🪶Capitulo 12

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El menor jamás imaginó que su primer día terminara siendo realmente agotador, sentía su cuerpo entumecido debido a las extensas horas que permanecio quieto en su asiento, ese tipo de molestias no solían ocurrirle a menudo pues normalmente se encar...

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El menor jamás imaginó que su primer día terminara siendo realmente agotador, sentía su cuerpo entumecido debido a las extensas horas que permanecio quieto en su asiento, ese tipo de molestias no solían ocurrirle a menudo pues normalmente se encargaba de pasearse de un lugar a otro sin casarse pero ahora había sido la excepción, las normas eran distintas y por más difícil que resultará acatarlas debía adaptarse si no quería causar problemas.

Había caído la noche y junto con ella permanecio el absorto frío del bosque capaz de traspasar las gruesas paredes del edificio. Dentro de aquella habitación yacía el rubio recostado sobre la cama de tan blancas sábanas, no lograba conciliar el sueño y cada vez que lo intentaba reaparecía un sentimiento de angustia que terminaba por carcomer la cabeza del menor, tras soltar un largo suspiro decidió levantarse de aquella suave cama y con sumo cuidado escapó de la habitación asegurándose de que Yeosang, quién a diferencia de él dormía plácidamente en la cama contraria no despertará ante el menor ruido que Wooyoung hiciera.

Los pasillos se encontraban vacíos y en profundo silencio, cosa que motivo al menor a caminar tranquilo por los mismos hasta detenerse en una de las grandes ventanas para observar el exterior, al abrír éstas de par en par una relajante ola de viento hizo contacto con su calida piel provocando un que un leve temblor recorriera su cuerpo, vayas condiciones del clima en dicho lugar.

-Tal vez debería salir- trataba de animarse mientras asomaba su cuerpo por la ventana con el propósito de asegurarse que no hubiera alguien más rondando por ahí.

Al estar completamente seguro, caminó a través de las tantas habitaciones siendo precavido de cada paso que daba, continuo así hasta bajar por las extensas escaleras y posteriormente caminar por un rato más para toparse con las puertas principales, con algo de esfuerzo consiguió abrír un par de estas y salir rápidamente volviendo a cerrar tras su espalda evitando levantar sospechas.

En la oscuridad de aquellos jardines un aura solitaria pareció ser lo único que llenaba el ambiente, los cantos de pequeños grillos bajo la escasa pero deslumbrante luz de la luna estaban acompañados por la templadez del viento a la deriva.

El menor decidió sentarse en uno de los tantos troncos caídos esparcidos a su alrededor, tan solo dejo que el viento chocará contra el esperando que esté fuera capaz de llevarse consigo sus malos pesares, cerró los ojos inhalando con fuerza el aroma fresco de la noche hasta que una voz grave lo hizo sobresaltarse.

-Buenas noches.- el menor volteo rápidamente para encontrarse con el dueño de aquella grave voz, era el mismo pelinegro del día anterior.

Llevaba una casta sonrisa en su rostro y a diferencia de él portaba ropa más abrigada para el clima, sus manos estaban ocultas en los bolsillos de la misma prenda, no tardó mucho cuando observó al mayor ubicarse a un lado suyo y pronto se encontró apreciando el ambiente de igual manera.

𝑻𝒉𝒆 𝑨𝒄𝒂𝒅𝒆𝒎𝒚 - SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora