XV

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¡PRIMER CAPÍTULO DEL AÑO!

No sé cómo describir este capítulo, porque hay tantas cosas y tantos detalles que me asusta que no puedan digerirlos del todo. Solamente les aviso que también es un poco largo, y para ya dejarlos familiarizados: cuando un capítulo me sale más largo que de costumbre, es porque hay cositas jugosas en él (de nada, plebes).

Que lo disfruten, queridos miserables.

¡Y comenten, ingratos!

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Capítulo 15

Las constantes llamadas sin respuesta de mi madre fortalecieron la incertidumbre de no haber sabido durante todo el día de mi padre.

Me llegó un mensaje de un remitente desconocido con la dirección de la casa del alcalde mientras estaba en la cocina rodeada de tres de mis amigos tratando de prepararles algo decente de cenar cuando recordé la furtiva aceptación que le había dado al amigo de mi padre. Me encontré meditando si lo más adecuado era declinar la invitación de nueva cuenta para ahorrarme un par de encuentros que me traerían dolores de cabeza.

Sin embargo, responder una de las tantas llamadas de mamá fortaleció el pensamiento de que había dejado a mi padre con un hombre que acababan de presentarme, que  conocía de oídas por las anécdotas de mi padre a las que apenas le había puesto atención y por las pocas noticias que me animé a leer donde se le nombraba como un alcalde intachable y un hombre de admirar.

Toda aquello seguía sin serme suficiente para armarme una imagen que me fuera de utilidad. Si era el padre de Ángel Hein empezaba a cuestionar lo anterior y a poner en duda la impresión que me había dado.

Dejé un momento a solas a los chicos en la cocina y me metí en mi habitación con el móvil en la oreja.

—Madre.

¡Jaehee! —el alivio que acompañó aquel grito empujó a sentir un poco de remordimiento por no haberle respondido las cuatrocientas llamadas que había hecho con anterioridad; todavía no terminaba de darle forma y estructura a la mentira que iba a darle sobre el paradero de mi responsable padre cuando su voz solicitó mi atención—. Por Dios, cariño, no sabes lo preocupada que he estado todo el día, ¿por qué no respondías? ¿Estabas ocupada?¿Dónde está el irresponsable de tu padre? Llevo horas intentando comunicarme con él —esperaba que dijera eso, al igual que ella y sin ser tan insistente, bastó con una sola llamada que me enviara al buzón para saber que mi querido padre estaba tan entretenido como para poner a cargar la batería de su teléfono—. Me va a escuchar, apenas distinga su voz le haré saber lo insensible que está siendo al no responderme.

—Duerme, mamá.

¿Eh?

El tono de su voz se tornó dócil al instante.

—Como escuchas: llegamos lo bastante tarde y cansados de la celebración como para poner a atención a algo más que no fuese poner la cabeza sobre una almohada. Yo acabo de despertar —bostecé para darme más credibilidad y dejarla más tranquila; la conocía tanto como para intuir que explotaría cuan dinamita si le dijera que se había ido con su amigo en un estado poco razonable y me había dejado tirada con la promesa de encontrarnos en la noche—. No he querido despertarlo, gastó demasiada energías poniéndose al corriente con su amigo.

JAEHEE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora