Sentía el compás de la música sonando fuerte en esa noche fría de la última noche de otoño. Siluetas moviéndose de arriba hacia abajo mientras yo solo la veía a ella. Vi como le sonreía al celular. Ya sabía que Lauren estaba teniendo algo con un chico y cada vez que nombraba su nombre sentía mi corazón romperse poco a poco.
Lo más gracioso es que yo no podía reclamarle. Ella ni siquiera sabía que yo estaba completamente enamorada de ella y que cada vez que estaba cerca de ella mi corazón latía a un ritmo frenético.
Ella nunca iba a amarme.
Lo único que deseaba era sacarle su puto celular y besarla. Era todo lo que deseaba, aunque sabía que jamás pasaría.
Eso dolía.Dolía la forma en la que hablaba sobre él en frente de mi.
Ella no tenía la culpa.
Yo era la idiota que me enamoré de otra idiota.
Su actitud nueva me estaba aterrado. Lauren no era la misma chica reservada de hace unos años. Hablaba con todo el mundo y besaba a cualquier chico. Y eso dolía aún más, porque yo merecía uno de sus besos y no esos idiotas que ni siquiera se daban cuenta en la forma en la que sus ojos se iluminaban y se tornaban a un verde claro cuando sonreía o hablaba de algo que
amaba.
Ya no era Lauren.
Estaba enamorada de una extraña que ni siquiera se fijaría en mi, porque :1-soy chica. 2-a la única chica que Lauren besaria era Lana del Rey.
Bajé la vista del punto al que estaba mirando y decidí olvidar esos pensamientos que me tiraban abajo. Pero bailar no me serviría por dos razones;bailaba muy mal, y porque ella bailaba bien y verla bailar me ponía triste, porque, ugh, era perfecta.Lo único que me quedaba era irme.
Tomé mis cosas y me fui yendo hacia la puerta principal.
-¡Camila! - gritó esa voz que me hacía temblar.
Vi a Lauren correr hacia mi y quería estrecharla en mis brazos.
-¿Ya te vas?
-Sí-dije fríamente.
-Bueno, yo también me iré.-tomó sus cosas y volvió hacia mi con una sonrisa de oreja a oreja - Matthew me invitó a salir-falsifique una sonrisa y me hice la emocionada. - Él es tan lindo. Yo creo que me estoy enamorando-esas palabras acabaron conmigo. Ya no sentía un corazón, sentía algo clavado de miles de agujas rompiéndose hasta que no hubo nada. Nada. Nada de eso me merecía. No merecía que Lauren no me amara. Retuve mis lágrimas y me alejé de ella.
-Adiós Lauren.
-Camila,dijiste que me acompañarías.
-Lo siento- empecé a caminar en dirección opuesta a Lauren y caminé sin rumbo aquella fría noche ya de invierno, porque eran las cuatro de la madrugada del veintiuno de junio, y mis lágrimas empezaron a caer. Se volvían frías cuando caían por mis mejillas.
Iba a sacarla de mi cabeza.
El dolor era insoportable.
Ese fue el momento en el que entendí que merecía algo mejor que ella.
Ella era perfecta para mí, pero yo no para ella. Por eso merecía alguien que realmente me amara.
No diré que fue fácil sacarla de mi cabeza. Tardé mucho tiempo para superar mi primer amor.
Pero lo hice y ahora tengo alguien que me ama y Lauren tiene a alguien que la quiere y eso es más que suficiente para mí.