20.

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Un dolor punzante invadía mi cabeza.

Abrí mis ojos lentamente, parpadie algunas veces ya que la luz de aquel lugar me cegaba por completo.

--Esta despertado-- Esa voz la conocía, pero no podía distinguir quién era-- Llama al doctor y a Victoria.

Me sobresalte al escuchar esos nombres. Mire a mi alrededor, estaba en una sala de hospital. Levanté mi mano con el suero colocado y toque mi nuca, chille de dolor.

--Tranquila, no te toques-- A mi lado se encontraba Mauro.

--¿Que me pasó?-- Susurré con dificultad.

--Te desmayaste y te golpeaste fuerte la cabeza.

Automáticamente recordé lo que había pasado y comencé a llorar.

--Oye, todo estará bien-- Mauro apoya su mano sobre la mía.

--Buen día Señorita-- Un hombre alto con chaqueta blanca ingreso a la sala-- Soy el Doctor Giménez.

--Aqui estoy-- Aparece Victoria por detras del médico-- ¡Despertaste!

La rubia corrió hacia mi para abrazarme pero yo la empuje rápidamente.

--¡Alejate de mi!-- Exclamé.

Victoria se quedó estática al lado de la camilla. Mauro se pasó a su lado y la abrazo por encima de sus hombros.

--Amor déjame explicarte-- Sollozo.

--¡No quiero saber nada contigo! ¡No quiero que me expliques nada! ¡Vi todo!

Victoria estalló en un gran llanto y ahora las dos estábamos con el corazón roto.

--Señorita Arellano le pido que me espere afuera, no quiero que se ponga aún más nerviosa la paciente-- El doctor invito a Mauro y a Victoria a retirarse de la sala.

--¿Cuando me iré de aquí?-- Hablé una vez que estábamos solos.

--En algunas horas podrás irte si todo está en orden ¿Puedo revisarte?

Yo asenti limpiando mis lágrimas.

El doctor comenzó a hacerme los chequeos para asegurarse de que estuviera bien.

--Al parecer está todo en orden-- El Dr Giménez se acomodo la chaqueta-- Solo estás un poco nerviosa, debes relajarte.

--Hare lo posible-- Suspiré

//

--Listo señorita, ya puede irse.

El doctor había desconectado todos los aparatos y cables que estaban en mi cuerpo para ya volver a casa. Le agradecí por haber cuidado de mi estás horas.

Una vez fuera de la sala me esperaba Mauro con una sonrisa.

--¿Vamos?

Yo asenti.

--¿Victoria?-- Pregunté.

--Tenia que ir al estudio con Mariana.

-Ah-- Esa fue mi respuesta.

Ambos nos dirigimos al auto y fuimos camino a la casa. El camino fue silencioso.

--¿El doctor te hablo de algún cuidado especial?-- Pregunto Mauro una vez dentro de la casa.

--No, solo que trate de no volver a golpearme la cabeza.

--Nosotros te cuidaremos-- Sonríe.

--Gracias pero... Me iré al hotel-- Subo las escaleras hasta la habitación.

¿CASUALIDAD?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora