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2/¿?

P.V Ohm

Ya era la quinta vez que intentaba proponerle a Nanon subir a uno de los juegos, pero él me interrumpía con cualquier cosa que se le viniera a la mente. Que el algodón de azúcar estaba muy rico, que las luces eran muy bonitas, que no podía escucharme bien debido al ruido. Había algo que lo inquietaba, pero no podía decir con claridad qué.

—Subamos al barco pirata o al martillo, ¿qué dices?

Nanon abrió los ojos grandes y vi cómo su cuerpo temblaba levemente, pero no dijo nada, como si no me hubiera escuchado. Tal vez el problema era...

—No me gustan las alturas —"confesé" tratando de lucir apenado— ¿qué tal si probamos uno que no implique alejar tanto los pies del suelo? ¿Qué dices?

—Está bien —respondió de inmediato, dejando más que claro que las veces anteriores también me había escuchado.

Mi objetivo al venir aquí era que él se divirtiera y así poder acercarnos más. Esperaba que, al pasar un buen rato juntos, él se sintiera cómodo invitándome a su casa. No habría necesidad de alargar demasiado esto. En mis planes no estaba que él tuviera cierto rechazo a las alturas, ¿por qué no lo dijo desde un inicio? Un poco frustrado al sentir que mis planes no iban como quería, miré alrededor. Bueno, teníamos los Autos Chocadores, ¿por qué no? También podía ser una buena idea el...

—Vamos a ese —exclamó Nanon, demasiado emocionado para alguien que hasta hace unos segundos parecía querer salir corriendo.

Cuando seguí la dirección en la que Nanon señalaba, me encontré con una casa de color rojo opaco. En su fachada, había pintada la imagen de un demonio rodeado de llamas. Aunque parecía un poco inusual, decidí que no había nada de malo en explorarla. Después de todo, ¿qué era lo peor que podría pasar?

 Todavía podía sentir mi corazón latiendo rápidamente mientras salía por la puerta trasera

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Todavía podía sentir mi corazón latiendo rápidamente mientras salía por la puerta trasera. Nanon, a mi lado, parecía casi igual de asustado, pero a diferencia de mí, portaba una sonrisa.

—Superó mis expectativas —dijo, con una risa temblorosa.

—¿Sí? Qué sorpresa. Vamos a otro juego.

—Bien, ¿qué te parece si vamos a...?

Antes de que pudiera siquiera sugerir un nuevo plan suicida, agarré su mano y caminé rápidamente hasta la entrada del laberinto que había visto hace rato. No, jamás lo dejaría elegir de nuevo. Jamás. Además, la próxima cita que tengamos será un maldito picnic al aire libre. Sin sangre falsa, gritos y personas extrañas siguiéndonos. Decisión definitiva.

—El laberinto se ve interesante —señalé, un poco más tranquilo.

—Sí, lo es.

Miré los altos muros de vegetación y al resto de personas que entraban allí. De repente, note que la mano de Nanon ya no estaba entrelazada con la mía, y al voltear la cabeza, él portaba una sonrisa desafiante.

—Te tengo un reto.

Cuando le pregunté qué tipo de reto era, sus ojos dejaron ver un brillo juguetón, uno que no había visto nunca en nuestros encuentros anteriores. Este era diferente de alguna manera.

—Encuéntrame.

Tras decir eso, se alejó corriendo, perdiéndose entre las personas y las paredes verdes. Su reacción tan inesperada me dejó paralizado, sintiendo una mezcla de sorpresa y confusión que me mantuvo inmóvil durante unos segundos más, procesando lo que acababa de pasar. Para cuando volví en mí y entré al laberinto, no podía verlo por ningún lado.

Mientras avanzaba, me esforzaba por captar cada pequeño detalle a mi alrededor, pero no era tan fácil, porque además de encontrar la salida, tenía una misión adicional: encontrar a un chico escurridizo que se ocultaba en algún rincón desconocido del laberinto. Me pareció verlo a unos pocos metros adelante de mí, así que corrí para poner una mano en su hombro, pero cuando la persona se dio la vuelta, no fue su mirada juguetona la que me recibió.

—Lo siento, te confundí con alguien más.

El chico solo negó con la cabeza, asegurando que no pasaba nada, antes de seguir su camino. Sentí la frustración crecer dentro de mí y pasé una mano por mi cabello con desilusión, y en ese momento, lo escuché reír. Mis pies me llevaron instintivamente en esa dirección, como si tuvieran mente propia, y allí lo vi, apoyado contra una de las esquinas.

—Tardaste —fue lo primero que dijo al verme.

—Un poco, pero aquí estoy, ¿no?

Por un momento, se sintió como si estuviéramos hablando de algo más, algo más profundo, pero ignoré el sentimiento.

—Lo sé, aquí estás —repitió—. ¿Busquemos la salida?

Asentí, y seguimos caminando. Después de recorrer varios caminos y callejones sin salida, por fin encontramos lo que estábamos buscando. Había sido divertido de una manera diferente, y aunque no hablamos demasiado, de alguna manera sentí que había más confianza entre nosotros.

El resto de la noche la pasamos en juegos más tranquilos, o tal vez no tanto, pero ninguno que implicara dejarte caer desde lo alto, por más que algunos me llamaran la atención. Incluso pasamos por los juegos de puntería, donde gané... bueno... no gané nada, y eso era vergonzoso, pero no era del todo mi culpa, ya que Nanon parecía disfrutar apoyando su cabeza en mi hombro en esos momentos. Su cabello suave hacía cosquillas en mi mejilla y el delicioso aroma de, supuse, su champú, me distrajo lo suficiente como para hacer que perdiera, no solo una vez, sino cuatro.

Cuando el reloj marco las 12, Cenicienta se fue corriendo dejando caer su zapatito de cristal y... No, mentira. Cuando dieron las 12 lleve a Nanon a su casa porque era demasiado tarde. Di un vistazo alrededor, de forma disimulada, antes de sonreír. Las paredes parecían ser de un color crema y el frente estaba decorado por diferentes tipos de plantas. Por más que intenté ver el interior, las cortinas me lo impedían. Eso y que la luz estaba apagada.

—Tienes una casa bonita —halague.

Nanon agradeció con una sonrisa, pero como era de suponer, en ningún momento me invitó a pasar. Estaba bien, avanzamos muchísimo está noche. No podía, ni iba a quejarme por eso.

Wrong (OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora