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Había pasado exactamente una hora desde que Samanta se fue, afirmando que su madre le mandó un mensaje pidiéndole que por favor fuera a verla porque tenía algo importante que decirle. Así que sí, llevo una hora aquí sentado como un idiota sin saber qué hacer. ¿Debería irme o quedarme? ¿Cuál de las opciones era la mejor? Antes de poder decidir, entró una enfermera para revisar a Nanon.

—Lo siento, pero el horario de visita terminó hace 20 minutos. Solo puede quedarse un familiar cercano.

Cualquier persona normal habría pedido perdón, asegurando no haberse percatado de la hora, y se habría ido a los pocos segundos. Pero, como dije, eso es lo que haría una persona normal y razonable, algo muy contrario a mí. Era como si mi cerebro activara una alarma, entrando automáticamente en estado de pánico. Lo único que conseguí hacer fue sacar un anillo de mi bolsillo, ponérmelo en mi dedo anular y luego mostrárselo a la enfermera.

—Soy su esposo.

Ella abrió los ojos bien grandes, mirando el anillo en mi mano y después a mí, casi sin poder creérselo. Pensé que era mi fin, que la chica me correría de una patada por intentar engañarla de una manera tan pobre. Porque vamos, un simple anillo no dice nada. Para mi sorpresa, ella pareció creer en mis palabras y asintió con ojos brillantes, como si estuviera viendo una escena súper romántica.

—Es lindo que se quede al lado de su esposo —. Asentí, aunque mi sonrisa era tensa —. Debe amarlo mucho, ¿no?

—Él es... Lo más importante en mi vida, jamás podría dejarlo.

—Eso es tan dulce, tienen mucha suerte de tenerse el uno al otro —aseguró con una sonrisa antes de irse.

La escuché murmurar sobre lo afortunado que era Nanon y cómo le gustaría que su pareja fuera tan atenta con ella. Si la chica supiera cuál era nuestra verdadera relación, no diría esas cosas. Además, suponiendo que yo fuera realmente su esposo, sería uno terrible. Estuvo varios días inconsciente y yo recién llegaba. Pero estaba bien, no tengo ninguna obligación con él. No éramos ni siquiera amigos, mucho menos su... Mierda... ¿Qué hice?

Con esa chica presente, no pensé con claridad, pero estando a solas, o bueno, casi a solas, era inevitable no pensar en la estupidez que hice. ¿Por qué tenía que decir eso? ¿Esposo? ¡Eso era ridículo! Lo mejor era irme. De todas formas, Samanta no daba indicios de aparecer muy pronto. Sin embargo, apenas pude dar unos pasos lejos de la puerta cuando la misma enfermera volvió a aparecer.

Sin más opciones, me senté en la silla junto a la camilla y tomé la mano de Nanon. Esta iba a ser una larga noche.

Nunca imaginé que dormir en una silla fuera tan incómodo, pero lo era, muchísimo

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Nunca imaginé que dormir en una silla fuera tan incómodo, pero lo era, muchísimo. En esos momentos quería golpear a mi yo del pasado por esto. Se suponía que me quedaría junto a Nanon hasta que la enfermera se fuera, para no levantar sospechas y demás, o al menos esa era la idea inicial, pero en algún momento mis ojos se cerraron en contra de mi voluntad y cuando los volví a abrir ya era de día.

Hablando de Nanon, el chico era realmente un caso especial. Los médicos aseguraban que las posibilidades de que pasara al día siguiente con vida eran muy pocas, casi nulas, pero aquí estaba él, aún con los ojos cerrados pero todavía con vida.

—Todo un guerrero —. Di unas palmaditas en su brazo —. Sigue así, Nanon, de verdad no quiero que mueras.

—Su esposo es alguien muy fuerte —dijo la enfermera detrás de mí, dándome un susto que por suerte pude disimular muy bien, o al menos eso quiero creer —. Estoy segura de que va a poder salir de esta.

—Claro que sí... Él... Él es el chico más fuerte y terco que he visto en mi vida —. Agarré su mano, bajo la atenta mirada de la enfermera —. Es una de las razones por las que me enamoré de él.

—Oh, eso es tan lindo ¿cuánto tiempo llevan juntos?

Estaba tentado a decirle "menos de 24 horas" solo para ver su reacción, pero eso sería ridículo y probablemente terminaría por delatar mi mentira. Pensé en decirle que llevamos 4 años juntos, eso es suficiente tiempo, ¿no? Sin embargo, apenas abrí mi boca para responder, sentí que mi mano era apretada. Fue algo bastante suave, casi imperceptible, pero ahí estaba, Nanon me había apretado la mano.

La enfermera parecía no creerme, o bueno, directamente no me creía. Me dijo que era normal por varias razones a las que en realidad no presté atención. No importaba lo que dijera, Nanon había apretado mi mano, eso era seguro. Entonces, como para demostrar que tenía razón, Nanon abrió los ojos lentamente, me miró fijamente unos segundos antes de bajar la mirada a nuestras manos unidas. Mi cuerpo se paralizó en ese momento, observando con atención cada movimiento y reacción suya, hasta que el doctor me alejó, pidiéndome que por favor espere afuera. Había estado tan centrado en... en él, que no me di cuenta en qué momento la enfermera se fue a buscar al doctor, ni siquiera me percaté cuando llegaron.

—No se preocupe, en un momento podrá pasar a ver a su esposo. Seguro estará más que feliz por poder verlo.

Solo asentí, incapaz de pronunciar palabra, al menos hasta que me di cuenta de un pequeño gran detalle: ¡Había dicho que Nanon era mi esposo! Sería un milagro que el chico no me mandara a la esquina después de la mentira que dije. Lo mejor era desaparecer y hacer como si no hubiera pasado nada. Sí, eso era lo mejor. Desafortunadamente, con la poca suerte que tengo, justo cuando dejé de sobre pensar las cosas y decidí irme, la enfermera ya había salido a buscarme, asegurando que ya podía ver a mi "esposo".

Mierda... No puede ser, no puede ser, no puede ser. ¿Y si finjo un desmayo? No, mala idea. Tal vez podría llamar a Drake y...

—Su esposo lo está esperando —insistió la enfermera con una sonrisa.

Sin más opciones, reuní valor de donde no tengo y entré de nuevo a la habitación, con la mirada prácticamente pegada al suelo. Pero vaya, qué bonito suelo, ¿no? No está nada mal.

—Aquí está su esposo —. Señorita, por favor, no diga eso, quise decirle, pero claro, solo podía mantener la mirada en el suelo —. Estuvo toda la noche a su lado. Tiene mucha suerte.

Ay, por favor.

—¿Eso hizo? —pregunto en voz baja.

Inhalé profundamente de forma disimulada y levanté la mirada, notando que Nanon ya me estaba mirando. No parecía creer que yo fuera un loco, pero sí que se veía confundido, incluso tenía una ceja levantada.

—Sí, eso hizo, seguro se aman mucho.

Sus brillantes ojos pasaron de la confusión a la burla en tan solo unos segundos. Extendió una mano hacia mí, ocultando una risa con una sonrisa.

—Oh, amor, eso es taaan dulce —dijo, alargando demasiado la "a".

Así que con esas íbamos, ¿eh? Muy bien, que yo también podía hacer lo mismo si me lo proponía.

Agarré su mano con una sonrisa, una pequeña batalla que a ojos de los demás era un acto romántico.

—Claro que sí, ¿cómo podía dejar a mi chico solo?

—Me sonrojas cuando dices esas cosas —aseguró, abanicando con una mano su rostro, pero yo podía verlo todo y en realidad se estaba riendo ¡Se estaba riendo de mí!—. Acá es cuando me besas, ¿cierto?

—Yo... Yo no...

—Oh, olvidaba que eres tan tímido, mi amor. Es mi culpa —dijo con falsa pena.

Estaba teniendo exactamente la reacción que él quería que yo tuviera, ¿cómo podía ser eso posible? Se supone que aquí es cuando corto todo, ya que esto fue algo que yo inicié y lo más seguro es que Nanon me esté siguiendo la corriente para no hacerme quedar mal, pero al mismo tiempo se está burlando como forma de desquite. Lo más lógico sería que yo me riera y dijera que sí, que me da pena besarlo frente a otras personas, pero por alguna razón mi orgullo pudo más que nada y, de forma inesperada incluso para mí, acerqué mi rostro al suyo y lo besé. Yo... De verdad lo estaba besando...

Wrong (OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora