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10. Tras los rastros

Rai estaba aturdido, dejó de oir el sonido estridente de las balas y los gritos de las personas que huían del casino. Pero sus ojos fueron testigos de lo vulnerable que estaba Blake al preocuparse por él. Quiso gritarle que se resguardara, pero no le salía la voz.

Afortunadamente, los hombres de Wolf ingresaron y equipararon el ataque, en un intento de proteger a su líder. Rai los vió y lo que mas le sorprendió, fue ver que ese muchacho timido de Michel, usó el arma que escondía y disparó con puntería certera a los que pretendían asesinar a Blake.

En algun momento, algo explotó y llenó de humo el lugar. Rai se notó siendo llevado en brazos por Blake que corría custodiado por sus hombres.

   Rai despertó despues, en una cama de hospital, con la parte media de su cuerpo vendado y con un dolor molesto que soportaba con los calmantes que lo adormecían.

—Señor Wolf —Lo llamó con voz leve y seca.

—Rai, despertaste —Joseph se acercó, siendo el que lo cuidaba.

Fue un sentimiento de desilusión, notar que solo Joseph estaba en la habitación.

—No te muevas y procura descansar. Al señor Wolf le aliviara saber que despertaste.

—¿Cuánto dormí?

—Algunas horas tan solo. Por fortuna, tu herida fue un rozón de bala que sanará en un par de semanas —Le calmó.

—¿Y el señor Wolf?

Rai dejó que Joseph lo cobijara y le acomodara la almohada.

—Está de cacería. Él es así, no se quedará tranquilo hasta encontrar a Ario.

—¿Qué pasó allá?

—No hables y descansa —Pidió Joseph, pero esa mirada de curiosidad insaciable, le hizo sentarse en una silla y responder.

—Ario es el sobrenombre de uno de los traficantes de armas mas grandes de este pais. Ya en el pasado hizo tratos con nosotros, pero esta vez nos tendió una trampa. Por lo que sé, se alió a la policía despues de ser arrestado para reducir su condena, a cambio de entregar a algunos peces gordos de la mafia —Le explicó Joseph. —Ahora mismo, despues del intento fallido de atrapar al señor Wolf, de seguro la policía está tratando de sacar a ese maldito del país.

—El señor Wolf...

—Si Rai. Él fue por el traidor. Y tranquilo, va con un ejército de hombres que le cuidarán la espalda.

Rai no preguntó mas. Se durmió mientras veía el reloj y cuando volvió a abrir los ojos, Blake ya estaba ahí.

—Señor Wolf —Rai se alegró de verlo a su lado.

Esas manos grandes tomaron la suya. No lo notó antes, pero Blake tenía manos muy cálidas.

—Me diste un susto, estúpido. —Le regañó Wolf.

Rai habría respondido, pero se quedó bobo cuando Blake llevó su mano hacia su mejilla, buscando su toque y cerrando los ojos ante el contacto.

—Si alguna vez tratas de dejarme en esta vida, te mato.

Rai sentía las orejas calientes al oir aquella ¿Confesión? No, de seguro entendió mal.

—Odio el olor a hospital ¿Cuando podré irme? —Rai cambió de tema, de lo contrario si insistía su corazoncito no lo soportaría.

—En unos días quizá, si tu herida sana pronto. —Le explicó.

Ya era demasiada suerte que la herida no sea riesgosa.