CAPITULO 3.7

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Sarah y Julián, se alejaron de la plaza Furstenberg para seguir recorriendo las pequeñas calles a lo largo de St. Germain des Pres, las edificaciones y paisajes citadinos que les presentaba aquel lugar los dejaba enamorados de la hermosa arquitectura y de la vida parisina. El barrio era espectacular no había comparación hasta el momento, ambos retrataban los lugares y a ellos mismos para mantener esos momentos tal cual dos turistas extranjeros.

Cuando ambos finalmente llegaron a un hermoso puente que cruzaba por el rio, se quedaron unos minutos contemplando el agua fluyendo bajo ellos.

-. Juli, me he enamorado de París. - suspiró Sarah.

-. No eres la única. Todo esto es espectacular. Y por las noches, ya puedo imaginarlo. - dijo Julián.

-. Yo, en definitiva, vendría a vivir aquí ¡para siempre!

-. ¿Aquí? ¿Exactamente en este puente? - Rio Julián viendo a su amiga que miraba con sumo interés a su alrededor.

-. Sí, si es posible hasta debajo de él, sobre él, donde sea. Además, ¿has visto los hombres aquí? Si están para darles y no precisamente la hora. - ambos rieron a carcajadas ante la ocurrencia.

-. De acuerdo, lo acepto. Aquí los hombres se ven más... Pero no todos, ¡he! Que hayamos tenido la suerte de toparnos con esos hasta el momento es distinto.

-. No importa, con tal que me diga palabras de cariño al oído en francés, yo caigo como pollo.

-. ¿Aún si es vagabundo?

-. ¡Aún si es vagabundo! - gritó Sarah y un grupo de personas los vio y luego siguieron su camino.

-. ¿A dónde vamos ahora?

-. Creo que al hotel-. Dijo Julián viendo su reloj-. Falta poco para que Ryan pase por mí.

Sarah vio a Julián con una ligera sonrisa, éste se percató que su amiga lo observaba. -. ¿Qué?

-. Te gusta. - Sarah dijo envolviendo su brazo con el de él. - ¿Cierto? Y no trates de engañarme.

-. No te lo negaré. - Julián se encogió de hombros.

-. ¿Y solo eso?

-. ¿Qué más quieres que te diga?

-. Nada. Solo quería saberlo.

-. Oye... ¿Cómo es que has llegado antes? Creí que llegarías en la noche. - preguntó Julián al recordar que su amiga había llegado doce horas antes a París.

-. Sencillo. Salí antes.

-. Obvio que saliste antes, ¿cambiaste tu boleto?

-. Sí, oye, estaba desesperada por llegar. Apenas mamá llegó salí corriendo al aeropuerto. - Julián asintió recordando a Doña Carmen, estaba en Costa Rica trabajando y volvía para unas vacaciones con su esposo y sus hijos. -. ¿Cómo está mi Tía?

-. Pues ¿cómo crees? ¡No sabes el sermón que me dio! - haciendo su cabello a un lado dijo-. El mismo que la vez anterior, "vengo de vacaciones a pasarla con mi familia y ¿tú te vas a París? ¡¿A París?!"- trató de imitar a su madre mientras reía y luego se encogió de hombros. -. Y luego dijo que sí, que podía irme... No sin antes darme el sermón de "mamá preocupada mientras mi hija está a miles de kilómetros de mí."

Ambos rieron y fueron a coger un taxi para regresar al hotel. Para cuando llegaron estaba lloviznando, ambos entraron al hotel cuando salieron del taxi, y fueron a la suite.

Julián se dio un baño de espuma en la bañera cuando varios minutos transcurrieron decidió que era momento de cambiarse para la cita con Ryan. Se detuvo un momento, ¿esto era una cita? Por unos segundos reconsideró sí lo era, pero que importaba si lo fuese, él disfrutaría de ese momento.

Sin Mucha LenguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora