Tengo Preguntas

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//¿Por qué me dejaste aqui quemándome?
Soy muy joven para estar tan lastimada.
Me siento condenada en cuartos de hoteles,
mirando directo a la pared,
contando heridas y estoy tratando de anestesiarlas todas[...]//
CAMILA POV
Mi vista estaba nublada debido al río de lágrimas que descendía como un rápido por mis mejillas. El corazón latía rápidamente y me sentía con ganas de vomitar todo ese estrés y dolor interior.
Estaba sentada en el frio suelo del baño, tratando de expresar toda la tristeza escribiendo, pero simplemente no podía. No dormía desde hace varios días y la ansiedad me consumía lentamente.
¿Por qué? Era la única pregunta que se venía a mi mente. ¿Por qué Lauren? Mi alma pesaba muchísimo y la llevaba arrastrando por el asesino suelo. Estaba tan cansada de toda la mierda que vivía. ¿¡Cómo se podía ser feliz si no me dejaban ser!? ¡No me dejaban ser, diablos!
Estiré mi brazo y agarré una toalla para secar mis ojos y me fijé en la hora: 3 AM.
Apoyé mi cabeza contra la pared y me levanté desganada.
El espejo mostró una imagen desagradable de mi misma; aquella joven que veía allí estaba rota, triste, sin inspiración. Esa chica no era yo.
Salí del baño y tomé una botella de cerveza de la heladerita de la habitación y me heché en mi cama.
Luego de un rato salí y me senté en el pasillo, con un whisky en mano.
Tomé un largo trago sin quejarme, mi dolor interior era superior. Aproveché a encender un cigarro, ya que a esa hora nadie iba a sospechar nada. Muchos pensamientos se cruzaban en mi mente y éstos fueron interrumpidos por unas risas provenientes del ascensor. Mierda. Era ella. No lo había pensado, era obvio que iba a aparecer: era mi vecina y ella salía al club todos los sábados.
Traté de levantarme pero mi estado de ebriedad no me ayudó y terminé cayéndo en el piso con la botella rota y el cigarrillo apagado por el líquido. Una tonta sonrisa se me escapó de los labios al ver mis manos sangrando. Lauren apareció y su cara se desfiguró.
"¡Camila!", gritó corriendo hacia mi. La ironía de la situación me hizo reír. La ojiverde me quiso ayudar a levantarme y yo la empujé severamente.
"Yo puedo", dije balbuceando y apoyando mi espalda contra la pared, tomando una larga respiración.
"No, no puedes", rió y odié sentir esas malditas mariposas en mi estómago.
Sus manos rodearon mi cintura y me llevó en sus brazos a mi habitación.
"Yo limpiaré el desastre", dijo con una sonrisa que, insisto, odiaba y amaba a la vez. "¿Desde cuando...ya sabes...cuándo empezaste a fumar y beber?" preguntó mirandome a los ojos.
"Como si te importara", escupí bruscamente. Su mirada de ensombreció. "Llegas a decirle lo que pasó hoy a alguien..."
"Buenas noches", se despidió interrumpiedo mi inmadura amenaza y saliendo de aquel cuarto con la mirada perdida.

//¿Te importa, te importa?
¿Por qué no te importa?
Te di todo de mi:
mi sangre, mi sudor, mi corazón, y mis lagrimas,
¿Por qué no te importa, por qué no te importa?
Yo estuve ahí, yo estuve ahí, cuando nadie estuvo.
Ahora te has ido y yo estoy aquí[...]//
Desperté en la mañana con un intenso dolor de cabeza y me sentía anclada a mi cama,hasta pestañear dolía. Lentamente me vinieron a la cabeza los recuerdos de la última noche. Estaba tan avergonzada de mi misma y por un momento me sentí mal por Lauren pero, como dije, fue sólo por un momento. Me levanté como pude y tomé el celular entre mis manos:
"¿Podemos hablar? Tengo preguntas que me persiguen constantemente, por favor".
Suspiré y dejé el dispositivo sobre la mesita de luz.
Lo único bueno del día era que no tenía que hacer nada porque era Domingo. Me cambié la ropa, que estaba impregnada de olor a cigarrillo y whisky y salí de aquel claustro que tenía como habitación.
Fui hasta la cafetería de en frente y pedí un gran jugo de naranja porque la resaca me estaba matando. El día estaba gris y quieto. Pasaban muy pocos autos por la calle y la gente parecía estar refugiada en sus casas: un típico Domingo.
Al volver al edificio me encontré con una gran sorpresa al abrirse las puertas del ascensor: Lauren.
Casi se me cayó el jugo de las manos y la cara que habré puesto de seguro fue cómica. Ella tenía el semblante serio y una pequeña luz alumbró sus ojos al verme.
"No..no te esperaba..no esperaba que respondieras", dije mientras abría con la llave mi monoambiente.
"Bueno, aquí estoy", respondió con voz ronca, de recién despierta.
Entramos y calenté agua para café, mientras ella se acomodaba en el viejo sofá. El silencio era ruidoso y caminé lentamente hacia ella para luego sentarme a su lado.
"Bueno...", susurró mirándome a los ojos. Traté de evadirla pero su mano en la mia me obligó. "Responderé todo", dijo como leyendo mis pensamientos.
Aclaré mi garganta y miré al suelo.
"¿Realmente te importo? ¿Por qué no te importo", hablé con la voz dolorida y esperé una respuesta pacientemente.
"Camila, sí me importas", dijo sin vacilar.
"¿Entonces por qué me dejaste? Yo siempre estuve ahí para ti", le recordé. Yo siempre la motivé a hacer todo lo que amara sin miedo, a que confesara a su familia y amigos sobre su sexualidad, y ella sólo me tiró como un trapo sucio e inservible.
"Camila, tengo miedo de ti", respondió con la voz temblorosa.
"¿Por qué?", sururré sintiendo las lágrimas crearse en mis ojos.
"Yo nunca sentí algo tan fuerte, todo de ti me debilita", respondió colocando una de sus suaves manos en mi mejilla. "¿Cómo puedo arreglarlo?", balbuceó mientras una lágrima recorría su mejilla.
"¿Podemos comunicarnos?", le dije acercádome más a ella. Ella sonrió y asintió a través del río incesante que fluía sobre su rostro. Su mirada se dirigió a mis labios y sus manos se posaron en mi cintura.
"La opinión de los demás ya no es un factor que me interese. Yo te amo Camila, te amo con cada fibra de mi cuerpo y alma y nada ni nadie me podrá quitar este sentimiento", dijo fijando sus orbes en los mios, transmitiéndome sus emociones en una onda visual.
"¿No me volverás a dejar?", murmuré frente al roce de nuestros labios.
"No lo haré jamás", respondió tornando mis labios con los suyos en un beso que revolvió hasta la punta de mis pies. La amaba con fervor, pasión, ternura y esperaba que nunca más volviera yo a tener preguntas para ella.

Camren: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora