CAPITULO 3.6

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Saliendo del baño envuelto en su albornoz fue directo a la cama, recostándose a un lado se dio cuenta que no había llamado a sus padres tomó el teléfono pero se detuvo antes de marcar cuando vio al reloj, seguramente sus padres estarían durmiendo. Pensó en Sarah, no sabía si su amiga estaría en el aeropuerto, o si ni había salido de casa, colocó el teléfono nuevamente en su lugar. Buscando su maleta sacó ropa interior y la muda para el resto del día. De una de los cierres de contra fondo en la maleta sacó una crema para sus pies. Secándolos con una toalla extra estaba, cuando tocaron a la puerta. Salió de su habitación con las pantuflas y el albornoz puesto se dirigió a la iluminada sala y luego fue a abrir la puerta.

Julián abrió la puerta y vio el enfado en los ojos de Ryan. -. Hola. Lamento haber desaparecido ayer en la fiesta. - fue lo primero que se le ocurrió a Julián cuando Ryan se había quedado en silencio observando la pequeña cicatriz en su labio. Realmente no se notaba mucho, la acción había sido más dramática que el resultado.

- ¿Estas bien? - colocando un mechón detrás de su oreja Ryan se acercó a Julián. Tenía ganas de saltar sobre el joven hombre y besarlo con tanta pasión pero temía abrir la herida de aquellos seductores labios.

Julián haciéndose a un lado y abriendo más la puerta le sonrió a Ryan. - Estoy bien, no es gran cosa ¿Quieres pasar? -

Acercándose un poco más a Julián, tomó su barbilla y sus labios se dirigieron a los rojizos labios que lo habían besado la noche anterior. Había soñado con esos labios, había pensado en Julián antes de caer en un profundo sueño. La preocupación para con Julián lo había sobrepasado, verlo acostado inconsciente en aquella cama junto al imbécil de Cédric lo había hecho enfadar tanto que quiso romperle la cara. No sabía cómo, pero Cédric parecía estar interfiriendo en su vida.

- ¿Puedo besarte? - susurró Ryan a escasos centímetros de los labios de Julián, él no podía aguantar las ganas de devorarle la boca, comérsela a besos, no sabía por qué o cómo, pero Julián lo excitaba tanto que ya estaba poniéndose duro y eso que en entre ellos en ese momento aún no pasaba nada.

Abriendo la boca, Julián, la acercó a la de Ryan, este ni corto ni perezoso comenzó a besarle. La mano de Ryan viajó hasta el cuello de Julián para profundizar el beso y la otra hacia la cintura para aproximar sus cuerpos. Instintivamente quiso invadir con su lengua la boca de Julián, pero recordó la noche anterior, así que solo resistió y disfrutó del suave y casto beso. Cerrando la puerta detrás de ellos Julián envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Ryan, sin romper el beso y entre cortas miradas a su alrededor llegaron a uno de los muebles de la sala.

Dejando caer sobre sus pies a Julián, Ryan, se sentó sin despegar la vista de Julián que estaba frente a él cubierto con el albornoz. Julián se sentó sobre las piernas de Ryan, esos ojos azules lo envolvían en un frío vórtice que congelaba sus más cuerdos sentidos, podía sentir la erección de Ryan ejerciendo presión bajo las prendas. Las manos de Ryan viajaron a la suave tela que cubría el pecho de Julián, la tomó y suavemente comenzó a deslizarla por sobre los brazos de su joven próximo amante. Colocó sus manos sobre el pecho sin bello de Julián.

-. Hermoso. - dijo recorriendo cada centímetro del trabajado cuerpo frente a él hasta rozar los duros pezones que clamaban por su atención. Sus dedos bajaron lentamente recorriendo los abdominales que se marcaban con cada respiración, su boca se hacía agua por recorrer cada milímetro del hermoso cuerpo del atractivo joven hombre. Sus manos se detuvieron en el nudo del albornoz en la cintura, vio a los ojos de Julián esperando una respuesta a su petición silenciosa, tragó el nudo en su garganta cuando Julián asintió, el nudo desapareció y con él, el albornoz.

Podía sentir la mirada lasciva de Ryan puesta en él, Julián vio cómo se desvestía frente a él, el saco gris fue puesto sobre uno de los muebles cerca de ellos, luego empezó a desabotonar la camisa de Ryan, sus dedos temblaban y con ellos los ojos azules de Ryan se intensificaron y se oscurecieron dejando notar el fuego intenso que se escondía detrás de ellos. Julián gimió cuando un par de dedos recorrieron la punta de su eje, iba por el cuarto botón cuando la puerta principal se abrió de golpe.

Sin Mucha LenguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora