CAPITULO 3.3

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Después de haber dado un par de mordiscos al sándwich, el estómago de Julián se revolvió. <<. Demonios, ahora no. Por favor ahora no. >> sintió su mano izquierda entumecerse, comenzó a sudar mientras su ritmo cardíaco comenzaba a bajar.

-. ¿Dónde está el baño?

-. Hay uno continuo a la cocina. -. La voz de otro hombro sonó en la cocina.-. Pero te recomiendo que uses el de mi habitación. Arriba, primera habitación a la izquierda.

Julián vio al hombre acercarse y saludar con sumo entusiasmo a Ryan.

-. Marcus, él es Julián. Julián él es Marcus Marchant, él es mi amigo y dueño de la casa.

Julián asintió y llevó su mano a la boca tratando de calmarse para no vomitar lo poco que acababa de comer.

-. Linda casa.

-. Siéntete cómodo, los amigos de Ryan son mis amigos.

Julián simplemente asintió al hombre al lado de Ryan. -. Gracias. Disculpen.

Siguiendo las direcciones de Marcus, Julián salió de la cocina se dirigió al segundo piso y tal como le había dicho Marcus, entró a la primera habitación corrió hasta la puerta que supuso que era el baño y agradeció haber acertado. Cayó sobre sus rodillas levantó la tapa del inodoro y sacó lo poco que tenía en el estómago. Las arcadas hacían que sus ojos llorasen, su cuerpo se contrajo ante un punzante dolor en el estómago, sus manos temblaban, su vista se nubló por un instante, comenzó a sentirse desesperado, trató de respirar lentamente, el aire en sus pulmones salió y luego inhaló, repitió el proceso por un par de minutos. Cuando las arcadas acabaron, alcanzó el bolso que yacía a su lado.

*****

Viendo su reflejo en el espejo pasó las húmedas manos por su rostro y luego su cabello. Notó su rostro pálido, así que lo golpeo levemente hasta que obtuvo un poco de color. Podía sentir su aliento aun con rastros del vómito, tomó del enjuague bucal que había en la mesa e hizo varias gárgaras y luego escupió el líquido azul.

-. ¡No! ...cálmate... ¡No! ¡Espera! - la voz de una chica se escuchaba en la habitación, los pasos se acercaron a la puerta del baño.

-. ¡Oh vamos! Tú querías esto, ¿no? - la chica al perecer tenía compañía y estaba muy molesta. Julián acercó su oído a la puerta para escuchar con mayor claridad.

-. ¡Espera! Estas yendo demasiado rápido.

-. Mira preciosa, dime si quieres estar conmigo sí o no. Porque no seré tu juguete.

El chico parecía estar enfadado por no obtener del todo acceso a lo que sus más instintos carnales pedían.

-. Sí quiero est...

La chica guardó silencio cuando el intruso comenzó a besarla con desesperación

-. ¡No! - se escuchó un fuerte golpe contra el suelo. Julián tomó su bolso y abrió la puerta rápidamente. Vio al chico levantarse del suelo, y a la chica en una esquina.

-. Tú maldita...- gruño el chico sobre sus pies, Julián vio que se dirigía hacia lo linda chica de aspecto jovial, la tomó de los brazos mientras le gritaba, Julián corrió hasta la pareja separando al chico de ella, el puño de Julián se fue directo al rostro del chico. Este se tambaleó cayendo al suelo.

La adrenalina se había apoderado de su cuerpo, su corazón se encontraba alterado, aun no podía creer que lo hubiese golpeado. El chico se puso de pie limpiándose la sangre que salió de su labio.

-. Oh, vean a quien tenemos aquí. Al príncipe azul en busca de su princesa.

-. Oye, aléjate de ella.

-. ¿Ah sí? ¿O si no qué?

-. Por favor, Luca, cálmate. Por favor, vete. - el acento de la chica mezclaba el francés con el español. Julián se encontraba frente a la chica tratando de defenderla. -. La has oído, vete.

El chico gruño alejándose. -. Maldita virgen.

Cuando el chico salió de la habitación Julián dejó escapar el aire que estaba conteniendo en sus pulmones. Al fin las clases de defensa personal habían sido puestas en práctica. Había sido su primera "pelea", se sentía emocionado, podía incluso luchar contra un profesional y ganarle, al menos la emoción del momento le hacía pensar eso.

-. ¿Estas bien?

La chica de cabello castaño oscuro asintió, sentándose en la cama vio a Julián. -. Gracias.

Sentados a su lado removió a un lado el cabello de la chica. -. Descuida. Creo que estuve en el momento oportunamente inadecuado.

-. ¡Soy una tonta!

-. No seas tan dura contigo misma.

-. Debí alejarme de él desde el momento en que me invitó a salir.

-. Sí, debiste hacerlo. Pero no te culpes, de nada servirá, solo tienes que aprender para no cometer los mismos errores.

Por primera vez la chica lo vio directo a los ojos, la chica tenía un lindo rostro de princesa. La inocencia mostrada por ojos color miel. La juventud resplandeciente en la perfecta piel tenuemente bronceada. La chica parecía una modelo de revista de alta costura, la forma en que vestía hacía que Julián se lo creyese. ¿Pero qué sucedía con las personas en París?

-. Soy Alessia.

-. Julián. ¿Has venido con el mamarracho ese?

-. Sí. Es un idiota. No sé cómo pude fijarme en él.

-. Somos jóvenes, hacemos estupideces todo el tiempo.

La chica lo vio detenidamente y luego sonrió. -. Quisiera que mi hermano me entendiera como tú lo haces.

-. ¿Y no lo hace?

-. No. Él es un malhumorado, un controlador, ordenándome hacer esto o lo otro. Me presiona, y no me deja salir con mis amigas. Esta siempre detrás de mí.

-. ¿Tus padres?

-. Por lo general siempre están viajando, así que él se hace cargo de mí. Vine a esta fiesta de milagro, porque mis padres están en casa, si fuese por él estaría estudiando, o encerrada en mi habitación.

La chica escondió su rostro en el cuello de Julián sorprendiéndolo. - algunas veces siento que estoy en una prisión.

Se acercó aún más al cuerpo de Julián abrazándolo.

-. Oye... Yo... - Julián guardo silencio cuando la puerta se abrió de golpe mostrando a un hombre alto, la figura masculina se movió tan rápido que Julián no pudo reaccionar ni ver el rostro, cuando el hombre lo tomó de la camisa y luego sintió como el puño del hombre chocaba con su rostro.

-. Aléjate de ella bastardo. - gruñó el hombre antes dejar caer al suelo el cuerpo de Julián, la habitación se oscureció, el golpe le dolía tanto que sentía palpitar su labio, pudo escuchar a Alessia llamándolo, y luego perdió el conocimiento. 

Sin Mucha LenguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora