ERIC
★
—¿Y la casa anterior por qué no te gustó?
—Porque está muy lejos de nuestra casa, Eric.
Aura ni me mira mientras continúa revisando casas en la computadora. Tiene el celular a un lado, en su base, y toda la atención en encontrar una estúpida casa que quede cerca.
Yo quería que eligiera la que estaba atrás del aeropuerto, a más de media hora de nuestra casa, pero Aura no quiso. Prefiere elegir entre aquellas que están a diez minutos.
¿Luca no conoce los automóviles o qué? Y la ciudad es tranquila en comparación con otras. Las distancias son largas, pero sin tráfico; en la capital esa distancia tomaría un par de horas recorrerla.
—Pero es más amplia la anterior.
Aura me dedica una mirada pensativa y niega.
—Luca también prefiere estar cerca.
Muerdo mi labio inferior para no soltar una maldición. Luca y Aura han resultado buenos amigos, conversan bastante, aunque ella no me lo ha dicho; puedo notarlo por las cosas que me cuenta. Aura es tan despistada que no notaría que alguien se interesa en ella ni porque fuera la persona más atenta del universo, lo digo por experiencia propia, y sospecho que ese Luca planea pasar unas noches agradables mientras trabaja.
Aura es guapa. Su autoestima es frágil, ha mejorado, pero sigue siendo su peor crítica. Una vez la convencí de publicar una fotografía con un vestido rojo que se ceñía a su silueta como una segunda piel; me encanta con ese vestido. Ella aceptó, no muy convencida, y se sorprendió con todos los mensajes que recibió. Mis admiradoras obviamente le sacaron doscientos defectos, pero esos ya no le importan demasiado; sin embargo, llegaron mensajes de otros chicos que me envidiaban por estar con ella. Aura no se lo creía, estaba estupefacta.
Claro que quise bloquear y eliminar a esos tipos hasta de la existencia humana.
Todo lo que Aura tiene que soportar... Ella siempre lee comentarios así sobre mí.
—¿Estás bien? —me pregunta con un tonito inocente que me hace desearla todavía más.
Masajeo el puente de mi nariz.
—No he usado mucho los anteojos y me duele un poco la cabeza —miento.
—Úsalos, aunque sea los lentes de contacto.
—Sí, me los pondré para la fiesta.
Aura sonríe y vuelve a revisar la computadora. Está inquieta, puedo notarlo. Sabe que odio ir a fiestas, fui a demasiadas y creo que está cubierta mi dosis de fiestas para toda la vida. Sólo iré porque no sé quién estará ahí y es importante que nos vea juntos, eso dijo Mailén. Intento no ser tan «divo» con ella porque no quiero que se altere y Nicolás me mate con el bajo eléctrico.
Para Mai ser «divo» es llevarle la contraria, los demás suelen obedecer y ya; a mí me cuesta un poco más.
—¿Ya es oficial que el miércoles llegará a la ciudad?
—Sí —responde Aura con un pequeño asentimiento y una sonrisa emocionada. Creo que tengo nauseas sólo por la frustración—. Ya me ha confirmado. El lunes es mi último día para elegir una casa que cumpla con lo que quiere.
—No eres su secretaria.
Aura me mira y enarca mucho las cejas. Me cuesta mantenerme impasible.
—No, no lo soy, pero me conviene quedar bien con él, Eric.
ESTÁS LEYENDO
La melodía de Auric
RomanceLa vida de Aura ha sido cualquier cosa menos sencilla. Ha superado todos los obstáculos y se ha convertido en una escritora popular. Sus obras no sólo son leídas en varios idiomas, sino que ha recibido la propuesta para una serie de televisión en la...