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19. Última jugada

—Lo mejor sería que huyera del país —Sugirió Joseph.

—A esta hora todos los aeropuertos del país deben estar alertas. Tampoco puedo salir por carretera, porque la policía espera que haga eso y mucho menos puedo huir en algun jet privado o helicoptero, sé que me derribarían sin pensarlo —Afirmó Blake.

—Siempre hay modos y sé que podremos conseguirlo.

—No me interesa huir como un cobarde, tampoco me importa la fortuna y poder que conseguí. Mis únicos objetivos son poner a Rai a salvo y acabar yo mismo con Dimitri —Blake lo tenía decidido.

—¿Cuál es el plan, señor? Sabe que yo estaré cuidándole la espalda hasta el final.

—Lo sé y por eso es que aún sigues aquí. Te compartí incluso lo mas valioso.

—Y estoy agradecido por ello, señor Wolf.

—Como sea, tengo nuevas órdenes para ti. Te encargarás de llevar a Rai fuera de la ciudad, búscale una nueva identidad para que nadie lo encuentre y transfierele todo el dinero que sea posible para que no pase carencias. Ese debe ser tu único trabajo, protegerlo hasta que todo acabe.

—¿Y usted señor? —Joseph no estaba muy conforme, aunque no lo dijo en voz alta.

—Estuve pensando y gracias a que me confirmaron que hay un ex-agente de una organizacion de inteligencia internacional, que va tras mi captura, deduje que sería imposible sobornarlo... Asi que pensé en el gobernador Miller —Mencionó Blake.

—¿Pero qué puede hacer él? La ultima vez, trató de hacerle una mala jugada y por eso secuestramos a su hijo —Le recordó Joseph, tambien viniendole a la mente la confusión y la llegada de Rai a sus vidas.

—Repetiré el juego. Secuestraré a su hijo nuevamente y sé que Miller acudirá no solo a la policía, sino a otros medios, por la seguridad de su hijo.

—Pero no podrá hacer todo eso solo —Se preocupó el asistente.

—Llamaré a algunos hombres de confianza que me ayudarán... Tambien debo ir a la bodega del sur para equiparme con armas, vehículos y hombres, que me ayudarán a acabar con Dimitri...

*

Rai oía todo el plan suicida de Blake, desde la pequeña habitación. El único obstáculo que le impedía tomar la ciudad y hacer pedazos a Dimitri, era él. Todo se reducía a Rai, por su preocupación de sacarlo del peligro, Blake estaba convirtiendose en la carnada.

—Rai, es hora.

Levantó la mirada y vió a Blake, parado bajo el marco de la puerta.

Rai lo abrazó fuerte. No había que ser adivino para entender que esto era la despedida. Blake debía batallar sin distracciones y por desgracía Rai lo era.

—No quiero... —Susurró Rai con el corazón estrujado.

—Sálvate ahora que puedes, ya no podemos seguir juntos. Ve y has las pases con tu familia y continúa como si yo no existiera. Quizá despues... volvamos a encontrarnos.

Rai negaba con la cabeza, costándole demasiado soltarlo.

—Es hora de separar nuestros caminos... Supe que tu hermana regresó a casa de tus padres, asi que por qué no vas tambien durante algunos días. Mi gente estará cuidándoles durante un tiempo, hasta que todo se solucione —Le prometió Blake.

Aun cuando tomaron rumbos distintos, tras darse el último beso de despedida, Rai aún veía atras de la ventana del carro, pues era la despedida mas dolorosa que le tocó vivir.

Joseph conducía con cautela, evitando los caminos céntricos y los puntos en los que la policía inspeccionaba a los carros.

Para Rai, todo se sentía un sueño extraño del que no era totalmente conciente. Recuerda que Joseph condujo rápido por las calles poco transitadas, en algun punto dejaron el carro abandonado y se fueron en una motocicleta que los sacó de la ciudad hasta un área rural, apenas comieron algo y otra vez fueron en un carro diferente, viajando por una larga carretera sin fin. Cuando Rai se dió cuenta, estaban en los límites de la ciudad vecina y finalmente Joseph le entregó un boleto para el tren.