30.

2.5K 171 35
                                    

--¿Que estás haciendo?

Victoria aparece en ropa interior con su pelo mojado frente a mi.

--¿Con que me estás engañando María Victoria?-- Tire el celular sobre el sillón.

--¿Me has revisado el teléfono?

--Solo atendí una llamada ¿Quien es Sofía?-- Me cruce de brazos.

--¿Porque ves mi teléfono sin permiso?

--No quieras dar vuelta la discusión y dime ¿Quien mierda es Sofía? ¿Otro amorío?

Pude ver cómo su cuerpo se tenso por completo, sabía que algo andaba mal.

--¡Dime algo!

Victoria no emitía sonido alguno y eso me ponía peor. Las lágrimas no tardaron en aparecer en mi rostro.

--Lo sabía...-- Susurré.

Tomé mi cartera, puse mis zapatos y me fui de casa cerrando de un portazo.

//

Algunos días después

--Amiga...

Abrí los ojos lentamente para encontrarme con Melisa algo preocupada. Estaba en su casa, luego de la "pelea" con mi novia (digo "pelea" porque ni siquiera me contestó las preguntas) vine a dormir unos días de Melisa. Mi celular está repleto de llamadas perdidas de Victoria aunque hace dos días dejo de llamar, seguro se está encamando con esa tal Sofía...

--Sol, ve a bañarte-- Melisa se sienta a mi lado.

--¿Ahora?-- Un puchero aparece en mi rostro.

Realmente todo me hacía llorar, estaba demasiado sensible, nunca me imaginé que Victoria me haga algo así después de todo lo que pasamos juntas.

--Baby, no te bañas hace tres días-- Me toma del brazo para sentarme la cama-- Además tienes un estado pésimo, la cara hinchada y los ojos rojos de tanto llorar.

--Me siento pesimo-- Volví a tirarme en la cama.

--Vamos Sol, debes levantarte, no puedes estar así-- Vuelve a tomarme del brazo para sentarme.

Tenía razón, hace días que estoy así.

Asentí y decidí ir a ducharme, haría bien a mi salud mental.

Una vez salida del baño, me puse mi pijama. Tenía algo de ropa, sabía en qué horarios Victoria estaba en el estudio así que aproveche a pasar y buscar ropa en mi casa, la verdad que no me quería cruzar con ella.

Melisa me había dejado el almuerzo listo sobre la mesa.

Me senté frente a ella y empecé a jugar con la comida, la verdad que no tenía hambre.

--Come Sol.

--No tengo apetito-- Tire los cubiertos sobre el plato.

A Melisa se la notaba rara ¿Porque están todos raros?

--¿Pasa algo?-- Consulte.

--¿Que tal si... Está noche salimos a cenar?

--¿Salir?-- Mi cara era de horror-- No tengo mucho ánimo Mel.

--Vamos, debes salir amiga, además te prometo que será el mejor día de tu vida. Nos divertiremos-- Sonríe.

--No.

--¡Sol! Dale, por favor-- Hace un puchero.

--No.

--Por favor... Te prometo que volveremos temprano.

¿CASUALIDAD?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora