7. En casa

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C: ¿Sabes que si utilizaras faldas esto seria mucho más fácil?

Ella no contestó. En ese momento las luces de otro auto iluminaron el lugar.

V: Viene alguien.

Ambos se incorporaron en sus asientos y se colocaron el cinturón.

C: Vamos.

Emprendió camino hacia la casa nuevamente pero para este punto Victoria ya estaba excitada.

V: ¿Está muy lejos la misteriosa casa?

C: No, ¿Por qué?

V: Por tu problema. (señalando el bulto en la entrepierna de César)

C: Tranquila, recupérate pronto.

V: ¿De quién es este auto?

C: De un amigo.

V: Que lástima que no tenga los vidrios polarizados.

C: ¿Por qué?

V: Para ayudarte con tu problema. (mientras se mordía el labio inferior).

C: Eres verdaderamente mala. Ahora esto tardará mucho más en bajarse.

Victoria soltó una risita maliciosa.

Llegaron a una casa pequeña, estaba un poco alejada de la urbanización, lo suficiente como para tener intimidad.

C: Llegamos

V: ¿Este es tu picadero?

C: Esta es mi casa Victoria, llevo desde la pandemia viviendo aquí.

V: ¿Solo?

C: Sí, claro. Te aseguro que la única mujer que ha pisado esta casa ha sido mi hija.

V: ¿Y...y tu...tu mujer?

C: Mi mujer eres tú

V: Habla en serio.

C: Yo también. No hay nadie en mi vida Victoria, llevo tres años solo.

V: ¿Estás divorciado?

C: No exactamente, pero no comparto mi vida con nadie.

V: ¿Por qué no me lo dijiste?

C: Exactamente esto era la cosa importante que tenia que decirte en el mirador pero a ti se te antojó el tequila y después de eso pues ya no encontré un buen momento.

Hubo un silencio.

C: ¿Quieres entrar?

V: Sí.

César abrió la puerta y la invitó a entrar primero, el entró tras ella y cerró. La puerta principal daba directamente a un pequeño salón con chimenea que una vista simple parecía muy acogedora.

C: ¿Quieres ver la casa o te la muestro mañana? Es muy pequeña así que la vemos rápido.

V: Ahora está bien.

César avanzó para empezar a mostrarle la pequeña casa y ella corrió a alcanzarlo para agarrarse de su mano.

C: ¿Ocurre algo?

V: No, solo quiero ver la casa tomada de tu mano. ¿Te molesta?

C: Claro que no mi amor.

Sonrió y depositó un tierno beso en la mano de la mujer. Y así tomados de la mano le mostraron las estancias de la pequeña casa. El pequeño saloncillo de la entrada con chimenea, un comedor, una cocina con barra americana y un cuarto de baño, esas eran las estancias de la planta baja. Subiendo las escaleras estaba la habitación principal que tenía un gran ventanal y un baño propio, y otra habitación para invitados también con un pequeño aseo.

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