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3. No puedes marcharte

Blake se sorprendió al sentir la calidez de la boca de Rai. De esos labios expertos que tomaron su erección como si fuera una paleta dulce.

Tenía que admitir que el chico estaba haciendo un buen trabajo, lamiendo, besando y chupando su pene, con esa expresion caliente de gusto.

Fue inevitable sujetarle de esos cabellos castaños que tenían horribles mechones rubios. Su mano grande, empujó a Rai a tomarlo mas. Quería ingresar por la garganta del chico e ir aún mas allá.

Rai se atragantó ante la falta de aire, pero no pretendía echarse atrás. Se las arregló para atrapar ese tronco duro entre sus labios, presionarlo mientras su lengua acariciaba esas venas sobresalientes que sabía causarían ondas eléctricas en el cuerpo entero de ese hombre arrogante.

Rara vez le sucedía, pero Blake tenía un leve sonrojo en su rostro y orejas, pues Rai estaba dejándole con la mente revuelta y confusa, no podía pensar en nada mas que en esos labios rojos, tomándolo todo.

Así no aguantaría demasiado...

Rai dejó de sentir la mano de Wolf en su cabello y por un segundo vió al hombre echar la cabeza atrás. Despues, él sintió el líquido caliente llenando su boca. Lo tragó sin pensar, ya era experto en eso y además, su sabor era mucho mejor que el de su esposo.

Rai cayó atrás, por el empujón que le dió Wolf que aún respiraba agitado.

"¿No le gustó? ¿Lo hice mal? ¿Mandará matarme?" Rai temió por unos instantes.

Wolf volvió en sí, con su misma expresión dura. Actuó rápido y tiró del brazo de Rai con bruzquedad.

Contrario a los temores de Rai, fue inclinado en el escritorio. Wolf despejó la mesa de un tiron y Rai finalmente pudo poner las manos en la fina mesa, su pantalón y ropa interior ya estaban en el piso.

"¡¿De verdad va a hacerlo?!" Se emocionó Rai.

Con disimulo, se abrió mas y empinó el trasero, que Wolf presionaba con fuerza. Recibió con gusto el par de azotes en su culo, que desde antes se esforzó en entrenar y darle ese aspecto redondeado.

Blake uso una mano para separse esas carnes tiernas y rellenas, hallando así ese agujero sonrosado y fruncido. Pasó su pulgar sobre ella, palpando la superficie y recibiendo como respuesta una contracción ansiosa que le hizo sonreir de lado.

Con algo de rudeza, Wolf llevó su mano a la boca de Rai para humedecerla y despues lubricar la suave cavidad.

—Hazlo ya, estaré bien. —Se desesperó Rai, pues no quería unos dedos, sino el gran miembro de Wolf.

El hombre le tomó la palabra y tras ponerse un condón que halló en un cajón de su escritorio, se enterró en esa cavidad que se extendió ante su intromisión.

Rai cooperó mucho para recibirlo, pues no luchó ante la invasión.

Solo pudo respirar profundo cuando Wolf ingresó por completo. Sus paredes internas estaban extendidas, tomando ese gran tamaño, pero mas que eso, Rai se sentía en la gloria.

Fue inevitable gemir y chillar ante el primer golpe que pareció remover sus organos. Su pobre próstata estaba siendo presionada por el tamaño de Wolf, nisiquiera necesito buscar su punto, porque ya lo estaba moliendo y haciendo gemir como nunca.

Rai se sujetaba fuerte del escritorio, mientras su trasero era golpeado. Wolf lo tenia atrapado de sus caderas, mientras se impulsaba de ellas para arremeter en su interior extendido, que lo atrapaba y tomaba con gusto.

Rai tenía las piernas temblorosas que ya ni le obedecían, pero eso no evitó que su parte media se contraiga y se corra ahí mismo, mientras Wolf seguía taladrando su interior.