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16. Intercambio

Rai tenía la mochila en el hombro, listo para salir a clases. Aunque al llegar a la sala, vió a Blake con varios de sus hombres trabajando.

—Oh, Rai. Lo siento, estos días te llevará Andy en el carro —Le explicó Joseph en medio de pilas de documentos.

Rai lo entendió, todos estaban muy ocupados y por eso solo atinó a abrazar rapidamente a Blake y compartir un beso fugaz antes de irse.

Anderson o Andy como le llamaban todos, era el segundo de confianza despues de Joseph, Rai conocía al hombre aunque este siempre era serio en su trabajo.

Rai se metió al carro y Andy emprendió ruta. Era una pena que Blake aun no le permita tener su propio carro, pues no olvida lo que le hizo a su carro nuevo.

—Andy, usted viajó junto a Blake y estuvo acompañándolo todo el tiempo que estuvo allá ¿cierto? —Le hizo plática.

—Asi es.

—Bien ¿Hizo lo que le pedí?

El hombre le devolvió la mirada por el espejo retrovisor durante unos segundos.

—El señor Blake no lo engañó, si es eso lo que quiere saber —Respondió consiso.

—¿De verdad? ¿No llevó a nadie a su hotel o no le ofrecieron a alguien, esos tipos de la mafia?

—No que yo sepa. El señor Blake estuvo ocupado, viajando de ciudad en ciudad y apenas durmiendo. No descansó, ni tampoco nos ordenó buscar a alguien.

Con esa certeza, Rai volvió a su asiento, sonriendo al saber que Blake le fue fiel. Aunque él...

Su sonrisa se le borró, al rememorar que el traidor entre ellos era él mismo. ¿Realmente a Blake no le importó su deslíz?. Ahora entendía el temor de Joseph, Blake algún día podría explotar y acabar con Joseph y él.

Tendría que hacer muy feliz a su esposo para que eso no suceda.

⏰

Sus clases finalizaron y Andy estaba esperando puntual.

—¿Nos vamos directo al departamento?

—No, Blake llegará hasta la noche... —Rai no quería estar solo, asi que recordando algo que debía solucionar, fijó rumbo. —Vamos al restaurante familiar que queda cerca de la estación de trenes del este.

Andy no cuestionó y condujo en esa dirección.

Al llegar al lugar, con un obsequio en manos. Rai se quedó unos instantes en la entrada del restaurante, hasta que halló a su hermana atendiendo a los clientes.

Siendo paciente, se fue a ocupar una mesa y esperar que Lynda se desocupe. Ella vino minutos despues, no muy contenta por verlo.

—Hola Lyn —Saludó Rai, viendo sin querer la mancha de helado en su delantal, ademas de su rostro agotado.

—No deberías estar aquí.

—Es un restaurante público.

—¿Qué quieres Rai? Estoy ocupada.

—Me enteré que tu turno ya casi termina... Quiero hablar contigo.

Lynda quería evitarse otra discusión, pero accedió. Despues de terminar su horario se sentó en la silla libre.

—Te ves agotada. ¿Qué te pasó en el delantal y la manga de tu blusa? —Señaló Rai

—Unos niños me lanzarón un poco de helado —Lynda se restregó el rostro ante el recuerdo y el cansancio.