió mirándola con deseo nuevamente.

C: Para otro juego.

V: ¿Lo jugamos ahora?

C: ¿Quieres más sexo?

V: Mi amor, es nuestra noche de bodas.


Se subió sobre él y César alzó sus cejas con gesto de sorpresa.

V: Quiero hacer el amor contigo toda la noche.

Giró con ella en la cama y la dejo encerrada bajo su cuerpo, agarró la caja en sus manos, sacó de allí la cinta y la máscara de ojos para dormir.

Victoria lo miraba con curiosidad.


V: ¿Qué vas a hacer?

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