Capítulo 23

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AURA

Eric parece el rey de los vampiros. No puedo sacarme esa semejanza de la cabeza mientras observo su fotografía en la pantalla de mi celular.

No es tan reciente, sino de su primer concierto en Detroit hace poco más de una semana. Asistió a una de las fiestas a las que Mailén los obliga a ir, ahora en Estados Unidos es muchísimo más importante que se relacionen con personas importantes, puede ser su pase a cosas que sólo han imaginado.

Y trato de no pensar en las exuberantes mujeres que lo rodean. Todas son preciosas. Eric se hizo fotografías con varias, todas las publicaron en sus redes sociales. Las revisé desde una cuenta falsa, sería horrible que pudieran notar que su esposa es una insegura revisando sus perfiles.

Eric se ve increíble en todas. Es cierto que luce un poco más desalineado que de costumbre, mas eso no ha mermado su atractivo.

En la fotografía que observo está sentado en un sofá rojo. Él, como siempre, viste de negro y lleva el cabello suelto. Se ha recargado en el respaldo del mueble, fuma en silencio y mira la pista de baile donde los demás se están divirtiendo. Una chica que estaba ahí lo fotografió y también ha comentado que es un poco huraño, no quiso hacerse más fotografías de las indispensables y luego se recluyó al sofá a fumar y beber en completa soledad.

—Admito que tu esposo es de lo que no hay —comenta Milo a mi lado mientras se asoma para ver mi celular—. ¿Es bueno en el sexo?

La pregunta me hace reír y le regalo una mirada acusadora.

—¿Por qué quieres saber eso?

—Sinceramente, me causa curiosidad. Henrik me ha contado algunas cosas que... bueno.

Calla. Supongo que de sus encuentros sexuales antes de confesarme sus sentimientos.

—Antes de conocerlo no sé, pero salía con muchas chicas cuando nos conocimos —recuerdo mientras guardo el celular y es inevitable evocar una de sus miradas cuando se marchaba de Arabella con otra mujer; siempre las elegía morenas, parecidas a mí—. Entiendo que la pasó muy bien como soltero.

—¿Y ahora?

El rubor me domina. Cruzo los brazos sobre el pecho y reviso la pantalla con todos los horarios de los aviones.

—No tengo ni una sola queja —musito tan bajito que ruego que Milo no me escuche, aunque claro que lo hace porque suelta una carcajada.

—Henrik dice que a Eric le falta sexo, que ya están considerando rogarte que vayas para ver si así le quitas el mal humor.

Propino un codazo a mi guapo asistente porque el nombre de su novio no es tan común y alguien podría escucharnos. Por lo pronto, nadie aquí me ha reconocido, claro. Milo sólo hace babear a mujeres y hombres, pero tampoco saben que es un modelo famoso ni que es novio del vikingo más popular del momento.

—Manejamos mal la distancia.

—No, ¿en serio? —inquiere Milo con tono sarcástico y con una mano sobre el pecho—. Si no me dices, no me entero.

Pongo los ojos en blanco.

—Ya pronto iré, estamos avanzando muy rápido.

Milo asiente.

—Me sorprende que Luca aceptara dar más peso al personaje que representa a Eric.

—Ya sé —admito.

La puerta del pasillo es abierta por el personal del aeropuerto. A lo lejos distinguimos a las personas que comienza a avanzar hacia donde estamos, sólo se desvían un momento por su equipaje y regresan al largo pasillo.

La melodía de AuricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora