36. Las cosas claras

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Victoria había estado varios días de gira y esa noche llegaba a casa, no le había dicho a César porque quería sorprenderlo. Entró en la habitación y él ya dormía, boca abajo y como siempre en bóxer y sin taparse. Sonrió mientras dejaba la maleta en una esquina de la habitación. Se acercó a la cama y se subió por los pies, cuando estuvo encima de él comenzó a besarle la espalda, César se removió.

C: Mmm...

V: Hola mi amor

C: Victoria.

Abrió los ojos y giró sobre su cuerpo para quedar de frente a ella, él tumbado en la cama y ella encima apoyada en sus manos y rodillas sobre el colchón. Sonrió al mirarla a los ojos y después su mirada se fue a los labios, tan apetecibles como siempre. Sus ojos siguieron bajando hasta encontrarse con el escote de su blusa que por la posición de ella dejaba ver lo que había debajo.

V: ¿Te gusta lo que ves?

Los labios de César dibujaron una sonrisa torcida y la miró nuevamente a los ojos.

C: Sabes que sí.

Llevó sus manos allí y comenzó a sacar los primeros botones.

C: Dime que no estas cansada. (mientras terminaba con los botones)

Victoria se sentó sobre su miembro aún cubierto por el bóxer y descubrió que alguien estaba muy despierto ya.

V: Lo estoy pero...

Se quitó la blusa y las manos de César atacaron ahora el botón de su pantalón.

C: ¿Pero...?

V: Quiero hacer el amor con mi futuro esposo. (se mordió el labio y alzó sus cejas seductoramente)

César se incorporó y le devoró los labios con pasión, ella los abrió con gusto y dejo que la lengua masculina la invadiese por completo. Mientras tanto las manos de él se deshicieron del sostén y seguidamente su boca ya descansaba en aquellos dos montículos que le hacían perder la razón.

C: Cómo me gustan tus pechos mi amor, son bonitos, suaves y chiquitos. Perfectos.

Victoria sonrió con su comentario y le tomó el rostro con ambas manos para volver a comerle la boca con fiereza. Ambos cayeron sobre el colchón y él aprovechó para girar y dejarla bajo su cuerpo. Le fue bajando los pantalones y las braguitas de una vez mientras su boca recorría cada centímetro que iba quedando descubierto. Le mordió el muslo cerca de la ingle y ella soltó un gritito acompañado de una risa nerviosa.

V: César.

Poco tiempo mas hizo falta para que el cabecero golpease incesantemente contra la pared. Gracias que allí no había vecinos o despertarían a todo el edificio entre los golpes de la cama y los gemidos de ambos. Terminaron exhaustos, César cayó sobre ella totalmente agotado.

V: Me aplastas.

C: Perdón mi vida.

Se dejó caer a su lado en la cama y la abrazó contra su pecho.

C: Odio estar separado de ti pero adoro cuando nos reencontramos.

V: Un día vas a romper la cama.

C: ¡Ah! ¿Yo sólo?

V: Tu eras el que se movía.

C: ¿Y quien decía "así, así mi amor, mas duro, mas duro" ? (imitando su voz)

V: Baboso (se reía mientras le golpeaba el hombro)


Victoria se levantó aún desnuda y buscó en el armario su pijama, César no se perdió ni un movimiento de la morena mientras se vestía. Se acercó a la cama mientras sus ojos hacían contacto con los de él y César le abrió la cobija invitándola a entrar allí.

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