—Mi señor, murió otro más.
Seth apartó con brusquedad a las dos mujeres con las que dormía en el carruaje y le lanzó una mirada de fastidio a Aura.
La chica cabalgaba lo más rápido que podía para alcanzar al carruaje y darle los mensajes más importantes a Seth, cosa que a él no parecía importarle en lo más mínimo.
Ella quería que valorara su trabajo ya que ahora desempeñaba parte de las misiones que le correspondían a Clent. Aun así, él no confiaba en ella y parecía estar lejos de hacerlo.
—Usa otro sacrificio más. El cuerno no debe dejar de sonar en ningún momento. —Las mujeres rieron en su lecho y él se tapó mejor con una de las mantas rojas en el carruaje.
Aura asintió y cabalgó rumbo a la caja donde viajaba el cuerno. La envidia golpeó su pecho por un segundo. Esas mujeres no habían hecho nada por Seth y ya obtenían más atención que ella.
Con esos pensamientos y presa de la ira, aprovechó cuando la caravana se detuvo un poco por el camino abandonado y dio la señal. Varios soldados rodeando a una carreta que llevaba una caja del tamaño de una persona. Aura se acercó, ya acostumbrada al sonido estridente del cuerno. Los animales se escondían y la vegetación se marchitaba como un constante recordatorio de las épocas de enfermedad y plagas que traía el abuso de su poder.
Durante todo el viaje por el bosque, Seth ordenó que en ningún momento cesara ese sonido, el dragón podía atacar y el cuerno, sin duda, les daba una gran ventaja. Como consecuencia, cinco hombres ya habían muerto. Quedaba solo su esqueleto, el artefacto antiguo succionaba toda su vida como una sanguijuela.
Sin embargo, eso poco importaba. Eran sirvientes y, muy gustosos, daban la vida por Seth.
Ya listos para hacer el cambio, abrieron la caja de madera. Aura había calculado bien el tiempo, el pobre hombre estaba casi muerto con el cuerno dorado en su boca, resplandeciente y succionando hasta el último aliento.
Ella empujó al siguiente sacrificio y en los segundos que duró el cambio, todos los guardias estuvieron alerta.
El silencio fue muy breve y de nuevo se escuchó ese sonido molesto. Los restos del hombre fueron tirados a un costado del camino mientras cerraban con un candado al nuevo sacrificio.
Aura sonrió y se apresuró a alcanzar de nuevo a Seth. Había completado una misión con éxito y esperaba que eso lo complaciera. Cuando estaba a punto de llegar al carruaje, una mujer robusta salió de entre los arbustos. Era de clase alta, su ropa fina y numerosas joyas lo indicaban. Uno de los guardias disparó una flecha y tuvo suerte de que esta se clavara en el árbol a su costado.
—¡Ayuda! —gritó la mujer—. ¡El dragón ha regresado!
Aura corrió junto a Woluc y ambos comenzaron a hacer preguntas. Por lo que la mujer decía, el mismo dragón que destruyó parte de Dwood estaba de regreso en el pueblo, acompañado de una mujer joven.
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Al Caer Su Reino ©
FantasyElla creció escuchando historias sobre las bestias, ahora está atrapada en las garras de una. A pesar de ser la hija rebelde, Geraldine tenía toda su vida planeada: un maravilloso prometido, las tierras de su padre aseguradas y un futuro próspero. ...