Epílogo

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Unos meses más tarde.

Athena

Me miré en el espejo muy emocionada. Llevaba un precioso vestido rojo vino hecho de tela chifón, con un escote en V, apretado en la cintura y suelto hasta los tobillos. Tenía una abertura hasta el muslo derecho, que daba elegancia al atuendo. Mi pelo estaba recogido en un alto y precioso moño, desenfadado pero elegante. Tenía los ojos pintados con rímel y con un delineador sencillo y negro. Una sombra de ojos color borgoña contrastaba increíblemente con mis ojos. También tenía los labios pintados de un rojo vino. Llevaba unos tacones altos negros y sencillos.

Alguien tocó a la puerta.

-Pasa.

Adrian entró. Tenía su pelo rebelde bien peinado hacia atrás y engominado. Llevaba puesto un traje que le quedaba como un guante, pero parecía nervioso.

-Hola.

-Hola, ¿Todo bien? Pareces nervioso.

-Es que lo estoy, voy a casarme después de todo.

Sí. Adrian Casas iba a casarse con su -de momento- prometido Jake Rubio. Yo, Violett, Teresa y Carla, éramos las damas de honor. Las últimas dos eran hermanas de Jake. 

-No te preocupes Adri, todo va a salir perfecto. Estás guapísimo, y seguro que Jake opina lo mismo.

-¿Adri? 

-Tu nuevo pronombre.-Respondí con una sonrisa.

-Ah, bueno. Pero, ¿Estás segura de que me veo bien?- Se miró en el espejo de cuerpo entero dándose vueltas en él.

Entendía su nerviosismo, sería muy egoísta e insensible si no lo hiciera. 

-Estás genial, Adri. 

-No lo sé Athe, ¿Y si algo sale mal?

-¿Qué podría salir mal?

-¿Y si él me deja plantado en el altar?

Me reí del disparate que había soltado.

-¿Dejarte plantado en el altar? ¿Tú te has visto? Eres amable, extrovertido, buena persona, guapo, no eres interesado, ni egoísta y muchísimas cosas mejores. Eres uno de mis mejores amigos, no pienses eso.

Me miró con una leve sonrisa y me abrazo con fuerza.

-Gracias, mi niña. Te quiero mucho.

-Yo también te quiero, mi niño.

Nos separamos y nos reímos. Estaba empezando a quererlo como a un hermano, desde que Marco murió, empezó a apoyarme en todo y estuvo mucho más tiempo conmigo

****

-Adrian Casas, ¿Aceptas a Jake Rubio como tu esposo?

-Sí, acepto.

-Jake Rubio, ¿Aceptas a Adrian Casas como tu esposo?

-Acepto.

Antes de que el cura pudiera decir nada más, me emocioné como nunca.

-Entonces yo os declaro marido y marido.

Ellos dos se besaron fugazmente y todos vitoreamos y aplaudimos sin control. Estaba tan emocionada que se me había escapado una lagrima que aparté con cuidado para no arruinar el maquillaje. Había conocido a Jake hace una semana cuando Adrian nos avisó que se iban a casar. Era completamente rubio con el pelo rizado, con los ojos azules oscuro y unas largas y bonitas pestañas rubias. Tenía unos pómulos definidos y una sonrisa encantadora que te prometía ser el mejor hombre de tu vida. Era alto, con un cuerpo trabajado en gimnasio. Era amable, gracioso y tenía tendencia a utilizar humor negro. A mí me cayó bastante bien desde el principio.

Una Sola MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora