CAPITULO 1

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-. ¿Estás seguro de querer hacer esto? - preguntó la señora Soler, angustiada, con un nudo en la garganta y sus ojos brillaban por las lágrimas reprimidas.

-. Sí mamá...- dijo Julián viendo directamente a los ojos de su madre. -...por favor no llores. - colocó ambas manos en el rostro de su madre y limpió las lágrimas rebeldes que caían por las mejillas de la mujer mayor.

-. Julián, por favor, no vayas. Mira puedes ir a las islas, es más seguro y económico. - la señora Soler tomó una de las camisas de Julián y comenzó a doblarla. -...así al menos estaría más tranquila. - y luego guardó la camisa, perfectamente doblada, en la maleta de viaje de su hijo.

-. ¡Mamá! Todos los años papá nos lleva a las islas, no quiero ir otra vez, sabes bien que he ahorrado durante varios años para este momento, es lo que quiero.

Lucia Soler vio directamente a los ojos de su hijo, su único hijo, Julián ya no era un simple adolescente, <<. Se está convirtiendo en un hombre. >> Fue el pensamiento que cruzó por su mente, su hijo ya había cumplido los veintiún años, y ya se estaba alejando de ella, aun solo sea por un mes, pero la señora Lucía sentía que se estaba despidiendo de su único hijo para toda la vida. ¡Según lo que su hijo le había contado, él había estado ahorrando durante casi ocho años! ¡Ocho malditos años! Se enteró de los planes de su hijo cuando este cumplió los dieciocho, a lo que el joven adolescente respondió <<. Solo quiero el dinero que gastarán, tengo otros planes para ese dinero. >> Lucía y su esposo accedieron a la petición de su hijo, dejando en el olvido los planes para una fiesta de cumpleaños y le dieron una jugosa cantidad a su hijo, acorde a lo que hubiese gastado en buena ropa de marca y una fiesta, Lucía supo desde entonces que su hijo tenía un buen ojo para el dinero, también supo que su hijo tenía una cuenta de ahorro, supo que para estas fechas su hijo haría el viaje de su vida y supo que su único hijo es gay.

-. ¿Me prometes que solo será por un mes? -

Julián abrazó a su madre y la besó en la mejilla. -. Te prometo que solo será por un mes, te prometo que no estaré solo, y prometo, prometo solemnemente cuidarme, no aceptar bebidas de extraños, no irme con extraños, no...

-. De acuerdo, ya. Solo una cosa más. - Lucia tomó el pequeño bolso de piel café sintética, con el famoso logotipo de marca, que se encontraba en el escritorio del ordenador de su hijo. -. ¿Promete que no te alejaras de este bolso, no lo perderás, y ni lo olvidarás, de acuerdo? - lo extendió hasta su hijo que veía el bolso con cierta tristeza y rabia, ambos sentimientos mezclados donde la rabia era más predominante que la tristeza. -. Julián, sé que no te agrada cargar con él, pero sabes muy bien...- Lucia tomó el rostro de su hijo entre sus manos y con voz de mando dijo: -. Cada vez que sales y te olvidas de él, me preocupo más de lo que te puedes imaginar. Ahora, si quieres ir y hacer ese viaje por Europa, toma el bolso y continúa empacando, me has entendido bien, ¿jovencito?

Al cabo de unos pocos segundos Julián tomó el pequeño bolso de piel sintética mientras balbuceaba palabras que Lucía no podía entender. Esta terminó de ayudar a su hijo a guardar las prendas perfectamente acomodadas y ordenadas por la experiencia maternal.

-. Así que, París es el primer destino. - dijo Lucia recordando la conversación que había tenido con su hijo unos meses atrás.

-. Sí, París, y no es un viaje por toda Europa, solo son cuatro ciudades una en un país distinto. - al guardar la última prenda y cerrar la maleta Julián se sentó en su cama y cogió la mano de su madre quien estaba a su lado. -. Te voy a extrañar, mi mamita linda... Preciosa... - Julián daba cada beso con cada adjetivo cariñoso a su madre. -.... ¿Sabes que eres la mejor, mejor, mejor de las mejores mamás de este mundo? -

-. ¡Eres un zalamero embustero! - gritó Lucia con una sonrisa en su rostro y luego se recostó al lado de su hijo, este se recostó junto a su madre y ambos se abrazaron mientras reían.

-. ¿Estás seguro de querer hacer este viaje? Aun no entiendo por qué lo haces. -

-. ¡Sí, mamá! Quiero hacer este viaje porque quiero salir y ver parte de este mundo, quiero ver cosas nuevas, quiero conocer nuevas personas, nuevos tipos de comidas. - Lucía vio a su hijo con cierta duda, como toda madre su instinto maternal hace desconfiar, pero sabe que en este momento no logrará obtener más información de la que su hijo le ha proporcionado.

-. ¿Muy bien, ya has hablado con Sarah? -

-. Mjumm, irá con nosotros al aeropuerto, pero no ira conmigo a París hasta el martes.

-. ¿El martes llegará a París?

-. No, el martes tomará el avión a París, supongo que llegará en la noche si su vuelo no se atrasa.

-. ¿Y si su vuelo se atrasa, como sabrás de ella sin un teléfono móvil?

Lucía sabía que estaba escudriñando demasiado, pero como toda madre, sabe que debe de asegurarse que opciones tiene su hijo en cuyo caso que cualquier inconveniente se presente. Vio a su hijo que por un momento mantuvo un silencio dudoso hasta que supo la respuesta.

-. La llamaré desde el hotel el martes por la mañana... Y, antes que preguntes más, déjame decirte que le enviaré un e-mail con la información del hotel en el cual me hospedaré, bueno, la reservación ya está hecha, solo tengo que presentarme y listo.

-. ¿Y si no logra dar con el hotel? -

Julián Tomó aire profundo y vio a su madre con cierta pizca de desconfianza. -. Se lo que tratas de hacer y no funcionará, además, ella si lleva un móvil puede usar el GPS y llegar al hotel.

-. ¿Lo tienes todo bien planeado, cierto?

-. Son ocho años en los que he pensado en ello. Ocho largos años. - Julián se levantó cogiendo la maleta y colocándola en un rincón.

Lucía sabiendo que intentó, sin entrometerse demasiado, decide dejar ir a su hijo, su hijo que trabajó para conseguir el resto del dinero para el viaje. <<. Deja que alce vuelo, deja que explore el mundo, deja que se enamore y llore por su primer amor, deja que se caiga y se vuelva a levantar, deja que cometa errores y trate de enmendarlos, que cuando él no pueda, volverá a ti y tú lo recibirás con los brazos abiertos. Promete que lo harás. >>. Las palabras de su madre se hacen eco de sus pensamientos, recordando cuando dos días antes de fallecer con sumo cuidado se las había susurrado, una semana después aparece un testamento de su madre en el cual dividía los bienes entre sus dos únicos hijas y una cantidad de dinero fue para Julián, ese dinero no hizo más que reforzar la ambición de su hijo por marcharse y realizar el estúpido viaje, ¿estúpido? Sí, estúpido viaje, porque su hijo se alejaba de ella para "explorar", ¿" conocer" este mundo? Lucia, nunca estuvo de acuerdo con el viaje, sabía que era sobre protectora con su hijo, su esposo se lo decía todo el tiempo, << ¡El ya no es un niño! >> Para ella Julián era, es y siempre será su pequeño niño, pero su esposo y su hermana la convencieron finalmente de dejarlo ir.

-. Muy bien, iré a preparar la cena antes de que tu padre llegue. - dijo lucia mientras se ponía de pie, se acercó a su hijo y beso la sien de este. - ¿Es todo lo que llevaras? - dijo señalando la maleta.

-. Sí... es todo, quiero viajar ligero, tal vez cuando esté en París compre algunas mudas más.

Lucía asintió y salió de la habitación de su hijo cerrando la puerta detrás de ella. 

Sin Mucha LenguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora