Capítulo 35

898 163 148
                                    

AURA

—Lo vas a matar —me dice Nicolás cuando entramos al camerino—. ¿Cuánto sexo han tenido desde que llegaste?

Ni puedo responder, la vergüenza me hace enmudecer.

Eric, por el contrario, sólo ríe y me abraza por la espalda.

—No sé, pero en el cuarto se la pasan cogiendo, luego hasta en el baño del hotel y aquí de seguro en una bodega o qué sé yo —dice Berenice—. ¿Verdad, Gigi?

La soprano asiente y me sonríe, no puedo regresarle el gesto. Ella lo nota y desvía la mirada.

—Ay, déjenlos, no sean envidiosos —comenta Giovanna.

Escucharla hace hervir mi sangre.

Son las hormonas, ¿verdad? No es que de pronto quiera ponerme a pelear por un hombre que indudablemente me ama y jamás me traicionaría.

¿O sí?

—Sí, no sean envidiosos —siseo—. No vayan por ahí entregando «cancioncitas» de amor a los esposos de otras.

Gigi se congela en su posición.

Minerva se atraganta con el agua que bebía y Gabriel intenta auxiliarla con unas palmadas en la espalda.

Los demás intercambian una mirada que irremediablemente termina en Gigi.

Berenice susurra, no tan bajo como piensa:

—¿En serio hiciste eso?

—Creo que esperaremos adelante —dice Eric y toma mi mano para salir del camerino—. Nos vemos.

Los murmullos estallan apenas cerramos la puerta.

Eric me mira de forma extraña.

—No debiste decir eso, Aura.

Encojo los hombros.

—¿Te preocupa lo que piense tu amiga?

—No lo hizo con esa intención...

—¿Entonces con cuál? ¿Sólo mostrarte su talento como compositora o qué?

Eric menea la cabeza y... ¿está enojado?

—No, quería animarme.

—¿Con una canción de amor?

—No, Aura, no es eso —responde levantando un poco la voz, se detiene y me mira a la cara—. Me sentía triste por muchas cosas y ella quiso demostrarme que soy alguien valioso, es todo.

—¿Con una canción de amor? ¿Es en serio lo que me estás diciendo, Eric?

—¡Es que lo estás malinterpretando!

—¡Pero si admitió que sintió o siente algo por ti! ¡Explícame qué estoy malinterpretando!

—¡Porque me sentía mal!

—¡¿Y cuándo fue eso que no me dijiste?! ¡Me has dicho que todo estaba bien! ¡¿Por qué yo no supe eso y ella sí?

—¡Porque ella estaba aquí y tú no!

«Mierda», puedo leer esa palabra en los ojos de Eric, sabe que acaba de joderlo.

»No lo quise decir así, Aura...

—¿Sabes? A veces eres tan idiota, Eric —suspiro—. Te amo como no tienes idea y eso me hace olvidar que eres hombre y que puedes decir las mismas estupideces que dicen todos los hombres.

La melodía de AuricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora