Capítulo ocho:

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Hace ya mucho tiempo que no bajaba al sótano; de alguna forma extraña, me pareció haber estado en ese lugar antes.
- ¿Dónde están? - hablaba sola, mientras intentaba encontrar los pinceles.
Había una manta, muchas latas de comida y botellas de agua vacías. Me senté un momento en el suelo de ese lugar; ya que muchas cosas comenzaron a cruzar por mi mente.
- ¡Ya se quién eres! - susurré
Subí las escaleras hasta llegar a la habitación y lo vi, de puntas de pie, tratando de pintar lo más alto de la pared.
- ¿Necesitas ayuda? - dije desde la puerta.
- No; casi llego - sonrió y perdió el equilibrio, cayendo hacia atrás - casi llego - río y yo reí.
- ¿Qué sabes de jardinería?
- Nada
- ¿Conoces a alguien?
- Si; podría llamarle y vendría en un momento.
- Gracias; pero lo necesito para la semana que viene.
- ¿Porqué no ésta? - hablaba aún desde el suelo.
- Sólo quiero plantas y eso; pero no ahora. - sonreí - ¿porqué aún sigues en el suelo?
- Estoy realmente cómodo; pero mi ropa está totalmente arruinada - se puso de pié.
- ¿Quieres algo de tomar?
- ¿Limonada?
- ¿Agua?
- Creo que tu nevera está vacía.
- Totalmente; no tengo tiempo de hacer las compras.
- ¿Porqué no vas ahora?; yo terminaré de pintar el resto.
- No podría dejarte sólo..
- No robaré nada. Es la casa de mi abuela; se enteraria si lo hago.
- Volveré en unos minutos.
- Tómate tu tiempo - sonrió y continuó pintando.
Llegué a un supermercado cercano y luego de comprar muchas cosas, salí con un total de 11 bolsas en mano.
- ¿Señorita TN? - un coche oscuro se estacionó frente a mi - El señor Dong Hyun me ha pedido que la recogiera - salió del coche y me ayudó con las bolsas.
- Muchas gracias ... - no quise seguir la frase, por que se daría cuenta de que se quién es.
- Robert, puede llamarme así.
- Muchas gracias Robert - sonreí y tomé asiento en el asiento del copiloto.
Entré a la casa, dejando todas las bolsas en la cocina. Subí rápidamente, pero él ya no estaba. Toda la habitación estaba pintada y el piso limpio.
- ¿Se fue? - susurré
- Aquí estoy - escuché una voz desde la puerta.
- ¿Quieres tomar un helado?, conozco una heladería no muy lejos en la cuál venden las mejores malteadas - sonreí y él asintió.
.......
- Robert ve a buscar a TN y traela, no quiero que le pase algo en estas calles. Aún no conoce está zona - ya me encontraba sentado nuevamente en el suelo.
- No te preocupes, yo iré a buscarla.
- Gracias - colgué la llamada. Me levanté y caminé a la habitación junto.
Ya se había demorado demasiado y hasta me había dado tiempo de terminar de pintar la habitación por completo y limpiar el desorden.
Escuché algunos pasos subiendo las escaleras. Luego la vi parada frente a la pared recién pintada.
- ¿Se fue? - la escuché susurrar
- Aquí estoy - entré a la habitación. Esto se sentía raro; demasiado extraño.
- ¿Quieres tomar un helado?, conozco una heladería no muy lejos en la cuál venden las mejores malteadas - sonrió y yo asenti inconsciente.
Caminamos algunas cuadras y llegamos a la misma heladería. En la cuál un diá le compré una malteada y luego la bese en la playa, a sólo unas pocas cuadras.
- ¿Quieres una malteada? - se giró a preguntarme.
- Estaré bien con una botella de agua - sonreí.
- Pero quiero pagar tu trabajo, con una forma dulce.
- Tu elige el sabor - ella sonrió y se volteó a hacer el pedido.
- Ahora te traerán tu pedido, ¿te gusta el de frutilla verdad?
- Claro.
- Espero que si - hizo una pequeña sonrisa.
Llegó una muchacha con las malteadas y las colocó en la mesa.
- ¿Me acompañas a un lugar? - se puso de pie.
- Está bien. De todas formas no tengo nada que hacer - la seguí hasta la playa.
Ella tomó asiento en la arena. En el mismo lugar, en dónde estuvimos sentados.
- ¿Qué tal tu malteada?
- Deliciosa.
- Lo sabía - suspiró.
- Espero no te moleste, pero necesito llamar a alguien - ella asintió y me aleje.
Tomé mi celular y llamé a Robert.
- ¿Estas ocupado?
- Para ti siempre estoy libre.
- Me siento algo extraño.
- ¿Qué sucede?
- Estamos en la playa, con malteadas. Aquí estuvimos un día - suspire - ven a buscarme por favor.
- ¿Estas seguro?
- Si; sólo ven. - colgué la llamada. Mi voz se escuchó realmente apagada.
Volví a dónde estaba TN y me despedí. Caminé hacia la calle y dejé caer la malteada en un vote de basura.
- Esto es más duro de lo que creí - hice un gran suspiro.
Llegó Robert, subí al auto y al llegar a la casa, me senté a pensar en mi habitación.

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