26 de Junio de 1969.
"¡Hija!, debes despertarte, tenemos que mostrarte algo".- hablaba Clara, la madre de Lauren al lado de su cama.
"¿Qué, qué hora es?"- respondió adormilada.
"Las siete de la mañana."
"¿Por qué tan temprano?"- se quejó.
"Es ahora o nunca Lauren."
"Bueno, espérame abajo."
La chica se levantó dificultosamente de su cama.
Había pasado una semana desde el encuentro con la chica de sus sueños y no había recibido ni una carta de Camila. Ella tampoco pretendía enviar una carta, o sea, que diría, "Hola, soy Lauren, soñé contigo antes de conocerte", no tenía idea de que decir.
Pero dejó sus pensamientos a un lado y se cambió.
Al bajar la esperaban sus padres con una gran sonrisa y con un desayuno preparado en la mesa.
"Pensé que mi cumpleaños era mañana"- rió dándole un beso en la mejilla a sus padres.
"Lo sabemos, pero no podemos esperar para mostrarte tu regalo, así que, desayuna e iremos."
"Bueno",dijo mientras se sentaba a tomar su jugo de naranja.
"Ah, y has recibido una carta, la trajeron hace unos días pero Mary ha olvidado de dártela."
Lauren casi se ahoga con el jugo y su madre la miró preocupada.
"¿Estás bien?", le preguntó su madre.
"Sí, sí, ¿dónde está la carta?"
"Arriba de la mesa de la sala."
La chica salió casi corriendo hacia la sala sin importarle que pudiera chocarse con una columna y caer.
"Lauren:
Espero que me recuerdes, soy Camila, la verdad es que no sé bien que poner en esta carta pero espero que la recibas. Quería invitarte a un show que tendremos el veintiséis en un club que esta a unas cuadras del bar en el que trabajas.
Es importante que me respondas esta carta antes del show para confirmar si irás. Bueno, puedes enviar la respuesta al edificio Brick Road, le dices a quien se lo envias y me lo darán.
Bueno, espero que me respondas pronto porque tardé mucho escribiendo esta carta en la máquina de escribir del correo.
24 de Junio de 1969.
Camila."
Lauren gritó furiosamente y salió corriendo en busca de un taxi.
"¡Lauren! ¡Qué estás haciendo! ¡Debemos irnos ahora!"
"¡Lo siento madre! ¡Debía haber respondido esta carta hace días! En una hora vuelvo", gritó antes de subirse a un taxi.
Le dijo rápidamente la dirección y se puso más nerviosa que nunca. Ni siquiera estaba arreglada y solo había tomado un sorbo de jugo de naranja.
Bajo del taxi corriendo y casi olvida de pagarle al taxista. Ni siquiera escuchó lo que dijo que valía el viaje así que saco veinte libras y se las dio. Sabía que probablemente le había pagado de más, pero en ese momento no le importaba.
"Hola, busco a Camila."
"Oh claro, ¿cuál es tu nombre?", habló una viejita que era la recepcionista del edificio.